El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Con este proyecto de Ley proLGTBI “están en serio riesgo las libertades. Los comisarios políticos pueden volver a existir en escuelas, medios de comunicación...”
La Alianza Evangélica Española (AEE) ha hecho un exhaustivo análisis de la propuesta de Ley en favor de los derechos proLGTBI que se debatirá en septiembre en el Congreso.
Su conclusión ha sido levantar la voz de alarma como ya que interpreta, caso de aprobarse en su actual redacción, que se producirá una seria limitación de las libertades para todos los ciudadanos.
Transcribimos (no literalmente, al final está el audio de la misma) una entrevista a Jaume Llenas, abogado y secretario general de la AEE sobre lo que ha motivado y pretende este Comunicado.
P.- Se hace una postura muy crítica de esta propuesta de Ley por parte de la AEE. De forma global ¿qué aspectos principales se ven como problemáticos?
R.- En primer lugar, debo decir que como cristianos protestantes españoles sabemos muy bien lo que significa ser perseguidos en España. Aún hoy en día nuestro colectivo no está normalizado. Por ello, y también como cristianos, debemos ser especialmente sensibles con todos los colectivos desfavorecidos, y así lo expone la Biblia: con la viuda, el pobre, el extranjero. Y así ha sido con el colectivo LGTBI durante siglos en España, que ha experimentado grandes dificultades.
Pero lo que discutimos es que si esta propuesta de Ley es un instrumento adecuado, al convertir a uno de esos colectivos discriminados en un grupo privilegiado; máxime cuando hoy en día es dudoso que sea el colectivo que se encuentre en mayor situación de riesgo.
Discutimos si existe la necesidad de hacer una Ley y de estas características; no que exista protección de sus derechos (que es deseable para cualquier colectivo), sino que se aplique un blindaje de toda opinión que no les sea favorable.
Lo que más nos preocupa es que por ello se pone en riesgo la libertad de expresión, de conciencia, de educación, de igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley.
No es algo que afecte sólo a los cristianos, sino a todos los ciudadanos. Las libertades fundamentales son un tema muy delicado, y cuando se tocan afectan a toda la sociedad.
P.- Es importante que se parte de la base de que la alarma por esta Ley no es por la postura a favor o en contra de la diversidad sexual. Las entidades LGTBI presentan esta propuesta de Ley como de amor y respeto, y ven en este Comunicado homofobia. Pero el problema de fondo en esta Ley no es el debate acerca de la práctica sexual.
R.- No, hablamos de los derechos de todos, y hay que leer bien el Comunicado. Queremos que toda persona pueda ser fiel a su conciencia y no tener perjuicios por sus ideas, tampoco por su orientación sexual.
Pero esta Ley quiere convertir una ideología en la categoría de verdad no discutible. Y cualquier La Ley no debe convertir una opinión determinada en la única posible. La Ley no debe adoctrinar a las personas, debe evitar imponer una determinada cosmovisión sea cual sea.
Por eso lo que está en riesgo es la libertad y la conciencia de todos.
P.- Sin embargo sí se critica la ideología de género en cuanto que se impone sin fundamento al conjunto de la sociedad.
R.- La ideología de género es una posibilidad. La Ley debería proteger que cada persona viva la sexualidad de la forma que considere, y no sólo de una forma determinada.
La ideología de género aboga por pasar de la cisexualidad (coincidencia de sexo biológico y orientación sexual) a cualquier tipo de orientación o identidad sexual, pero prohíbe el camino inverso.
Esto, que apoya esta Ley, contradice la misma idea de que la sexualidad es fluida -según la ideología de género- y hay una imposición que impide colver a la cisexualidad.
P.- Aquí, quizás, matizar que en todos los aspectos la misión del Estado y de las leyes es respetar la diversidad, pero no promover la diversidad de una forma determinada.
R.- La diversidad existe porque las personas son distintas. El Estado lo que debe es no perjudicar la diversidad. No sólo en lo sexualidad, sino en la política, la visión de la vida. Pero este proyecto de Ley sólo permite un tipo de ideología sexual, estableciendo una sociedad uniformizada, y no diversa.
Esto ocurre a menudo en muchos temas. La diversidad es atacada por los regímenes totalitarios para que todo el mundo piense de una misma manera; y de esta forma no se promueve la diversidad, sino que se anula.
Una Ley como ésta no es progresista aunque así se etiquete, porque no promueve el progreso de la sociedad, no hace una sociedad más justa, más libre.
Y cualquier opinión que difiere con la ideología de género se toma como homofobia. Los protestantes aceptamos y entendemos a los que discrepan con nuestra visión de la fe y la vida; comprendemos que es porque piensan distinto y nos parece bien, no interpretamos que nos odien.
Se está creando una nueva ortodoxia y se están articulando mecanismos, incluso “comisarios políticos” si triunfa este proyecto de Ley, que serán juez y parte de la nueva ortodoxia.
Qué saludable que todo estilo de vida sea criticable, también el cristiano.
P.- Un tema práctico que menciona el Comunicado son los beneficios que se dan a personas que se manifiestan LGTBI y que supone un estatus superior al del resto de ciudadanos en cuanto a derechos.
R.- El proyecto de Ley crea problemas de agravios comparativos. En el área laboral, en el derecho de asilo que priorizará a personas del colectivo LGTBI
Se habla en España de Ley de igualdad y se piensa sólo en colectivo LGTBI, cuando hay muchos colectivos injustamente desfavorecidos.
