Las prioridades las marca lo que ahora llamamos “el ritmo de vida”. No sé exactamente qué significa esto pero lo oigo a menudo como justificación de todo lo que no puedo, no quiero o no llego a hacer.
Maurice Sendak ilustró Donde viven los monstruos. Su obra fue llevada al cine por Spike Jonze. En ella, Max, un niño de unos 10 años, se ve sometido a situaciones desagradables que él mismo no termina de entender.
En la escuela, el profesor habla del fin del mundo; en casa, su adolescente hermana le ignora completamente para poder hablar por teléfono con sus amigos. Su madre, prisionera de las circunstancias -decisiones que un día tomó y de las que hoy recoge sus desagradables consecuencias- tampoco le dedica a Max la atención que necesita. El poco tiempo del que dispone en casa, apenas da para limpiar, solventar las últimas incidencias del trabajo e intentar buscar algo de apoyo emocional probando una nueva relación con otro hombre.
Max no es tonto. No sabe lo que quiere pero sí lo que no le gusta. A veces llora, también inventa historias para evadirse. Otras, las peores, se calza su traje de monstruo para comportarse como tal: grita, patalea, muerde a su madre y hasta le grita “-te odio” -después de escaparse de casa.
¿Quién no sueña con eliminar aquello que no le gusta? Max no eligió ni venir al mundo ni que sus padres se divorciaran. Tampoco decidió sobre la hermana que le tocaría tener. ¿Está justificado su mal comportamiento? En medio de la adversidad, Max ha descubierto que quizá su traje de monstruo le sirva de coraza. Decide huir y huye. Max sufre y decide, pero no lo hace desde la madurez sino desde el dolor. Cruza la frontera de lo que se debe y no se debe. Se rebela y naufraga hasta llegar a una isla “donde viven los monstruos”.
Allí, para nuestra sorpresa, es erigido rey por los mismos. Al fin, un poco de reconocimiento. Max les miente una y otra vez sobre su pasado. Les engaña y les hace creer lo que no es. Max se convierte en el mayor monstruo de la isla. Pero no todo acaba ahí.
¿No es por nuestros hijos por quiénes luchamos tanto? Pertenezco a la “joven” generación del 76 y no he crecido con mis abuelos en casa. No sé lo que es llegar del colegio y saludar primero al abuelo porque, “ahora, el abuelo está mayor y le cuidamos nosotros”.
Max, el protagonista de Donde viven los monstruos tampoco tuvo abuelo en casa. El concepto de familia está cambiando mucho. Quién cuida de quién y en qué momento, también. Hemos convertido el turno de la fábrica y el contrato basura en principios que gobiernan nuestras familias.
Las prioridades las marca lo que ahora llamamos “el ritmo de vida”. No sé exactamente qué significa esto pero lo oigo a menudo como justificación de todo lo que no puedo, no quiero o no llego a hacer:
-si es que llevamos un ritmo de vida vertiginoso… -¿Cómo voy a dejar de trabajar para cuidar a mi padre? ¿Quién traerá el dinero a casa? ¿Cómo pago la hipoteca? ¿Cómo no me voy a ir de vacaciones después del añito que llevo?
Estoy pensando en aquellos individuos que, ya desde la infancia, están perdiendo sus referencias familiares básicas, una parte importante de su identidad. Lo tenemos y lo tienen difícil. ¿Podemos hacer algo? ¿Qué puede hacer un maestro, un profesor, un psicólogo, un policía, un asistente social, un juez, un teólogo? ¿Qué puedes hacer tú?
Max, el protagonista, finalmente vuelve a casa. Se da cuenta a tiempo de que él, en realidad, no es un monstruo. Ni siquiera haciendo el salvaje es feliz. Necesita los límites del hogar.
No puedo evitar pensar en los que no vuelven, en los que permanecen donde viven los monstruos todos los días de su vida hasta convertirse en jóvenes, adultos y ancianos arruinados, en definitiva, monstruos arrugados que no conocen un antes ni un después feliz.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o