El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La larga conversación que tiene lugar entre Jesús y la Samaritana es un ejemplo de cómo se ha de tratar a una persona que queremos ganar para nuestra fe.
María estaba fuera llorando junto al sepulcro. Se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. Y El le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? (Juan 20)
El silencio de los hombres es cómplice. No existe la neutralidad: es tomar posición a favor del abusador.
Jesús nos ha llamado por nuestro nombre, sabe nuestra vida y nuestros retos, no le ha importado que seamos de la minoría y ha pasado por encima de nuestros pecados, solo nombrándolos para que nosotros mismos nos demos cuenta que son el claro síntoma de nuestra sed.
En esta historia destacan dos grandes temas: el don de Dios, encarnado en la persona de Cristo y la espiritualidad de Dios.
El evangelio llegó a Samaria tras un encuentro especial, el de Jesús transformando la vida de una mujer.
Un estudio novelado de Juan 4:1-42.
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