El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El ser humano, sin paraíso, busca reino. Y el ángel de luz lo ofrece.
El león y el cordero serán apacentados juntos (Isaías 65:25)
Me miro en sus miradas y son sus ojos tan dispares, en tantas cosas, a los míos.
La libertad no es la meta, es el camino.
Todas las preguntas, dudas y soledades; todo laberinto y cadena del alma, sólo tienen una respuesta: la cruz del Gólgota y la tumba vacía.
Con la saña del verdugo su locura irracional maldita resetea página a página de las verdades escritas.
Un poema a la mujer que sufre. "Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré" (Isaías 54:10-11)
Hay una sed que fragua la arquitectura honda de tu vida.
No sabía que Tú conocías mis silencios./ No sabía que Tú también llorabas.
En oro la paja han trocado, y el pesebre en catedrales...
En el principio creó Dios...
Poema inspirado en Lucas 13:34.
¡Sí, me beberé las estrellas y me hundiré en los estanques...!
Lámpara a mis pies, agua viva en el estío. Dulce como la miel y lumbrera a mi camino.
Un poema inspirado en Apocalipsis 3:20
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Lucas 21:33)
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14:6)
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Juan 11:25)
Gracias, oh buen Dios, Dios de universos, Rey de galaxias, Príncipe de eternidades.
Quisiera pedir perdón. Llorar, oh Dios, en tu hombro de hombre.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de El?
Tener hijos no es ser madre (ni padre). Pero todas las madres son la luna llena de Dios para sus familias. A ellas va dirigido este poema.
Dulce semilla que hiere gota a gota la roca del alma, hasta sacar sonidos de luz, sentimientos nobles que dicen tu nombre: Jesús.
La tristeza según Dios produce arrepentimiento para salvación; mas la tristeza del mundo produce muerte (2 Co 7:10)
Yo soy la burla que se derrama despiadada con crueldad que daña y ahonda la herida.
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