El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El glamur de una vida de fiesta en fiesta en la Gran Manzana se muestra especialmente en su novela de 1958, Desayuno en Tiffany´s.
Hay un vacío, un hambre, que no se puede llenar ni satisfacer. Es algo que sabes que te falta, pero no sabes qué es. De ello habla Jesús en este capítulo.
El mayor regalo que recibió Capote la última Navidad con Sook fue “el gran descubrimiento” que hizo ella aquellas fiestas.
El diagnóstico bíblico no es fácil de aceptar, ya que nadie quiere asumir su culpa. Para escapar de ello, se busca, como en las novelas de Golding, un chivo expiatorio para nuestra maldad.
¿Cuál es el baremo para considerar algo verdadero o cierto? Esta pregunta está presente en el capítulo que abordamos de la buena noticia según Juan.
Hemingway buscaba ese amor liberador, que todos ansiamos. El problema es que como él, no nos atrevemos a dejar todo y perseguirlo, porque nos mostraría lo que somos en realidad.
He aprendido mucho de Samuel, pero lo que más me ha impresionado siempre de él es su sencillez. Una de las cosas que más me ha sorprendido en la vida, es que los mayores hombres de Dios que he conocido son también los más humildes.
Al final del camino, nos pueden faltar respuestas. Pero cuando se llega a la edad de Samuel Escobar, uno ve la vida con otra perspectiva. Así llegamos al final de estos programas especiales, dirigidos por José de Segovia.
Reconocemos el diagnostico que hace la Biblia de nuestra triste realidad. Pero hay una esperanza de salvación, que no viene de nosotros, sino de Aquel cuya sangre nos limpia de todo pecado.
La identidad es lo que más preocupa en nuestro mundo. Escobar se acercó a esta cuestión y profundizó en qué significa ser evangélico.
Álvaro Pombo, el nuevo Premio Cervantes, es académico de la lengua, un autor popular, ganador de diversos premios, pero que escribe siempre a contracorriente.
Ante la realidad de la vejez, Samuel reflexiona cómo se enfrenta al paso de los años y la debilidad.
Si confiamos en “los príncipes de este mundo”, nuestra bondad e ideales, cometeremos el error de creer haber encontrado en alguien una integridad que no hay en ningún ser humano.
Al llegar a una edad avanzada, Escobar mira no solo al pasado, sino también a los desafíos que percibe para la generación actual y la próxima.
Dios anuncia una nueva creación en la que el cielo y la tierra ya no estarán separados. Cristo no ha venido sólo a salvar a muchas personas, sino a redimir a la creación de los efectos del mal.
A principios de siglo XXI Samuel se establece en Valencia, iniciando una etapa diferente.
Hace bien, el músico australiano, en seguir leyendo la Biblia. Es así cómo ha adquirido un “sentimiento en general de que hay algún tipo de divinidad en el mundo”.
La expansión del cristianismo por todo el mundo va haciendo que este cambie su rostro global. Escobar recuerda los esfuerzos de educación teológica tanto en el Norte como en el Sur.
No es lo mismo, la fe que lo que nos gustaría creer. La fe se basa en la revelación de una verdad en la que podemos confiar.
Muchos creen que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Pero en este capítulo vemos lo contrario, que Dios ayuda a quien no puede.
Desde su labor docente y como escritor, Escobar ahonda en cómo la misión evangélica implica necesariamente abordar las injusticias.
Ahora vuelve en Raíces de Ginseng a su autoritario padre, la madre entregada a Dios y, además de su hermano, descubrimos también que tiene una hermana y la relación del entorno agrícola en que creció con empresarios chinos.
Nos cuesta entender que nuestra visión de la realidad es limitada. En la conversación del pozo, Jesús se muestra como el salvador del mundo.
En Latinoamérica se desarrollan diversas corrientes teológicas que ahondan en el problema de la pobreza. Samuel Escobar respondió a las inquietudes que se levantaban en un debate que trascendió a lo teológico.
La trilogía que dirigió Coppola, cuya segunda parte cumple ahora 50 años, tiene “la intención de ser una especie de Orestíada mostrando cómo el mal reverbera en cada generación”.
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