“Todo el mundo” quiere creer que es solidario, pero “del dicho al hecho hay un trecho”.

Basta leer los evangelios para darnos cuenta de que Jesús no sólo no despreció nunca a ninguna mujer sino que además luchó contra las injusticias de su tiempo en su defensa.

La escuela debería mostrarse independiente de los intereses de este aplastante mercado del terror. Sin embargo, por comodidad o por ignorancia, en ocasiones, hace apología del mismo.

Lejos de ser una metáfora, la navegación, aunque sea online, necesita de patrón. Seamos los padres los patrones del barco en el que nuestros hijos menores navegan.

Para muchos, las Nuevas Tecnologías toman el lugar de Dios como realidad suprema y su uso se convierte en la senda hacia lo divino.

Es necesario mentalizarse, prepararse y estudiar para sacar adelante lo que quedó pendiente durante el curso.

El cristianismo distingue en el ser humano, no solo el alma y el cuerpo sino también el espíritu.

La mayoría de los niños que suspenden no realizan sus tareas escolares porque nadie que él valore de verdad se las reclama.

En menos de un mes, debemos plantar cara a la 3ª y última evaluación. Seas padre o hijo, déjame aclararte el calendario.

Hay veces en las que alguien me propone hacer algo y le digo “No. No puedo… No tengo tiempo”. ¿Qué quiero decir, en realidad? 

¿Hasta qué punto somos conscientes de que las pequeñas acciones que sembramos cada día son importantes?

Sea en la pareja, la familia, la amistad, el trabajo o el ocio, parece claro que el ser humano necesita la interdependencia para crecer.

¿Cómo saber si mi hijo estudia o no antes de ver los resultados en el boletín de calificaciones trimestral?

¡Qué fácil es desear ser como Gordan Nikolic! Pero qué pocos queremos ser el ayudante que pasa las partituras al Verdadero Artista.

 A veces, solo cuando perdemos algo importante, comenzamos a valorarlo como se merece.

¿Qué vale más: tu tiempo o tu dinero? La confianza no se gana con euros sino con horas.

Existe una cultura que honra al máximo las canas, y no es la nuestra.

Las prioridades las marca lo que ahora llamamos “el ritmo de vida”. No sé exactamente qué significa esto pero lo oigo a menudo como justificación de todo lo que no puedo, no quiero o no llego a hacer.