Tal y como Franklin D. Roosevelt hiciera con sus discursos radiofónicos durante el crac del 29, para quienes siguen de cerca la evolución de la guerra en Ucrania, Volodímir Zelenski ha adquirido similitudes en su rol de comunicador. Por medio de sus mensajes en vídeo y de comparecencias públicas, el presidente ucraniano ha acercado la realidad del conflicto a la política nacional en diferentes países. Uno de ellos ha sido Israel.

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El pasado 20 de marzo, a través de una declaración institucional grabada en vídeo y dirigida a diputados, ministros y viceministros, tal como habían pactado el presidente del Parlamento israelí y la Embajada ucraniana en Israel, el mandatario ucraniano pedía “ayuda” al Estado judío. “Se puede hacer una mediación entre países pero no entre el bien y el mal”, decía. “¿Por qué no podemos recibir armas de vosotros? ¿Por qué Israel no aplica sanciones serias contra Rusia?”, preguntaba Zelenski con tono dramático.

Hasta ahora, el gobierno de Israel ha condenado formalmente el ataque de Rusia a Ucrania, considerándolo como “una grave violación del orden internacional” y asegurando su disposición para “brindar ayuda humanitaria a los ciudadanos de Ucrania”. Sin embargo, el ejecutivo hebreo no ha mostrado disposición a intervenir de una forma más directa en el transcurso del conflicto. Y es que, más que un acuerdo tácito, sobre todo está en juego la seguridad territorial.

“Rusia tiene una gran presencia militar en Siria, y muy cercana a Israel. Pero las Fuerzas Aéreas Rusas no ha interferido cuando se envían efectivos israelíes para destruir los intentos de Irán de llevar más cohetes a Hezbolá en el Líbano, o de establecer bases junto a nuestras fronteras, que luego serían utilizadas para ataques terroristas”, explica Gerald Steinberg, profesor de ciencias políticas de la Universidad Bar Ilan. Por otro lado, añade, “el conflicto de Ucrania ha ayudado a acercar a Turquía a Israel”. “El liderazgo turco también está preocupado de que Rusia se vuelva demasiado poderosa y limite sus acciones”, remarca.

La diáspora judía

Pero más allá de las cuestiones de estrategia geopolítica, el foco se centra en las personas, que son las principales víctimas de una guerra que ya se ha cobrado la vida de 2.072, 71 de ellas niños, según datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR, por sus siglas en inglés).

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Hasta ahora, el Estado israelí ha acogido a poco más de 1.500 judíos procedentes de Ucrania. En total, cerca de 43.000 personas en Ucrania se identifican como judíos, aunque el Congreso Judío Europeo eleva a 400.000 la cifra de ucranianos que son técnicamente elegibles para la ciudadanía israelí, según reproduce Enlace Judío. Unos números que aplican una relevancia especial al mensaje que el presidente Zelenski, también judío, dirigía hace un mes al gobierno y el Parlamento israelíes.

“Los cristianos evangélicos en Israel han estado siguiendo el conflicto en Ucrania con gran preocupación, especialmente porque el 50% de todas las congregaciones mesiánicas aquí son de habla rusa y la mayoría de las congregaciones de habla hebrea tienen feligreses de herencia rusa o ucraniana”, explica a Protestante Digital el presidente de la Alianza Evangélica de Israel, Danny Kopp.

[photo_footer]Fachada del antiguo hospital judío de Lviv, con estrellas de David. / Adam Jones, Wikimedia Commons.[/photo_footer]

“Los evangélicos árabes en Israel también suelen tener amigos rusos y ucranianos. En Israel no se han realizado encuestas de forma sistemática de opiniones evangélicas sobre el conflicto, pero a partir de conversaciones anecdóticas con creyentes parecería que las actitudes tienden a reflejar las de la nación. Los israelíes simpatizan de forma abrumadora con la difícil situación de los ucranianos en este conflicto y condenan la invasión de Putin como bárbara e injustificada. Sin embargo, existe una minoría considerable de judíos y cristianos de habla rusa, generalmente mayores, que consumen principalmente los medios estatales rusos y se dejan influir por su propaganda. De hecho, esto ha causado profundas tensiones y divisiones, incluso dentro de las familias y entre amigos”, señala Kopp.

