Es necesario mentalizarse, prepararse y estudiar para sacar adelante lo que quedó pendiente durante el curso.
Receptor y destinatario no siempre coinciden. El destinatario de este artículo es cualquier estudiante con alguna asignatura pendiente para septiembre. Sin embargo, lo más probable es que los receptores del mismo no sean los estudiantes sino sus padres. Así que, si eres padre, te presento el discurso que yo tendría en cuenta a la hora de hablar con mi hijo sobre las materias que tiene pendientes. Si eres estudiante, me alegro de que tú mismo lo leas en primera persona. En cualquier caso, si durante todo este proceso que te planteo, tienes alguna duda, puedes contactar conmigo a través de @elblogdefran. ¡Mucho ánimo! ¡Espero que apruebes!
MENTALÍZATE, PREPÁRATE Y ESTUDIA.
1ª clave: MENTALÍZATE. Antes de pasar a la acción, mentalízate.
Estoy seguro de que no querías que te quedara ninguna asignatura para septiembre, pero por diversos motivos, la realidad es que tienes que presentarte para recuperar una o varias materias.
Después de superar esa decepción inicial normal, te animo a que lo veas como una segunda oportunidad para superar el tropezón inicial.
El primer paso para esto es mentalizarse desde el primer momento. Aparentemente, puede parecer sencillo, pero no es así. Compruebo esta dificultad cada vez que examino a los alumnos. Son muy pocos los que, en los momentos previos del examen, están concentrados en lo que van a hacer.
Un ejemplo práctico, fíjate en la cara de @RafaelNadal minutos antes de jugar una final. ¿Qué observas? ¿En qué crees que está pensando? ¿Crees que es la primera vez que ha visualizado ese partido en la pista? Estoy seguro de que no. Nadal habrá imaginado repetidamente en su mente cada uno de los golpes que ha entrenado, cómo debe responder ante las virtudes de su contrincante, cuáles son sus puntos fuertes y cuáles las debilidades de su oponente. Observa el rostro de un saltador de trampolín segundos antes de saltar, o el de un jugador de golf antes de golpear. Fíjate en la cara de @SergioRamos mientras forma con sus compañeros y escucha el himno de su equipo minutos antes del partido. En cualquier caso, este proceso de concentración y mentalización no comienza en esa etapa final sino mucho antes.
Uno de los mayores enemigos que encontrarás será “la falsa humildad”. Escucharás a gente decir “nunca soñé con llegar hasta aquí, soy una persona afortunada”. Falso. En el 99,9% de los casos, si analizas la trayectoria de esa persona, observarás que ha vivido por y para eso desde muy temprana edad. Su vida, de hecho, no se concibe sin aquello en lo que ha conseguido éxito. Aunque no hubiera conseguido llegar a lo máximo, habría seguido haciendo lo mismo. Cuando preguntan a los deportistas si de pequeños se fijaban en otro deportista, responden afirmativamente citando el nombre de su ídolo o referencia.
¿Has soñado alguna vez con sacar un 10, aprobar todas o ser un estudiante de referencia para tu clase? Si no lo has hecho, debes proponértelo ya. No establezcas expectativas falsas, ni hacia arriba ni hacia abajo. No digas “voy a aprobar todo” si no estás dispuesto a entrenar; tampoco digas “estoy seguro de que voy a suspender” si te estás esforzando cada día. Una expectativa real es: voy a prepararme y esforzarme. Voy a planificar bien el estudio de las materias y voy a hacer todo lo posible por aprobar”.
Los estudiantes suelen decir “yo no estudio”. Pero eso no es cierto. Quien saca buenas notas, estudia. Ya lo creo que estudia. Y si alguno saca buenas notas sin estudiar, será la excepción que confirma la regla y no al revés.
Mentalízate antes, durante y después: ¿qué asignaturas vas a preparar? ¿Cómo te vas a organizar? ¿Estudiarás por las mañanas o por las tardes? ¿Quién te puede ayudar? ¿En dónde vas a estudiar? ¿Usarás la biblioteca, tu habitación, una academia? ¿Quién te puede facilitar un cuaderno de referencia? ¿Qué vas a hacer cuando no te apetezca estudiar? Si tuvieras que elegir un modelo de compañero ¿quién sería? ¿Cuál es la nota máxima que crees que puedes sacar? ¿Y si te esfuerzas al máximo? Busca un compañero de estudio para trabajar en equipo. Será como salir a correr en pareja, es mucho más ameno. Podrás intercambiar impresiones según vayan pasando los días. Ya sólo te quedan dos pasos: prepárate y estudia.
