El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La adoración sucede al acto sublime de la salvación, como el cántico a la redención. El que canta a Dios es porque le ha visto, porque disfruta su salvación.
Si Cristo lloró tanto, ¿por qué el hombre ha dejado de llorar?
La sabiduría de Rahab proclama una fe que además de creer en lo no visto, espera que acontezca lo inimaginable.
Se dijo que lo sublime es poderoso y a la vez atemoriza por su grandeza. Mas el universo atemoriza por la calidad extrema de su coherencia y orden. La belleza del universo puede fascinar a todo hombre, creyente o no, pero lo sublime lo excita a pensar más allá, reta a su razón, lo rinde a creer.
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