El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Toda la primera parte de la Biblia contiene casos de antropomorfismo.
¿Se refería Don Quijote simplemente al dar contra los muros de la Iglesia o pensaba en el peligro que supone tener a la Iglesia católica en contra?
Cuando Cervantes alude en el capítulo 47 a un carro de fuego, que lleva a su ocupante por los aires con extraña ligereza, tiene en la mente al arrebatamiento del profeta Elías.
Salomón escribe sobre la fuerza del amor humano como el que latía en el corazón de don Luis.
La Biblia ha venido guiando la historia desde el principio del tiempo, venciendo tormentas de odio, apaciguando tempestades de controversia, llevando la civilización a tierras extrañas y la paz a hogares civilizados.
En el Nuevo Testamento existen cuatro epístolas escritas por el apóstol Pablo a los romanos, a los corintios y a los gálatas. Son conocidas como cartas de la cautividad.
Las letras de la Biblia cumplen las exigencias que pedía Aristóteles, contribuyen a la prosperidad espiritual de la persona y son un consuelo en la desgracia.
Según la Biblia, el que duda es como «la arena del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6).
Los numerosos nombres para indicar las varias edades del niño atestiguan el interés de la Biblia por los pequeños. El Antiguo Testamento contiene numerosas enseñanzas respecto a los niños.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista predica la penitencia como un viraje de vida completo.
Para la Biblia, el verdadero amor, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada sin exigirle nada.
Muchos siglos antes de que Cervantes diera vida a Leandra, uno de los autores bíblicos se había referido a dos mujeres de gran belleza.
La Biblia añade que el agradecimiento consiste en un sentimiento en el fondo del corazón, una expresión de reconocimiento y un obsequio de compensación.
Algunos comentaristas de la Biblia han querido ver contradicciones en el libro de Dios, sin tener en cuenta la forma de hablar en aquellos lejanos tiempos, conforme a las apariencias sensibles. La manera vulgar de hablar se basaba en lo que externamente aparecía a los sentidos, y no pretendía afirmar más que eso.
Decía Cicerón que la idea de la crueldad es de sí inmoral y nunca puede dar origen a algo útil, como pretendían los cuatro criminales que privaron a un hombre bueno de sus pasatiempos favoritos: la lectura.
Lo humano es la herencia de Adán, creado del polvo de la tierra, terreno. Lo divino es celestial, del cielo, de donde vino Cristo, que a través de la conversión nos trasmite una imagen espiritual, celestial.
Rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo: hacerse caballero andante.
Tal como suele ocurrir en el mundo de la literatura, Isabel Allende nunca se definió en materia religiosa.
En su obra Ética e infinito Lezama Lima sostiene un diálogo constante con Dios, al que llama el Otro, con mayúscula.
Si bien nació en el seno de una familia católica, en casi toda su obra se desentiende del tema religioso.
Como le ocurría a Rubén Darío, a Miguel de Unamuno, a Juan Ramón Jiménez y a tantos otros grandes pensadores, a Huidobro le obsesionaba el tema de la muerte.
Jamás he hallado a un escritor tan contradictorio como Vargas Llosa cuando se enfrentan al tema religioso.
En 1950 Onetti publica una de sus novelas más conocidas: La vida breve. En ella se refleja una serie de problemas existenciales.
Mucha de la literatura del autor mexicano tiene un trasfondo netamente religioso; este hecho hay que tenerlo en cuenta para comprender su prosa.
Respecto a Dios, el ateísmo de Vargas Vila se evidencia en términos absolutos.
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