Dejar de ser niño es una de las peores decisiones que tomamos en la vida.

Cuando en las congregaciones hay roces con los adultos, los niños, extremadamente sensibles, son los más perjudicados y pagan el pato.

Un problema de lógica infantil, un fenómeno viral en China, que resuelven niños de seis años en pocos segundos, pero muchos adultos tardan más de media hora.

Un estudio realizado a 24.000 jóvenes de entre 7 y 19 años pone de relieve la creciente preocupación por la falta de una protección sólida para los niños en internet.

Ésta es la segunda parte de una entrevista a Eva López, hablando sobre su publicación de “Tiempo Libre, ¿lo disfrutas?” (Publicaciones Andamio, 2010), centrada en los jóvenes.

A medida que pasan los años, uno tiende a idealizar un poco la infancia, cuando empezamos a sentir cierta nostalgia por la inocencia perdida. El niño tiene sin embargo un lado oscuro, que pocos escritores han logrado reflejar como Maurice Sendak, en su inquietante libro Donde viven los monstruos (Alfaguara). Este relato ha sido adaptado al cine por Spike Jonze, en una película que acaba de salir en DVD y nos invita a hacer un viaje por el lado salvaje de la vida.

En diez años, los valores morales del ámbito privado que tradicionalmente se reprochaban a los jóvenes han terminado por calar hondo y ganar puestos entre los adultos españoles. Ahora se piensa que «hay que vivir sin pensar en el mañana», «hay que arriesgarse por cosas nuevas», «tener muchos amigos» o «disponer de mucho tiempo de ocio». Son resultados que arroja la una última encuesta entre la población de 15 a 64 años.

Cada vez más se produce en España un fenómeno social que, hasta ahora, se estimaba minoritario. Jóvenes que viven en casa, pasan de la veintena, no trabajan, ni estudian y no buscan trabajo. Algunos de ellos mimados en su infancia y criticados en la pubertad. Los expertos no debaten sólo sobre quién recaen las culpas: también intentan ofrecer soluciones a una situación que ya afecta a 60.000 jóvenes según el Gobierno, aunque algunos expertos multiplican esta cifra por diez.

Uno de cada tres niños y adolescentes de 10 a 17 años usa videojuegos recomendados para mayores de edad, el 57% de ellos reconoce que mata o tortura personas en esos juegos y el 35% dice que dedica más de una hora diaria entre semana a esta diversión. Son datos de un estudio sobre videojuegos y menores, presentado por el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y la ONG Protégeles.