El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hoy vamos a indagar en el sentido de realidad que hay tras la Palabra, según la carta de Pablo a los Colosenses, capítulo 2, versículo 17. También comentamos un relato de Chéjov y una pregunta de Pilato sobre este asunto que aparece en Juan 18:38.
No podemos llamarnos cristianos si Jesús no ocupa el centro de nuestra vida.
Un video sobre Colosenses 1,15-20.
Ninguna enseñanza es válida o poderosa si no va acompañada de la oración. Y no podremos subsistir sin las oraciones de nuestros hermanos.
Una parte importante de la advertencia bíblica de no hacernos amigos del mundo quiere decir no aceptar amigablemente cualquier propuesta de esta corriente predominante que dirigen los que no tienen temor de Dios.
No se puede acceder a la sabiduría y al conocimiento si no es a través del evangelio, que son las buenas noticias de Jesús a la humanidad.
El verdadero debate que nos hace crecer, madurar y edificarnos mutuamente surge y fluye, exclusivamente, en la reverencia a ese Padre que es capaz de darnos vida.
Vivimos en una sociedad donde el dolor es un tabú, el sufrimiento ofende, la depresión aburre y todo tienen que ser fotos de sonrisas y paisajes increíbles en Facebook.
La sociedad moderna se ha desarrollado hasta tal punto que la forma de resolver la lucha de clases ha sido intentar establecer el principio del ocio como “necesidad” del ser humano.
"De ahí la exhortación a los creyentes a mantenerse unidos en amor unos con otros. De igual modo pide a los lectores que permanezcan arraigados en Cristo". Fragmento de Comentario exegético del N.T: Colosenses, de Samuel Pérez Millos (2015, Clie).
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