Un problema añadido es la prueba de pertenecer al colectivo LGTBI, para demostrarlo y que se puedan aplicar estas ventajas: ¿qué prueba se pedirá en los puestos de trabajo, en las fronteras? ¿Pertenecer a una entidad LGTBI? ¿Y estas entidades que les representan son realmente representativos? ¿Habrá que hacerse miembro de estos colectivos para tener carné de derechos? ¿Quién elige a los representantes, será por votación como en los sindicatos?
Creo que se desiguala ciudadanos cuando por ejemplo a unos refugiados perseguidos se les da más derechos que a otros colectivos.
P.- Sin duda los refugiados más perseguidos son los cristianos, y nadie ha pedido más derechos para ellos.
R.- Sí, no debe haber protegidos especiales, y estos es aplicable a todos. Debe no existir diferencia.
P.- Otro aspecto delicado es la educación de los hijos, que pasa a ser en este área competencia del Estado, sin que los padres puedan decir qué tipo de valores se les enseñará a sus hijos.
R.- Ahí hay un peligro real. Los poderes que quieren ser absolutos siempre quieren controlar la educación de los niños. Deberíamos fomentar en este sentido la auténtica diversidad en la escuela. No podemos reducir el pensamiento que se enseña a los niños.
Por otro lado, ¿de quién son los niños, de la familia o del Estado? El Estado actúa por delegación, y debe favorecer la diversidad de criterios. No es católico, ni ateo, ni fascista, es el lugar donde se puede acceder y crecer protegido, en igualdad ante todas las opciones. El Estado debe ser neutral, y nunca hacer de padre; y parte de ser padre es la transmisión de los valores.
Parece que el Estado desconfía de los padres, pero la pregunta puede hacerse al revés, ¿cómo confiar en los valores que transmite un Estado, quién controla, quién es responsable de esto? El Estado debe reforzar el papel de la familia, sea cual sea la visión y valores que tenga cada familia.
La ideología del Estado debería estar formada por todas las ideologías, y el conjunto de toda esta diversidad es el Estado, que a su vez debe favorecer la convivencia.
Si no, caemos en totalitarismos y dictaduras. Aunque a la larga no se sostienen.
P.- Incluso las decisiones de menores que se manifiestan con disforia de género deberán prevalecer sobre el criterio de los padres, cuando científicamente el 90% de estos niños recuperan su identidad sexual biológica al superar la adolescencia.
R.- El problema es que la Ley se basa en una ideología, que al menos es cuestionable, se crea que esté bien o no.
Para la Ley la sexualidad percibida prima sobre la biológica, y esto esta presuposición es ideología. Los cambios de sexo hormonal o quirúrgico estamos condenando a las personas a situaciones difíciles si un día quieren regresar a su sexualidad biológica. Y en ese caso, ¿quién será el responsable cuando el niño o la niña no tenía criterio para tomar este tipo de decisiones?
No debemos ser ligeros, especialmente en estas situaciones que no son reversibles.
Otra cuestión es que los profesionales de la psicología o la psiquiatría pueden ayudar a pasar de la sexualidad biológica a otro tipo de sexualidad. Pero la Ley prohíbe recibir ayuda en el sentido contrario, bajo pena de multa o incluso la pérdida de la licencia para el profesional.
P.- Tema aparte es la cuestión de las libertades, tanto en medios de comunicación como en cualquier forma de expresión, que será controlada si se aprueba esta Ley, ¿hasta qué punto?
R.- Desde luego lo que está en juego son las libertades, en serio riesgo. Los comisarios políticos pueden volver a existir en escuelas, medios de comunicación. Y sólo se les daría este puesto a ellos, no a otros colectivos, como el gitano, o los refugiados, o los propios evangélicos que somos caricaturizados o ignorados.
Debemos conservar la libertad de ser ofendidos. Prefiero ser ofendido, aunque me duela, a que exista un problema de que haya que mirar quién está a tu lado antes de hablar.
Yo no quiero ofender a nadie, pero sí quiero conservar la libertad de expresión que es mucho más importante que no escuchar opiniones con las que no estoy de acuerdo.
P.- La AEE está recogiendo firmas de apoyo ante esta Ley, ¿con qué objetivo?
R.- Mover conciencias, movilizarnos pero no en contra del colectivo LGTBI, ni de Podemos. Es a favor de poder mantener la libertad de opinión. Las llevaremos a todos los partidos de representación parlamentaria para que no se rompan los derechos fundamentales.
No es imponer un tipo de visión, sino impedir que se limite la auténtica diversidad, sin privilegios para nadie.
- Las firmas pueden realizarse por internet, a través de change.org.
- También descargándose un documento en formato pdf, y tras incluir las firmas, enviarlas a la oficina de la AEE: calle Santa Otilia 27-29, escalera A local, 08032 Barcelona (o en documento escaneado adjunto a [email protected]).
P.- Algo más que quieras añadir...
R.- Necesitamos de mucha ayuda. Nos hemos levantado no por nosotros, sino por todos los ciudadanos españoles. Debemos promover un régimen de libertades que nos ha costado mucho, y ahora debemos mantenerlo para que todos podamos decir lo que pensamos. No para ser homófobos, pero sí para poder disentir, debatir y dialogar en libertad. No sólo en la iglesia.
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