El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La campaña “invita a los cristianos de todo el mundo a unirse en la oración y la acción para responder a las consecuencias negativas del cambio climático.”
Las Iglesias deben avivar esta conciencia, formando y sensibilizando, animando a las buenas prácticas ambientales, personales y familiares, pero también ellas mismas deben predicar con el ejemplo.
Al orientar el desarrollo de una forma materialista y codiciosa, el ser humano ha ido generando daños e impactos que resienten el planeta y del que todas las especies, incluida la humana, son víctimas.
Las comunidades de fe en general, y los cristianos evangélicos en particular, hicieron conocer su presencia e hicieron oír sus voces en la COP 21.
Humor crítico inteligente.
En París se discute el futuro del planeta. Los cristianos tenemos algo que aportar, pero debemos empezar por la autocrítica, explica el experto en desarrollo sostenible Oscar Margenet.
Siete fotos aéreas que muestran la explotación de recursos, la desertización y otros efectos provocados por la acción humana en el medio ambiente.
“Algunos admiten la importancia del tema pero no lo consideran una responsabilidad personal. Quizá esta es la opinión mayoritaria entre los cristianos”. Un fragmento de “Ecología y cambio climático”, de Miguel y Pablo Wickham (Andamio, 2012).
“Hemos confundido nuestra política con nuestra fe”, piensa la respetada científica atmosférica de fe evangélica Katharine Hayhoe. “Si realmente creyéramos lo que dice la Biblia, estaríamos al frente de este asunto”.
No se puede decir que la sequía fue la causante de la situación, pero desde luego es un factor importante.
“Aceptar lo que dicen los científicos sobre el cambio climático y entender que otras especies tienen valor para Dios es una amenaza para nuestro estilo de vida tan egoísta”, piensa David Bookless, miembro del cuidado medioambiental NGO A Rocha.
Más de 170 líderes del país envían una carta a Obama respaldando un plan para reducir las emisiones de dióxido de carbono en las centrales eléctricas.
La comisión de seguimiento del Plan Urbanístico hace una modificación sorpresa el día antes de aprobarse. El cambio elimina la posibilidad de construir viviendas y aumenta el techo hotelero y comercial hasta 600.000 m2.
La encíclica critica con dureza el sistema económico impulsado por el capitalismo feroz que daña la naturaleza, y por tanto, a los seres humanos más débiles.
La Iglesia de Inglaterra vende, por 16,3 millones de euros, las participaciones en compañías que basan su negocio en los combustibles fósiles.
Mientras mantienen su condición, los verdaderos discípulos de Jesucristo benefician a la humanidad y al medio ambiente; caso contrario, se asemejan a la sal que ha perdido todo su valor y es pisoteada.
Según la tesis doctoral de Steven Van den Heuvel, la teología de Dietrich Bonhoeffer nos puede decir mucho sobre cómo los cristianos deberían cuidar el medioambiente.
Los cristianos tenemos una doctrina del cuidado de la creación que debemos empezar a tomar en serio.
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