“Nos corresponde como cristianos ser actores centrales en la crisis climática y liderar un cambio”

Que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se está celebrando en Madrid, conocida popularmente como COP25, no es exclusiva para el ámbito político, lo evidencia la abundante presencia de entidades y organizaciones sociales y no gubernamentales en las actividades que engloba el programa del encuentro. Sin embargo, el tercer sector no es el único representado que escapa a la esfera diplomática. 

Y es que la COP25 también ha contado hasta ahora con representantes de la Alianza Evangélica Española y otras entidades cristianas. De hecho, aprovechando el incentivo que la cumbre internacional ha supuesto para el debate ecologista, el Programa Cristiano de Observadores del Clima (CCOP, por sus siglas en inglés), un grupo que forma parte de la Red del Movimiento Lausana y de la Alianza Evangélica Mundial para el Cuidado de la Creación, y que ha sido invitado por la ONU a la cumbre en calidad de observadores, se ha propuesto reunir a las iglesias de España el 7 de diciembre en la Iglesia Bautista de la calle General Lacy para establecer un espacio de diálogo sobre los retos del cambio climático. 

“Queremos extender una invitación cordial a las iglesias evangélicas de España, a sus miembros y grupos juveniles, a este encuentro que busca brindar unas bases teológicas acerca del Cuidado de la Creación, dar una perspectiva bíblica e integral sobre la crisis climática y ofrecer oportunidades de compañerismo, intercambio de ideas y oración entre creyentes españoles y visitantes evangélicos defensores internacionales del clima”, ha explicado a Protestante Digital la facilitadora para América Latina y el Caribe de la Red del Movimiento Lausana y de la Alianza Evangélica Mundial para el Cuidado de la Creación, Juliana Morillo. 

APROVECHAR LA CUMBRE PARA INCIDIR EN EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

Dentro de un movimiento ecologista que, gracias al debate sobre el cambio climático, ve como sus bases se van ensanchado, el CCOP trabaja para destacar el concepto de ‘cuidado de la creación’ “mentoreando y formando a nuevos líderes climáticos cristianos provenientes de diferentes países para que incidan posteriormente en sus respectivos contextos, para aumentar la conciencia y la preocupación por la acción climática por parta de las iglesias, organizaciones cristianas y otros grupos de influencia”, señala Morillo. 

“Con nuestra participación buscamos ser una presencia activa con enfoque cristocéntrico en la Cumbre Climática, orando y abogando por acciones ambiciosas climáticas, que honren a Dios Creador y que demuestren amor hacia aquellos que se ven afectados negativamente por las injusticias del cambio climático”, manifiesta. 

Morillo incluye también a las iglesias en lo que considera una actitud pasiva general hacia el problema medioambiental. “El nivel de respuesta frente a esta dramática y acelerada crisis ha sido lento y de desinterés por parte de gobiernos, sector privado y la sociedad en general, incluyendo la iglesia, cuando lo que se requiere es un cambio real y un movimiento concertado hacia la acción para reducir las emisiones que están causando el cambio climático”, asegura. Para esta activista cristiana, una cosmovisión bíblica del cuidado de la creación debe motivar a los cristianos a conservar el medio ambiente pensando en llamado divino de amar al prójimo y en las próximas generaciones. “Nos corresponde, como cristianos, no cerrar los oídos a la crisis climática, sino más bien constituirnos en actores centrales que se involucran y que lideran, junto con otros, hacia un cambio”, remarca.

¿SERÁ COP25 RESOLUTIVA?

El sentido de urgencia que afecta a la cumbre se ha ido amplificando con el paso de los 25 años que lleva realizándose. Uno de los encuentros más relevantes, por las conclusiones que se alcanzaron, fue el celebrado en París en 2015, que acabó con el compromiso de los países que firmaron el acuerdo de reducir a cero las emisiones netas para el año 2050. “Esto significa la reducción significativa de las emisiones causadas por los vehículos que queman gasolina y las fábricas operadas por combustibles fósiles, entre otros”, señala Morillo. “Hasta la fecha, los compromisos contraídos por los países en virtud del Acuerdo de París no son lo suficientemente ambiciosos”, añade. 

Con ese carácter de urgencia es que el CCOP pide a la cumbre del COP25 resolución para “enviar un mensaje claro a los países de que es imperativo que definan objetivos nacionales de reducción más estrictos de sus emisiones de gases de efecto invernadero”. La idea, apunta Murillo es que “así, el mundo pueda alcanzar cero emisiones para 2050, y se reduzcan las consecuencias nocivas a nuestro planeta y sus habitantes”.