El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Muchos dicen hacer lo que quieren con su vida, pero es una falacia: todos servimos a algo o a alguien, como cantaba Dylan, conectando con la enseñanza de Jesús.
Lo importante de su obra no es además su teología, sino una apologética razonable e imaginativa.
Los antiguos romanos creían que los primeros cristianos eran ateos, porque no tenían templo, ni santuario alguno. Para muchos, el cristianismo sigue sin ser una religión.
Lo que Keller intentó hacer en la iglesia del Redentor de Nueva York es lo que Conn buscaba: una iglesia que predique sistemáticamente el Evangelio en la gran ciudad, por medio de la exposición bíblica y el anuncio de justicia para el pobre, unido a obras de misericordia.
¿Quién no se ha sentido perdido en su vida? Pero hay una perdición mayor, trascendental y profunda. De esa perdición viene a rescatarnos el mismo autor de la vida.
El mundo de Alicia tiene una fuerza hipnotizante, porque acude a resortes secretos del lector, que reconoce inmediatamente una situación, más por su instinto que por su inteligencia.
Presumimos de ser libres y hacer lo que queremos, pero nunca hemos sido tan esclavos como ahora. Jesús señaló los ídolos cuyas promesas nos atan a una realidad que no pueden cumplir.
Cuando Keller es hecho profesor de Westminster en 1984, el seminario acababa de tener otra grande crisis en torno al entendimiento de la justificación.
Nuestro carácter mezquino nos lleva a pensar siempre primero en nosotros mismos. Por eso era díficil para los discípulos entender el propósito de un mesías sufriente y siervo.
No es casualidad que el Dios que se revela en Cristo Jesús sea un Padre que ha conocido el dolor en su propia carne.
En la Biblia, la montaña es un lugar de revelación y encuentro. Desde allí vemos las cosas con una nueva perspectiva. Especial es el encuentro de Jesús en el monte de la transfiguración.
Mucho de lo que parece original en Keller, él se apresuraba a decir que venía de Clowney, como el sermón de la parábola que inspira El Dios pródigo (2008).
La vida está llena de encrucijadas. El texto al que llegamos hoy da un giro fundamental al desvelarnos la verdadera identidad y propósito del protagonista.
La gente que tiene éxito atribuye su posición a su talento, genio y trabajo duro. La realidad es mucho más complicada, como muestra la historia de Sixto Rodríguez, el músico que ha fallecido a los 81 años.
¿Cómo dirigirnos a Dios y transitar el camino de la vida? Jesús trajo una respuesta que rompe con las ideas de las religiones antiguas o modernas.
Todos tenemos varias caras. Pocos tantas, sin embargo, como Francisco Paesa (1936-2023), el espía y estafador español que supuestamente ha muerto ahora en un pueblo de Francia.
Pensamos que no somos tan malas personas. Pero Jesús nos muestra que hay una realidad oscura en nuestro interior.
Cuando Keller habla de la cultura no se refiere solo a la creatividad o al arte, sino “las prácticas, actitudes, valores y creencias compartidas, basadas en la comprensión común de las grandes cuestiones de la vida”.
Reflexionamos sobre el rechazo que enfrentó Jesús entre sus contemporáneos y en qué se asemeja al que muchos expresan hasta hoy.
Nos preguntamos todavía qué pudo atraer a una chica como Van Houten a los 19 años a una secta como la de Manson.
Nos cuesta tener paciencia: ante las dificultades queremos abandonar o caemos en la amargura de la frustración. Jesús mostró que con él, es posible enfrentar estas situaciones.
Keller no se dejaba llevar por las etiquetas. Así que con criterio propio, buscaba en las Escrituras, si estaba de acuerdo o no con lo que se le enseñaba.
Vemos dos cuadros del poder de Jesús: la Buena Noticia según Marcos es que Jesús tiene control sobre la Naturaleza y los poderes malignos.
Si el viaje en Astérix nos remite al modelo épico de los mitos de la antigüedad, que acompaña al héroe en su odisea, el final nos recuerda a la Historia por antonomasia, la Biblia.
Las historias pueden cruzar el abismo entre personas de distintas edades o culturas, cautivan la mente y nos tocan el corazón. Jesús fue el maestro de esas peculiares historias que llamamos parábolas.
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