El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo que hacemos habla de lo que somos. Eso es lo que nos muestra Jesús al lavar los pies de sus discípulos.
El que ama su vida, la perderá, pero el que la aborrece, la guardará. Exploramos lo que implica esta peculiar enseñanza de Jesús.
La muerte es la realidad de la que nadie puede escapar. La historia de Lázaro nos muestra la compasión de Cristo y la respuesta final que él viene a dar ante este, el enemigo final.
La imagen popular del cielo es algo que parece poco entretenido. Pero el verdadero paraíso, al que invita Jesús, es muy diferente.
A partir del capítulo 9 vemos cómo actúa la luz en aquellos que la recibieron, en la persona de Jesús.
Buscamos la libertad, pero los sistemas que más la han preconizado se han convertido en modos de opresión y esclavitud. ¿Dónde encontrarla? Jesús sigue respondiendo a esta pregunta.
Estamos tan acostumbrados a las sombras que nos parece que no pueda existir la luz. Pero esa es la buena noticia que trae Jesús.
En esta época de victimismo muy pocos toman responsabilidad de sus actos y nos olvidamos del problema que nos afecta a todos.
Reflexionamos sobre el significado de las palabras, ante las disputas que se plantean ante Jesús en el capítulo 7 de Juan.
Quizá las iglesias se estén vaciando, pero la figura de Jesús sigue atrayendo. Pero ¿qué podemos saber realmente de él? Esa pregunta también estaba presente en la Jerusalén del primer siglo.
Necesitamos redimir el tiempo, pero no solo para esta vida, sino para la eternidad. Eso es lo que Jesús transmite: es el tiempo de encontrarle a Él.
Este capítulo Jesús mismo se adentra en el misterio de Dios mismo y la voluntad divina.
La periodista se acercó hasta una mujer de Paiporta y le preguntó qué necesitaba , la señora mirándola con una sonrisa contestó: me encantaría tener un poco de café.
Es la historia de una viuda moabita que se convierte en matriarca de una línea monárquica que no solo llegará al rey David, sino al mismo rey Jesús.
Hay un vacío, un hambre, que no se puede llenar ni satisfacer. Es algo que sabes que te falta, pero no sabes qué es. De ello habla Jesús en este capítulo.
¿Cuál es el baremo para considerar algo verdadero o cierto? Esta pregunta está presente en el capítulo que abordamos de la buena noticia según Juan.
Muchos creen que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Pero en este capítulo vemos lo contrario, que Dios ayuda a quien no puede.
Nos cuesta entender que nuestra visión de la realidad es limitada. En la conversación del pozo, Jesús se muestra como el salvador del mundo.
Si hemos sido hechos para el Autor y Señor de la vida, no es extraño que al prescindir de Él, nos da esa sed para descubrir que solamente en Jesús podemos ser satisfechos.
En la vida, solemos lamentar los errores y soñamos con volver a empezar. La buena noticia es que a través de Jesús, es posible tener nueva vida, como explica él mismo en su conversación con Nicodemo.
Jesús era lo contrario a alguien aburrido, y por eso le vemos como invitado a una fiesta.
Cuando uno se para a pensar en el propósito de la existencia, solo hay dos respuestas: o todo ocurre por azar, o realmente hay un propósito. Para Juan, la pregunta más importante es quién es Jesús.
El mensaje cristiano no solo es que hay vida después de la muerte, sino que nos espera la resurrección y el juicio: por eso, sigue siendo un mensaje incómodo.
Dios, el autor intelectual de nuestra existencia, nos ha enseñado a amar la vida, como nadie más puede hacerlo.
A muchos les sigue resultando extraño que para entender quién es Jesús, tengamos que preguntarnos por qué murió, pero esa es la lógica del Evangelio.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.