La
renuncia del Papa Benedicto XVI ha tenido una gran repercusión mundial y mediática.
El ámbito protestante no ha sido una excepción, lo que ha llevado a que iglesias, denominaciones y organizaciones expresaran diversas opiniones sobre el gesto de Ratzinger y, tras una primera impresión, sobre su desempeño en la función de cabeza de la Iglesia Católica.
Entre ellas,
en Protestante Digital se expuso la opinión de Jaume Llenas, en la que el secretario general de la Alianza Evangélica Española hacía un balance crítico de este último papado. Según Jaume Llenas,
Benedicto XVI “no ha conseguido rescatar a Jesús de la distorsión de convertirle en el fundador y presidente honorario de una religión”, en este caso una Iglesia Católica “que escoge reforzar la propia institución a base de tradición” en una defensa de su posición de influencia que la sociedad actual “ya no admite”.
A nivel mundial se pueden encontrar, sin embargo,
muchas declaraciones de líderes e instituciones evangélicas que han destacado la figura y labor de Benedicto XVI.Por ejemplo Dave Landrum, un portavoz de la Alianza Evangélica Británica, agradecía al Papa por su viaje al Reino Unido: “jugó un papel valioso al denunciar y criticar cómo el humanismo secular está construyendo una dictadura del relativismo”. Otro ejemplo, el de Albert Mohler, presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en EEUU, que dijo que el Papa “ha ofrecido una defensa valiente e inteligente de la verdad contra la marea relativista, y ha sido un firme amigo de la vida”.
En una entrevista concedida a Protestante Digital, el Presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española,
José de Segovia, explica el por qué de estas reacciones. “Hay una fascinación con el papado por parte de algunos evangélicos como autoridad conservadora, en un mundo protestante en el que ha habido tal apertura a la modernidad”, dice el teólogo.
“El hecho de que este hombre tuviera estas posturas tan tradicionales en temas éticos que tanto preocupan, le han hecho objeto de admiración para muchos, que han querido cerrar los ojos a los aspectos más oscuros, en relación a los escándalos que ha habido dentro de la Iglesia Católica estos años – por ejemplo,
en cuanto a la pederastia - y a lo que ha significado el mantenimiento de la postura tradicional conservadora en otros aspectos”.
Por otra parte, José de Segovia cree que
parte de la valoración positiva viene marcada por el gesto mismo de la renuncia. “Ante un acto de debilidad hay que ser muy miserable para complacerse en ello. Se entiende que este hombre era consciente de su carga y responsabilidad. Las opiniones vienen muy marcadas por este acto de humanidad, por otra parte difícil de conciliar con la institución divina que quiere representar”, añade José de Segovia.
ECUMENISMO... ¿EN BASE A QUÉ?
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Uno de los temas centrales en cuanto a la relación entre la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas está en los intentos por fomentar la unidad. El ecumenismo, sin embargo, parte de puntos distintos entre ambos.
Por parte de la Iglesia Católica “se sostiene en el ministerio petrino – explica De Segovia -. Es la forma del lenguaje católico de hablar del ofrecimiento de la dirección Papal en la unión de los cristianos”. Esta perspectiva “resulta sorprendente para todos los que entienden que el ecumenismo es buscar la realidad común bajo Cristo”.
Para ello,
el papado busca justificar su vigencia intentando enraizarse en la historia neotestamentaria. “En su última encíclica, Benedicto XVI habla del papado como un servicio enraizado en la propia Biblia. Ratzinger hizo un famoso estudio en el que quiso demostrar una prioridad de Pedro sobre los demás apóstoles en el Nuevo Testamento. El Papa reafirma que la carta de Pedro es una encíclica, transmitiendo la idea de que las suyas tienen la misma validez”, añade.