2ª clave: PREPÁRATE.
Si quieres cocinar un plato exquisito, necesitarás ingredientes exquisitos. Si vas a preparar una pizza, no pueden faltar la masa, el tomate y el queso. Si quieres arreglar una puerta necesitas las herramientas en buen estado; y si quieres curar a un enfermo, las medicinas adecuadas en las dosis correctas. En fin, si quieres aprobar en septiembre, necesitas tener con la mayor exactitud posible (prepara boli y papel):
–Los temas de los que te examinas. elimina lo que no entra.
–El cuaderno fotocopiado de alguien que tenga bien hechos todos los ejercicios del curso.
–Un resumen de lo que te han preguntado a lo largo de todo el curso. Haz memoria, coge el libro, repasa los principales puntos y marca aquellos que te hayan preguntado en los controles parciales y exámenes de evaluación.
–Un plan de trabajo y estudio:
a) Cuenta el número de días de que dispones para estudiar. (Julio: 27 días y agosto: 27 días; en total 54 días, descontando los días de descanso.).
b) Reserva un 10% de los días totales (en nuestro caso 4, 5 o 6 días) para memorizar todo lo que has trabajado antes de los exámenes; es decir, la última semana de agosto, te dedicarás exclusivamente a memorizar.
c) Conviene que establezcas la rutina de descansar totalmente el sábado o el domingo. (4 domingos en julio y 5 en agosto.
d) Cuenta las horas que dedicarás al día. (¿4?, puedes repartirlas, dos por la mañana y dos por la tarde; o hacer otras combinaciones: 3 +1…).
e) ¿Cuántas asignaturas debes preparar? (¿4?), ¿cuántos temas tiene cada asignatura? (¿12?), esto querrá decir que tienes que estudiar 48 temas (12×4) en 48 días o 192 horas. Dispones de un máximo de 4 horas por tema.
f) Escribe en tu calendario qué tema o temas vas a estudiar cada día.
Trabaja los temas de lunes a viernes; el sábado dedícalo a repasar y el domingo a desconectar y descansar. Si algún día, por circunstancias personales o ajenas no cumples tu planificación, procura recuperarlo distribuyendo esas 4 horas repartiéndolas poco a poco: añadiendo una hora más al día durante 4 días.
Esto es solo una propuesta. Si ves que te cuesta planificar, pide ayuda. Este paso es muy importante para lograr tu objetivo. Organiza los contenidos de tal manera que te sean fáciles de memorizar. Einstein decía que lo que no somos capaces de dibujar, no lo hemos aprendido. Si eres como yo, no muy diestro en el dibujo, pensarás que lo tienes difícil. Sí, pero no. Lo cierto es que no se trata de hacer una obra de arte sino encontrar símbolos o iconos, incluso garabatos que nos ayuden a recordar los contenidos. Un último paso: estudia.
3ª clave: ESTUDIA, todo lo que puedas.
No me cansaré de insistir en que no solo es muy importante respetar tu planificación sino también utilizar el material adecuado. Si estudias lo que no es importante, no servirá de mucho tu esfuerzo. Compara la información que tú tienes con la que tiene el cuaderno del compañero que mejor nota ha sacado en tu clase.
Cuando llegues a la última semana de agosto, se supone que habrás leído ya, esquematizado y trabajado todos los conceptos y ejercicios más importantes de cada tema.
Ahora toca memorizar. Habrá momentos en los que pienses que el contenido es demasiado, que no te da tiempo, que lo vas a hacer muy mal, que no lograrás aprobar… En esos momentos debes enfrentar esos pensamientos negativos y recordarte que tú has cumplido tu parte, has trabajado a lo largo del verano, has respetado el horario, has preparado los temas, has tomado las mejores referencias posibles y, ahora, estás memorizando conceptos claves. Sigue adelante. No te rindas. Estás llegando al final de la carrera.
El día antes de los exámenes descansa. Tampoco lleves los apuntes al examen. Confía en ti. Lo que tenías que hacer lo has hecho ya. Recuerda, antes del examen ya no es tiempo de memorizar o trabajar, tampoco de repasar sino otra vez de volver al principio y MENTALIZARSE.
Concéntrate, piensa en que lo vas a hacer muy bien. El examen es tu oportunidad para demostrar que no te has estado “tocando la barriga” todo el verano. Has estado trabajando y estudiando. Demuéstranoslo a los profesores, demuéstraselo a tus amigos y familiares… Demuéstratelo a ti mismo. Estoy seguro de que si te lo propones en serio, lo conseguirás.
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