El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Mariana Laskava, misionera evangélica en Ucrania, nos describe la situación que viven un año después de la invasión rusa. Ha sido un periodo de dolor, lágrimas, pero también de ver “la mano de Dios” guiando su labor.
Se cumple un año de la invasión rusa a Ucrania. El drama que se vivió aquel 24 de febrero de 2022 se ha extendido durante estos doce meses, en los que millones de personas han sido desplazadas forzosamente, y miles han muerto por los bombardeos o los enfrentamientos en el frente de guerra.
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Hoy las iglesias cristianas de Ucrania celebran un día especial de ayuno y oración. A pesar de las dificultades, los cristianos evangélicos están jugando un papel de enorme importancia en la distribución de ayuda de primera necesidad y en la atención espiritual a los ucranianos. No solo es un país dañado en su infraestructura económica, sino también necesitado de la esperanza sin igual que brinda el evangelio.
Así lo entiende Mariana Laskava, misionera ucraniana que se encuentra en Kyiv. Ella forma parte del equipo de la misión Palabra de Vida, que a lo largo de este año ha continuado con su misión evangelística y de formación bíblica, a pesar de las dificultades.
Pregunta. Mariana, cuéntanos primero cómo te encuentras.
[destacate]“Como una misionera, llamada por Dios para servir, estoy muy feliz por estar aquí ayudando a mi gente”[/destacate]Respuesta. Este año ha sido el más traumático para todos los ucranianos. Jamás lloré tanto y tuve tanto dolor por lo que está pasando con nuestro pueblo. Es un año en el que ni siquiera nos hemos dado cuenta del cambio de estaciones, porque solo podemos pensar en cuándo terminará esta agresión hacia nuestro país y cuándo dejarán de destrozarlo. Pero personalmente, como una misionera, llamada por Dios para servir, estoy muy feliz por estar aquí ayudando a mi gente. Hay tanta necesidad, que los que servimos al Señor tenemos que estar aquí. Muchos ucranianos están llenando las iglesias. Hay mucha necesidad de ayuda humanitaria. Estando aquí entiendes que estás en el mejor lugar, porque a pesar del peligro, estás ayudando a tu gente.
P. Sabemos que has tenido que estar unos meses fuera del país, a causa de la invasión.
R. Nosotros como misión decidimos evacuar al comenzar la guerra. Nos fuimos a Hungría, las mujeres, los niños y algunos hombres que pudieron salir. Un grupo luego nos fuimos a Rumanía, ayudando a los refugiados que salían de Ucrania. Fue una labor difícil, pero importante, ya que ayudamos a un centenar de personas.
Luego me fui a España, durante tres meses, un mes en Barcelona y dos meses en Galicia. Fue un tiempo muy hermoso, donde pude estar con otros hermanos en la fe. Pero emocionalmente es muy difícil estar lejos cuando tu país sufre. Estás bien, pero por dentro también estás mal. Igualmente, lo disfruté muchísimo.
Volví en agosto a Ucrania para unirme al trabajo de la misión.
P. ¿Cómo ha cambiado el trabajo de la misión en este año?
[destacate]“Estamos haciendo lo mismo que antes, que es evangelizar, pero de un modo muy diferente”[/destacate]R. Justo acabamos de publicar en redes sociales todo lo que pudimos hacer durante este año, y es algo impresionante. En realidad estamos haciendo lo mismo que antes, que es evangelizar, pero de un modo muy diferente. Hay muchas oportunidades. Estamos involucrados en ayuda humanitaria. Construimos un depósito en nuestro centro para guardar lo que vamos recibiendo de otros países, empaquetarlo y llevarlo a las iglesias, a partes de Ucrania que iban siendo liberadas de Rusia. Otra parte importante es ayudar a los soldados, atendiendo en los hospitales a los heridos. A otros soldados que son amigos, ex-alumnos del Instituto bíblico, procuramos ayudarles como podemos.
Algo interesante fue que en diciembre montamos una obra de teatro con el nombre de “Buscando la luz”, un programa de Navidad para los niños. Nos están bombardeando las estaciones de electricidad, por lo que hemos pasado muchas horas sin luz ni electricidad, con frío y muchas dificultades. Así que “Buscando la luz” es lo que estamos viviendo. Este programa evangelístico pensado para los refugiados ha tenido una gran acogida. Las iglesias se han llenado de personas que venían a ver la obra. Muchos venían con problemas, angustiados, y salían con esperanza.
Al final de la obra, los protagonistas encuentran un reino de luz, una luz que nadie les puede quitar ni se puede apagar. En la última canción contamos que Jesús es el rey de luz. En una iglesia grande en Kiev, tras dos presentaciones que hicimos, catorce niños empezaron a ir a la escuela dominical.
Hicimos más de 30 presentaciones en 25 ciudades. Y aunque ya pasó la Navidad, nos siguen pidiendo ir. Ahora las iglesias nos están insistiendo en preparar un programa para Semana Santa.
P. Al viajar por tantas ciudades, tendréis una perspectiva del sentimiento general en el país. ¿Hay alguna expectativa hacia el futuro?
[destacate]“El espíritu del pueblo ucraniano es que jamás nos rendiremos. Jamás”[/destacate]R. Como un pueblo que está en guerra desde hace un año, nos cansamos mucho, pero el espíritu del pueblo ucraniano es que jamás nos rendiremos. Jamás. Todos los días se habla de ‘cuando termine la guerra’, ‘cuando lleguemos a la victoria’. Hoy, que hace un año de la guerra, tenemos un día de ayuno y oración nacional. Todas las iglesias cristianas están involucradas. Creemos en Dios y oramos todo lo que podemos, lo que sabemos.
P. En estos meses ha habido momentos en los que has visto la mano de Dios. ¿Cómo lo habéis sentido?
R. La vida es muy dura, pero Dios es muy bueno. Cuando hablo con los creyentes, veo que Dios nos da todo lo que necesitamos. Él nos cuida. Cuando viajamos con esta obra de teatro, visitamos algunas de las ciudades que son bombardeadas cada día. Fue un paso de fe ir a estas ciudades. Nos queda una a la que queremos ir, pero que está demasiado cerca de Rusia. Pero había días en los que los bombardeos podrían hacernos cancelar los planes. Sin embargo, durante las presentaciones no tuvimos alertas de bombardeos, justo en los días que nos tocaba ir a estas ciudades. Dios nos está permitiendo llevar el evangelio, y vemos su mano en todo.
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P. ¿De qué forma se puede ayudar a vuestra misión?
[destacate]“Orad por nosotros para que podamos ver la forma de ayudar a los demás”[/destacate]R. Muchos están ofrendando, incluso con iniciativas más locales, como por ejemplo una iglesia en Galicia que estuvo enviando pilas, velas y linternas para que repartiésemos a las personas. La mayor ayuda es orar por nosotros, para que podamos ver la forma de ayudar a las personas, de compartir el evangelio. Queremos construir un búnker en la propiedad, porque sin eso no podemos hacer actividades con niños. Estamos construyendo un salón comedor para tener actividades. Dependemos del Señor, porque sabemos que si viene un misil se destruye todo. Queremos hacer campamentos este verano, si Dios nos lo permite.
Se puede ofrendar, pero también incluso venir a ayudar. Los extranjeros están pudiendo venir, y quizá cuando termine la guerra puedan venir más personas.
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