El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Un grupo de jóvenes voluntarios organiza partidos de baloncesto en el centro penitenciario de Quatre Camins, compartiendo pista y balón con los reclusos y transmitiéndoles valores cristianos.
Esos barrotes que nos cercan han sido creados con un propósito de sumisión desde donde miramos asombrados y luchamos a manotazos contra el aire.
Sentenciados a cinco años de prisión por “ultraje al islam” al parodiar en vídeo una oración.
La Asociación Evangélica Nueva Vida explica el desarrollo de un programa con el que han conseguido la reinserción de más de la mitad de los reclusos con los que han trabajado.
215 ministros de culto atienden las 17 prisiones y los 10 centros de incersión social de la comunidad andaluza.
Las viviendas próximas al templo, incluso con las ventanas cerradas, registraban un nivel de decibelios que superaba el límite permitido.
Al perdonar descubrimos, como Zamperini, que vivíamos en una prisión mayor que en la que le tenían confinado los japoneses: la que llevamos en nuestro propio interior.
“Debemos crucificar nuestra voluntad y desear más que nunca que el mundo entienda el verdadero significado de la Navidad”, dice en una carta Saeed Abedini, pastor encarcelado por su fe.
Son muchísimos los que están aprisionados en cárceles espirituales y claman por ayuda.
Chapman reitera su arrepentimiento del asesinato de John Lennon, acepta no lograr la libertad condicional, y afirma haber encontrado paz y sentido a su vida (dentro o fuera de la cárcel) en Jesús.
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