El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los manuales escolares explican ahora que todos los delitos motivados por el odio deben denunciarse a la policía. La policía va a crear centros de denuncia en toda Escocia, a los que se puede acudir para “clipe” (palabra escocesa que significa soplón o chivato) de cualquier persona.
“El proyecto de ley hará que la vida humana se valore en función de su eficacia y utilidad, y aumentará la presión sobre las personas vulnerables”, afirman.
Tres tradiciones cristianas se vieron representadas, de manera inédita, en la búsqueda por conseguir la paz en un territorio tan complejo.
La mayoría de los presbiterios regionales de la institución están listos para aprobar el proyecto de ley este mes de mayo.
Mientras la Iglesia de Escocia se muestra “preocupada” por la decisión, desde la Alianza Evangélica de Irlanda del Norte lamentan que los diputados no se manifestasen como ahora cuando se aprobó la legislación a favor del aborto.
“Queridos fanáticos, no podéis difundir vuestro odio religioso aquí. Fin del sermón”, exponía uno de los carteles de la campaña del Gobierno que recibió las críticas de los evangélicos.
“Queremos alejarnos de un planteamiento establecido que asume que todos son cristianos”, dicen los partidarios de la medida. “La importancia de las creencias no debería ser subestimada”, señalan desde la Iglesia de Escocia.
El crecimiento de pentecostales y evangélicos libres no compensa el declive de las otras denominaciones y confesiones.
David Robertson, moderador de la Iglesia Libre de Escocia, analiza las bajas cifras de asistentes a la iglesia tradicional y el crecimiento evangélico.
Después de 40 años en el ministerio de la Iglesia de Escocia, preguntamos a David Randall por su decisión de salir y por su nuevo libro 'Una salida triste'.
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