Pero
los protestantes “no encontramos siquiera en el Nuevo Testamento la prioridad de Pedro. Su papel como portavoz no justifica toda la institución que se ha construido en torno a ella. La cuestión siempre es ¿dónde está la continuidad de esa autoridad? Como reflexionó José Grau en su inmensa obra sobre el catolicismo romano,
cualquiera que conozca la historia no la encuentra. La autoridad de Pedro en la Iglesia no existe en continuidad a lo largo de los siglos. Quien lo afirma es un ignorante o simplemente tiene una fe muy ciega”.
Por ello,
José de Segovia afirma que el papado “no es un derecho divino establecido, sino una institución histórica, con todas las limitaciones que ello tiene, sin base clara en la Escritura”.
UNA INSTITUCIÓN QUE YA NO ES LO QUE ERA
Para José de Segovia, el problema que en la actualidad afronta el Vaticano – en lo que concuerda con Jaume Llenas- está en
cómo enfrentarse a un mundo y a una sociedad que ya no le escucha como antes, en el que su opinión es ahora una minoría. “Es algo difícil de encajar en una institución que ha tenido tanto dominio durante la historia”, explica.
Es por ello que puedan sentirse atacados cuando son objeto de una opinión contraria o crítica, ante lo que se produce una reacción a veces agresiva. “
Hay un lenguaje a la defensiva que en vez de reconocer que están representando una postura minoritaria, que aunque tiene que ser respetada, todo el mundo tiene derecho a criticar”, lo que les cuesta asumir.
Por otra parte,
José de Segovia entiende que el papado tiene “un carácter anacrónico, lo que queda de manifiesto en la forma en la que el Papa anunció su renuncia, utilizando el latín”. Destaca además que el Vaticano “es uno de los Estados con menos transparencia que existe. Lo que ha salido a la luz”, explica De Segovia, da muestra de que “viven unas situaciones tremebundas, con un conflicto dentro de su propia estructura”, como vio el mundo en el
caso Vatileaks.
LA ESPERANZA EN LA CONTRADICCIÓN
Para el Presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica, en la realidad de que “un Papa infalible” tenga que renunciar se produce
“una contradicción que puede generar una reflexión que nos lleve a pensar en cuál es la autoridad de la Iglesia, dónde reside nuestra confianza”.
A pesar de los encuentros más habituales entre católicos y evangélicos, la evidencia muestra “la dificultad” de construir la unidad “por lo que supone el papado, porque la institución sigue siendo una gran barrera”. De Segovia, que ha participado en foros de diálogo ecuménico, explica que “para los evangélicos
el encuentro está en la Biblia. Porque no encontramos esta autoridad Vaticana en el Nuevo Testamento. Y cuando uno se cuestiona dónde está la cabeza de la Iglesia, tiene que mirar a Cristo. Mientras sigamos pensando que hay un representante con la autoridad de Cristo mismo, estamos yendo más allá de lo que Pedro mismo dice. Él habla como anciano, como un pastor en la iglesia apostólica, y no vemos nunca en él la pretensión de que alguien encabece una institución de muy difícil continuidad”.
El fundamento de la unidad cristiana “es el que está en otra sucesión: la de la fidelidad al testimonio de los apóstoles como testigos de Jesucristo. Esta es la única base y fundamento de la fe, todo lo demás son arenas movedizas en las que no podemos sostenernos”, agrega José de Segovia.
Por ello desea que “esta situación inimaginable que se está viviendo en la Iglesia de Roma abra los ojos de lo que es la naturaleza del papado, y al mismo Ratzinger.
Muchos católicos estarán de acuerdo en que hay una profunda desilusión con la forma en la que está el liderazgo de Roma. Nosotros también estamos decepcionados con muchos dirigentes evangélicos, no pretendemos anteponer esta crisis a un modelo o un ejemplo por nuestra parte. Nuestra dirección tiene debilidades y contradicciones evidentes, pero nuestra fe apunta a Cristo mismo, donde está nuestra única esperanza, que es donde deberíamos aferrarnos todos los cristianos”, concluye.
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