El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Diderot no fue el filósofo ateo que nos han venido presentando los historiadores y críticos católicos en España.
Unos presentan a Diderot como un charlatán deslumbrante, obsesionado con demoler la religión. Otros descubren al pensador profundo, en cuya cabeza, como decía Saint-Beuve, entran Goethe, Kant y Schiller a la vez.
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