El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Quienes hacen la paz serán llamados hijos de Dios porque en realidad actúan como su Padre celestial.
Hay en nuestras sociedades una creciente hostilidad hacia el cristianismo, así como un desconocimiento general del mismo por parte de personas “cultas y educadas”
El hacedor de paz conoce esta situación de caída moral en que se encuentra el ser humano y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para promover, a pesar de todo, la gloria de Dios.
Una creación a partir de la nada o un universo sin comienzo requieren por igual la existencia de un Dios creador trascendente.
La Biblia enseña que el problema está en el corazón del hombre y mientras éste no cambie su manera de ser, no habrá verdadera paz en el mundo.
La ciencia es posible porque el cosmos es creación inteligente y el ser humano criatura hecha a imagen y semejanza del Creador.
Quienes desean hacer la paz en el mundo tienen que llevar también la cruz con su Señor. No se trata de una tarea fácil.
La actitud ingenua de los pequeños peces, que se olvidan de la buena costumbre de huir prudentemente, me hace pensar en la vida cristiana.
La paz que deben construir los cristianos no puede buscarse a cualquier precio que rompa el compromiso con Cristo o con los valores del evangelio.
Esta pequeña estrella me impide creer en el dios azar y sus profetas, el sinsentido y la falta de propósito.
¿Puede el hombre lograr por sí mismo semejante limpieza que le conducirá a la visión del Creador?
¿Quién le ha dado clases de diseño y arquitectura a este pequeño pájaro de apenas once centímetros?
Quien puede subir al monte del Señor y permanecer ante su presencia es aquel que posee las manos limpias y puro el corazón.
¿Por qué resulta tan difícil para nosotros convivir sin chocar? ¿a qué se debe que las iglesias se dividan tanto?
La Biblia dice, en contra de las teorías de la Ilustración, que los problemas del hombre se originan en el mismo centro de su ser.
La torre de Crest (Francia) es una antigua fortaleza romana, una de las primeras en aceptar la fe protestante reformada.
Una nueva visión de las bienaventuranzas.
Dios es capaz de sacarnos de ese mar de las tribulaciones humanas, en el que a veces nos metemos nosotros solos.
Si no somos misericordiosos con nuestros semejantes es porque todavía no hemos comprendido lo que significa la gracia y la misericordia de Dios en nuestra vida.
Ante el olvido de esta amarga página de la historia, el libro de Benlliure viene a refrescarnos la memoria para que jamás vuelvan a cometerse semejantes atrocidades.
Algunas mujeres hugonotes no querían renunciar a la lectura de la Escritura y escondieran pequeños ejemplares entre los pliegues de sus cabellos.
La mejor manera de poner a prueba la verdadera misericordia es frente a la ofensa injusta.
Los experimentos individualistas tarde o temprano terminan por enredarnos en problemas psicológicos de los que resulta muy difícil salir.
Es posible deducir del sermón del monte que, en la vida del cristiano, es más importante el verbo ser que el hacer.
En el ecosistema se generan sinergias de todo tipo en torno al ser humano que, a pesar de todos los pesares, continua siendo mayordomo de la creación. El Creador así lo decidió.
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