Sensibilidades diferentes, herencia histórica

Israel, Ucrania y Rusia comparten fuertes vínculos históricos. Solo por poner un ejemplo, la ex-primera ministra israelí Golda Meir nació en Kiev, al igual que su predecesor, Levi Eshkol. Y Menájem Beguin lo hizo en la ciudad bielorrusa de Brest-Litovsk. “Todavía hay poblaciones judías tanto en Ucrania como en Rusia, y muchos judíos israelíes tienen conexiones familiares hasta el día de hoy. También hay muchos ciudadanos con doble ciudadanía que van y vienen, y muchos de ellos están hoy en Ucrania para ayudar. Como resultado, la lucha y la terrible destrucción es un problema importante”, apunta el profesor Steinberg.

Según dice, las imágenes de lo que sucede en Ucrania evocan, en buena parte del imaginario colectivo, a la Guerra árabe-israelí de 1948. “La mayoría de la gente apoya a Ucrania, no a Rusia, en parte porque los israelíes ven la situación como similar a la de Israel, particularmente en 1948, cuando fuimos invadidos por cinco ejércitos árabes y casi destruidos, como Rusia está tratando de hacer con Ucrania. Israel se defendió y tuvo éxito, y esta parece ser la situación de Ucrania ahora”, asegura.

Desde la Alianza Evangélica de Israel explican que, “aunque la mayoría de judíos mesiánicos simpatizan con Ucrania”, los mismos también “aceptan la posición de los líderes de la nación, de que Israel debe evitar oponerse activamente a la agresión de Rusia en Ucrania para no poner en peligro la libertad de Israel de atacar envíos de armas desde Irán hasta grupos terroristas de Siria y Líbano, donde Rusia controla los cielos”. “Los israelíes también temen provocar un antisemitismo latente y poner en peligro a la población judía dentro de Rusia”, puntualiza Kopp. Una población de cerca de 144.000 personas, según los datos de los departamentos de demografía de diferentes universidades israelíes.

“Los evangélicos palestinos, por su parte, también simpatizan en su mayoría con la lucha ucraniana y algunos incluso llegan a compararla con la ocupación de Cisjordania por parte de Israel, mientras que otros simpatizan tradicionalmente con Rusia, ya que lo ven como un protector de los cristianos en Oriente Medio”, añade el presidente de la Alianza Evangélica de Israel, que opina que “muchas de estas perspectivas son el reflejo de estrechos intereses nacionales, distorsionados por una burda propaganda y carentes de claridad moral y coraje”. 

“Existe un riesgo personal real y un costo en seguridad y bienestar económico para las naciones de todo el mundo al decidir apoyar a Ucrania y oponerse a Rusia en esta guerra brutal, pero ninguno de estos se compara con el precio pagado por los ucranianos comunes y corrientes, y el precio más alto que pagaremos todos más tarde por negarnos a sacrificar un poco ahora”, añade Kopp.

[photo_footer]Un oficial de las SS obliga a un anciano judío a orar en una calle de Lviv, durante la ocupación nazi de Ucrania. / Autor desconocido, Yad Vashem, Wikimedia Commons.[/photo_footer]

Una comparación con el Holocausto

Lo más llamativo, quizá, del vídeo que Zelenski dirigió al liderazgo político de Israel fue que plantease una comparación entre lo que ocurre en Ucrania con el Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial, hablando de “solución final” y acusando al Kremlin de “emplear la terminología del Partido Nazi contra los judíos”. Algo que ha generado, cuanto menos, desconcierto en los diferentes ámbitos del Estado israelí.

“La comparación del presidente Zelenski de la agresión de Rusia con el Holocausto ha sido recibida con absoluta burla por parte de algunos, y consternación incluso por la mayoría que simpatiza con su causa”, explica el presidente de la Alianza Evangélica de Israel, Danny Kopp. “Sin embargo”, dice, “la mayoría perdona la exageración de Zelenski debido a la situación desesperada en la que se encuentra y muchos son conscientes del hecho de que incluso muchos judíos en la antigua Unión Soviética recibieron una educación extremadamente limitada sobre la historia del Holocausto y la historia e identidad judías en general”, añade.

“El asesinato masivo sistemático de 6 millones de judíos por parte de la Alemania nazi y sus aliados, incluidos muchos ucranianos, no se parece en nada, como han declarado de inmediato muchos líderes y escritores israelíes. Difuminar la realidad del Holocausto no cambiará la tragedia que Ucrania sufre ahora, y no llevará a Israel a proporcionar armas”, observa Steinberg, que también reconoce las disculpas de Zelenski el día después de pronunciar su discurso. 

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