En el libro pude ver a un Stuart abriéndonos su corazón, muy consciente de su edad y llegando con hechos reales, hasta el día de hoy, recordando personas muy importantes bien conocidas por todos y otras sencillas, pero con un valor muy importante para él.

Puede llamarme el Señor en cualquier instante a su presencia; estoy preparada, un día le entregué por completo mi vida, y mientras tanto, puedo cantar.

La próxima vez que te encuentres adorando, no olvides ir con un corazón enamorado de Dios, deleitándote en él, satisfaciéndote en él mientras lo haces.

¡Qué, con la luz de la Palabra y ardiendo en el Espíritu Santo, muchas almas puedan ser llevadas a los pies de Cristo!

De la señora Hortensia aprendí que no siempre sirve más el que más brilla, sino el que tiene el corazón dispuesto.

Tenemos que arder en el Espíritu Santo y ahí es cuando veremos al Hijo del Hombre en medio de nuestros fuegos y experimentar como las llamas no nos pueden quemar.

Tal vez nos sintamos desesperanzados y pensamos que no podemos seguir, es entonces cuando nuestro pastor viene a nuestro lado.

A pesar de la niebla y de la lluvia, veo las estrellas y las intuyo sobre mi mar, y en estos momentos es cuando pienso que mi creador, salvador y redentor, todo lo sabe y cuida de mí.

El amor incondicional de Cristo nos da la ayuda para soportar toda esa serie de situaciones dolorosas.

El Dios que creó y sostiene el universo, también te sostiene a ti, sólo tienes que acudir a él buscando ayuda en el nombre de aquel que se entregó por ti en una cruz.

Somos pequeños objetos en el universo, y aún así y a pesar de nuestra historia, somos amados por aquel que creó la luz y la separó de las tinieblas.

Siempre toca mi corazón el saber que soy una vasija en las manos de mi Creador.

Lo que se aprende bien de niño nunca se olvida y lo puedes volver a realizar como si fuera el primer día.

En la Biblia se nos habla en distintos lugares de la pureza, de la santidad, de la limpieza de corazón ante Dios y ante los hombres.

Un poema lleno de encanto y sabiduría del argentino Rafael Amor, quien se nos fue a los 71 años en el 2019. Toda su temática, las verdades que lleva dentro. Cosas que yo también he ido aprendiendo.

Escuchar es una forma de amar, de ayudar, de servir a Dios, y en algunas ocasiones vale tanto, que nadie más que las dos personas lo saben.

Si vamos a las Escrituras hay infinidad de textos que nos hablan de la amistad, del amigo verdadero, del amigo falso.

Una jornada larga y llena; pero creo poder decir que todos la disfrutamos muchísimo, sabiendo que todo iba dirigido a mostrar nuestra presencia como cristianos evangélicos.

Un torrente de aguas turbulentas puede arrastrar todo a su paso, pero todo lo bueno que permitamos que nuestro Dios haga que albergue en nuestro corazón, es como una semilla que podemos plantar en medio de esa tormenta.

Cuando una persona recibe a Cristo en su corazón, ¡es salva! Pero las cosas no pueden quedar simplemente ahí, seguiríamos siendo una especie de bebés espirituales; tenemos que entrar en unos Juegos Olímpicos de algún modo.

El lema de este año era "Prosigo al blanco" y la verdad es que me pareció más que adecuado, conjugaba lo deportivo con unos textos de la Escritura que siempre han sido muy especiales para mí.

Creo que casi nadie en estos momentos sería capaz de vivir sin tener acceso a todo lo digital, incluso en nuestras relaciones con los demás.

El gran autor de la música y la poesía es Dios y en mi más profunda humildad, todo lo mío siempre es para él.

Hace unos dos meses recibí un invitación personal e instransferible para poder asistir a algo que me prendió al momento y llevaba por título: Fuego en tus huesos.

La mayoría de nosotros coincidimos en varias cosas, la falta de intimidad y celo por y con el Señor, la falta de sed por él, tiempo a solas con nuestro Dios para poder recibir y luego dar.