El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Don Quijote se dirige a Zaragoza. Las burlas que hubo de soportar no afligieron su noble espíritu.
Sancho Panza estuvo diez días gobernando a los habitantes de la ínsula Barataria, saliendo de ella tras haber juzgado con rectitud y tan pobre como había entrado. Moisés estuvo no diez días, sino cuarenta años gobernando por el desierto al pueblo hebreo que salió de Egipto.
El libro presenta a aquellos que lucharon por el evangelio en esta tierra. Publicado en Editorial Sola Fide, Salamanca.
En este libro Monroy va contando su vida y su trabajo de una manera sencilla, sin dar lugar en ningún momento a la autoglorificación al ver su nombre en papeles.
Dice Cervantes que Sancho salió molido de la ínsula a la que había entregado su corazón y donde había gastado sus energías. En la Biblia dice el profeta Isaías que Cristo fue molido por su propio pueblo.
Sancho demuestra ser un excelente gobernador y un juez competente y humano, aunque también justiciero.
El escudero y ahora gobernador se asemeja a Salomón, tercer rey de Israel, quien gobernaba a su pueblo y por extensión ejercía las funciones judiciales.
Editorial Visor Libros, Madrid 2024, 62 páginas.
El nombramiento de gobernador otorgado por el duque implicaba por añadidura el de juez, es decir, la facultad de impartir justicia en instancia única e inapelable.
Entristecido por la soledad de Don Quijote, recurro una vez más a las enseñanzas que ofrece la Biblia.
Mucho se ha escrito sobre los consejos de Don Quijote a Sancho. Américo Castro cree que en ellos vierte Cervantes su experiencia de la turbulenta vida que le tocó vivir.
«Primeramente, ¡oh hijo! Has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría». Esta cita está tomada literalmente de la Biblia. Pertenece a Salomón. Se encuentra en Proverbios 1:7.
Desde el libro de Deuteronomio en el Antiguo Testamento hasta la segunda epístola de Pedro en el Nuevo, la Palabra de Dios menciona 89 veces las cartas.
La Biblia concibe la burla como crueldad contra personas inocentes.
Para la Biblia, la voluntad humana es libre y responsable. No está impuesta por Dios, aunque sí advertida.
Tan tonto como lo creía el eclesiástico no era Don Quijote.
En numerosas ocasiones a lo largo de la novela Sancho manifiesta estar dispuesto a dar su vida en defensa de su amo y señor. Pero ante la duquesa se porta como un escudero desleal.
Atendiendo a la opinión de Torrente Ballester, para quien el discurso de Don Quijote «es una de las mejores piezas de la novela», no quiero privar de ella al lector.
“¡Don tonto! ¡Don tonto!, se lamenta Unamuno. ¡Y cómo te viste tratar, mi loco sublime, por aquél grave varón, cifra y compendio de la verdadera tontería humana!”.
La burla es el juego de los pequeños cerebros.
El libro trata de una aproximación al Corán, libro sagrado para los musulmanes, y al islam como religión.
Nada ni nadie quitaba a Don Quijote su convicción del encantamiento. Pero un loco no coordina las ideas con tanta perfección, sean equivocadas o ciertas.
Se cuenta el acometimiento de Don Quijote contra las figuras del retablo.
La inteligencia fue concedida al ser humano para dudar.
Uno de los mayores especialistas del Quijote, Diego Clemencín, dice al comentar el Quijote que la historia del rebuzno fue una bufonada de Cervantes.
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