El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El extraordinario músico irlandés se caracteriza por una exacerbada sed espiritual que ha exteriorizado a lo largo de su vida con versos, oraciones y mantras.
Es evidente que el cristianismo de Van Morrison en esos momentos era algo cuando menos heterodoxo, empapado en tradiciones místicas orientales.
Una profunda sensación de desarraigo atraviesa las canciones de Astral Weeks. La que da título al disco y lo empieza ofrece esta confesión hacia el final del tema: “No soy nada más que un extraño en este mundo”.
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