El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No captar la importancia de la Caída, como Schaeffer, es caer en los dos principales errores que tiene el cristianismo contemporáneo.
Lo que más lamentaba de su juventud era el celo inmisericorde con el que defendió “la sana doctrina”.
A diferencia de los actuales debates de apologética como espectáculo, o las actitudes batalladoras de tantos creyentes en las redes sociales, Schaeffer no entendía que se podía dar testimonio de la fe sin interesarse por las personas.
Toda la construcción fundamentalista se le vino abajo a Schaeffer en las montañas de Suiza, a principios de los años 50. La pregunta que todos se hacen es: ¿qué es lo que pasó?
En estos tiempos de negacionismo y teorías conspiratorias parece increíble que hubiera una época en que el cristianismo evangélico no fuera sinónimo de oscurantismo e irracionalidad.
Este mundo caído no se mueve por la inteligencia del mal, sino por la necedad y el egoísmo de una sociedad fragmentada en que todos buscan su propio interés.
Hay todo un problema teológico de fondo. Los simios creen que Dios los ha creado como los dueños del planeta, lo que los hace diferentes de las otras bestias del planeta.
Lo que extraña en un hombre tan católico como él son sus frecuentes referencias al protestantismo español.
Las películas del evangelista se habían concentrado hasta ahora en personajes adultos de clase media. La idea de Ross era tener el mayor impacto posible con temas sociales.
Nadie puede dudar de lo genuino de la fe de Little Richard. Te parecerá poco ejemplar y contradictoria, pero no podía ser más auténtica.
Ellos fueron una “buena noticia” para muchos, a los que su mensaje de amor sigue inspirando hasta el día de hoy, pero ¿es esa “la buena noticia” de Jesús?
El llamado ‘Beatle silencioso’ fue el más discreto y místico de los cuatro.
La respetabilidad que el cristianismo significa para John, fue unida siempre a la experiencia de haber estado yendo cuatro días a la semana a la iglesia, que era el centro de su vida adolescente.
Su música ha marcado toda una época, pero ¿cómo puede conectar con cada nueva generación? ¿Cuál es su mensaje? ¿Se puede decir que hay un evangelio según los Beatles?
¿Dónde está Dios en medio de la confusión y el dolor de la pérdida?
Como muchos creyentes, el personaje de esta obra se siente perplejo ante la relación que muestra la Biblia entre ciertas plagas y el juicio de Dios: ¿se puede aplicar eso a cualquier epidemia hoy en día?
“Mientras que mi padre predicaba desde el púlpito, yo concentraba toda mi atención en el misterioso mundo de la iglesia”, decía Ingmar Bergman.
El cine muestra muchos ejemplos de virus que afectan al ser humano invadiendo el organismo y produciendo epidemias devastadoras que nos recuerdan nuestra fragilidad y vulnerabilidad.
Era más católico que romano. Tal vez por eso fuera el autor más cerca del protestantismo que haya habido en nuestro país desde la época de Unamuno.
¿Son los pequeños gestos y las convenciones sociales, los que permiten que podamos sobrevivir?
Hay personas tan llenas de vida, que uno se da cuenta que han sido hechas para vivir para siempre.
La indefensión que experimentó el escritor en su tierna infancia es fundamental para entender su dificultad para creer en un Dios, cuya gracia providente se muestra en un cuidado real de sus criaturas.
No era un movimiento al uso. No tenía programa, ni manifiesto alguno, sino que más bien era una eclosión improvisada de expresión creativa juvenil.
La ironía de aceptar esa realidad insatisfactoria es que nos libera para vivir nuestras actuales circunstancias.
A estas alturas de la vida poco espero de la justicia de este mundo, pero me doy cuenta de que la fuerza del prejuicio es tal, que de nada sirven los argumentos.
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