El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
“Pero los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Is. 40:31).
Durante la época de reproducción, o en ocasiones de gran excitación, el pico y las patas se vuelven súbitamente rojos.
Poseen sentidos aparentemente simples: una red de neuronas, células que pueden detectar la luz y unas cavidades sensoriales que les permiten identificar a sus presas. Pero no tienen cerebro, ni ojos, ni tampoco corazón.
La lengua de las mariposas o espiritrompa, como ésta que fotografié en verano, es en realidad su aparato bucal modificado para absorber néctar.
Las arañas saltadoras, como ésta que capté sobre una maceta de mi balcón, apenas llegan al centímetro de longitud pero poseen una visión muy eficaz, que es una de las mejores que se conocen en el mundo de los artrópodos.
Llegan silenciosos de África, una semana o diez días antes que las hembras, pero en cuanto se posan en la Península Ibérica abren los picos y dejan escapar sus melodiosos trinos a los cuatro vientos.
Hay una gran diferencia entre los aguijones de avispas y abejas. El de las primeras es rectilíneo, afilado y lo pueden usar para defenderse tantas veces como sea necesario. Mientras que el de las abejas, tiene forma aserrada de arpón y cuando deciden clavarlo están firmando su pena de muerte.
Este pequeño petirrojo, que sorprendí en una tranquila alameda, también parece poca cosa, sin embargo es un valiente defensor de su territorio que protege contra los demás machos de la especie, mostrando su pecho naranja y sus trinos intermitentes.
La actitud de algunas personas recuerda la de estos peces. A pesar de vivir rodeados por las evidencias de un Dios inteligente que nos ha creado, prefieren “pasar sed” y no aceptan su existencia ni le reconocen en sus vidas.
El arrepentimiento sincero es siempre la mejor condición humana.
Constituye un plaga de origen asiático que ha colonizado ya otros tres continentes: Europa, África y América. Como en tantas otras ocasiones, fue introducida involuntariamente por el hombre a través de los transportes.
Una joven soltera encuentra valor para contar cómo "fallé a mi Padre", pero no quiso cometer otro grave error y "equivocarme de nuevo como madre".
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