El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Yo no creo que Mark Twain fuese ateo. Sus malos recuerdos de la iglesia calvinista a la que iba de pequeño le hacen decir: "Si Jesucristo estuviera aquí ahora, hay una cosa que no sería; cristiano".
En las novelas de Kundera el rostro del amor aparece en todas partes, no hay libro en el que no se descubra su retrato.
En algunas de sus obras más destacadas abundan sus creencias, en las que se confunden el ser y la apariencia, la mentira y la verdad, el bien y el mal.
Fue un gran escritor. Un narrador excepcional. Culto en muchas materias. Conocía la Biblia tan bien como los clásicos rusos, a los que leía continuamente. Pero esa chispa o llama de la fe que transforma al ser humano nunca prendió en su corazón.
Esta novela constituye una sátira demoledora contra las utopías del hombre.
“La estrategia que diseñó Noemí para plantear el matrimonio a Booz propicia uno de los momentos de mayor tensión espiritual de toda la Escritura”.
“La Reforma y el cristianismo en el siglo XXI”, por Máximo García Ruiz, Editorial Clie, 95 páginas. “Entre la luz y las tinieblas”, mismo autor, Hebel Ediciones, 57 páginas.
¿Es consciente el protestantismo español que tiene en sus filas a uno de los poetas más importantes de la España contemporánea?
Racionalistas franceses y alemanes de los siglos XVII y XVIII atribuían a María Magdalena lo que ellos llamaban el mito de la resurrección. El amor de Magdalena, decían, inventó la leyenda de la resurrección.
Estamos ante una novela, al igual que “El Código Da Vinci”, de ridículas teorías esotéricas.
No fueron amantes. No contrajeron matrimonio. Ella no escapó a Francia. La única historia de María Magdalena se encuentra en los breves textos que citan los Evangelios.
El lector conocedor de la Biblia advertirá de inmediato que se trata de un ejercicio de imaginación. Las palabras suenan bien, pero están lejos de la verdad. Muy lejos. La imaginación se embriaga de sueños, se aproxima al delirio. Presenta como auténticas situaciones que nunca han sucedido.
A partir del siglo XI, el culto a María Magdalena en Oriente apenas conoce elementos nuevos. Pero en Occidente, tras la larga gestación de siglos anteriores, las iglesias maduran y crece la adoración a la primera persona que vio al Cristo resucitado.
El apóstol San Juan era muy meticuloso en la designación de personas. Menciona a cuatro mujeres llamadas María. Pero en ningún lugar del Evangelio que escribió dice: “María, hermana de Marta y Lázaro, llamada Magdalena….”.
En estos tiempos, añade, se quiere “ensuciar” la imagen de Magdalena “con motivos literarios sin ningún tipo de fundamento histórico, religioso y científico”.
Por muy disparatado que nos parezca el contenido de “La leyenda dorada”, en su tiempo fue recibido con júbilo y creído al pie de la letra por miles de europeos.
La de Karen King es una obra seria que tiene como objetivo dar a conocer la importancia y significado de la mujer en la Iglesia primitiva y el extraordinario papel representado por María Magdalena.
“Este evangelio está hablando del alma, por boca del alma. Aquí el cristianismo es una vía de conocimiento, un camino iniciático, un camino de regreso a nuestros verdaderos orígenes”.
Como escritor tenía a su alcance toda la documentación necesaria para denunciar las mentiras que se han escrito sobre Magdalena después de que Jesús ascendiera al lugar de donde descendió.
Se trata de una obra eminentemente feminista, seria, muy documentada, escrita en su mayor parte con objetividad y cuyo contenido no se corresponde con el alarmante título.
Los textos gnósticos vienen a confirmar el papel relevante que la santa de Magdala llegó a ocupar entre el grupo de discípulos que seguían a Cristo.
La divinidad de Cristo no fue un invento de Constantino. El verbo encarnado, unido desde el principio de los tiempos al Padre, era “Dios sobre todas las cosas”.
La calumnia es un asesinato moral. Según Shakespeare la calumnia vive hereditariamente y se establece a perpetuidad. Fray Pedro Malón de Echaide es heredero de aquella curia vaticana y anduvo en sus mismos pasos.
En una caprichosa interpretación de la historia bíblica la autora se permite unos ejercicios exegéticos y compara a María Magdalena con otros dos personajes femeninos del Antiguo Testamento. Eva y la heroína de El Cantar de los Cantares.
El título de “Apóstol de los Apóstoles” dado a la Magdalena fue ignorado ya en el tercer siglo y desapareció definitivamente en la oscuridad de la Edad Media, sólo por ser mujer.
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