El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Unamuno atribuye la salvación de Don Quijote de las garras del león a una intervención divina.
En ella encontramos un brillante ejemplo del poder de la fe. La fe es sentimiento, no lógica.
La poesía bíblica no se distingue por la rima. Es una poesía basada en la idea, en el acento rítmico y en el paralelismo.
De disfraces iba el tema.
Al ser pocas las palabras que Lucas dedica a Ana, cada una de ellas tienen un énfasis peculiar.
¿Cuál de ellos fue el más perverso? Todos. La principal instigadora, la mujer sin corazón, fue Herodías. La joven Salomé se lleva la medalla al vicio, a la crueldad y la obediencia. Herodes fue el autor material del asesinato al ordenar su muerte.
La muerte, como cierre de la vida, transforma la expresión total de una existencia.
El evangelio habla de hermanas en plural. ¿Qué parentesco tenían estas mujeres con Jesús?
Si Dios tuviera que matar hoy a los que mienten, las ciudades quedarían vacías de habitantes.
La historia de Elisabeth sólo ocupa en la Biblia el primer capítulo del Evangelio escrito por Lucas.
Toda la primera parte de la Biblia contiene casos de antropomorfismo.
Ella fue la mujer elegida por el Padre para la encarnación del Hijo.
¿Se refería Don Quijote simplemente al dar contra los muros de la Iglesia o pensaba en el peligro que supone tener a la Iglesia católica en contra?
La Iglesia Católica ha tejido en torno a la figura de María una serie de dogmas que no se encuentran en el Nuevo Testamento.
Cuando Cervantes alude en el capítulo 47 a un carro de fuego, que lleva a su ocupante por los aires con extraña ligereza, tiene en la mente al arrebatamiento del profeta Elías.
Un enfrentamiento entre quienes sólo ven las maldades ajenas y el ojo de Dios que no hace distinción de pecados.
Salomón escribe sobre la fuerza del amor humano como el que latía en el corazón de don Luis.
Una bonita y tierna historia. La mujer había padecido durante doce años. Al ser su enfermedad inveterada e incurable, el milagro adquiere mayores proporciones.
La Biblia ha venido guiando la historia desde el principio del tiempo, venciendo tormentas de odio, apaciguando tempestades de controversia, llevando la civilización a tierras extrañas y la paz a hogares civilizados.
La larga conversación que tiene lugar entre Jesús y la Samaritana es un ejemplo de cómo se ha de tratar a una persona que queremos ganar para nuestra fe.
En el Nuevo Testamento existen cuatro epístolas escritas por el apóstol Pablo a los romanos, a los corintios y a los gálatas. Son conocidas como cartas de la cautividad.
Magdalena siguió a Cristo más allá de los caminos, más allá del dolor, más allá de la muerte.
Las letras de la Biblia cumplen las exigencias que pedía Aristóteles, contribuyen a la prosperidad espiritual de la persona y son un consuelo en la desgracia.
Entre Marta y Jesús tiene lugar una larga y notable conversación sobre la vida y la resurrección, que el evangelista Juan registra escrupulosamente.
Según la Biblia, el que duda es como «la arena del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6).
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