La presunta falta de fiabilidad de algunas nuevas traducciones bíblicas, especialmente las dirigidas a un contexto musulmán, ha generado mucho debate en las últimas semanas. A raíz de la controversia, una persona de amplio conocimiento bíblico, y con larga experiencia en el ministerio cristiano en contextos islámicos, ha accedido a explicar su propia visión a Protestante Digital. “Wycliffe goza de la confianza de las iglesias”, dice.
¿Debe contextualizarse una traducción de la Biblia a la cultura que la recibirá? En caso de que sí… ¿Hasta qué punto? El debate sobre si se ha distorsionado el mensaje bíblico en algunas nuevas traducciones dirigidas a un público islámico ha saltado a algunos medios de comunicación en los últimos meses.
Varias fuentes han acusado a Wycliffe, una organización experta en las traducción y difusión de la Biblia a todo tipo de lenguas, de haber tergiversado el mensaje bíblico al excederse en sus esfuerzos por adaptarse a las culturas musulmanas.
Las críticas se refieren al concepto “Dios el Padre”, que se traduce en algunas versiones por la palabra “Alá”. Jesús como el “Hijo de Dios”, por otro lado, sería traducido como “El Mesías”, sin poner énfasis ni en su divinidad ni en su relación con directa con Dios padre.
“PARA LECTORES DE NIVEL SENCILLO”
Este diario ha preguntado a una persona con experiencia en el contexto islámico, que por razones de seguridad ha preferido no ser citada explícitamente. Explica que es positivo que haya “una buena traducción a un nivel básico para ayudar aquellos lectores que necesitan un nivel sencillo”.
Según su opinión, muchas de las críticas escuchadas hasta hoy son precipitadas y provienen de sectores protestantes poco informados.
“Creo que hay un temor al ‘sincretismo’ y un deseo sincero de salvaguardar siempre ‘la fe dada una vez a los santos’”. Pero más allá de ese “celo” positivo habría habido una mezcla de desconocimiento y alarma innecesaria.
BUEN O MAL USO DE “ALÁ”
En cuanto al uso de “Alá” para referirse al Dios de la Biblia, la persona consultada explica que se identifica con la explicación que da Chawkat Moucarry en el libro “El profeta y el Mesías” (IVP, 2001). Este autor explica que
“todos los árabes, usan el nombre ‘Allah’ para referirse a Dios, dado que ‘Allah’ es la única palabra para traducir ‘Dios’ en árabe (…) El nombre ‘Allah’ se refiere a Dios como el Dios único. La palabra ‘ilah’ se deriva de una raíz que conlleva en sí los conceptos de adoración, protección, eternidad, poder y creación. Algunos lingüistas consideran que ‘Allah’ es un nombre, el nombre de Dios que no tiene derivaciones.
Es similar al nombre de Dios en otros lenguas semíticas: arameo (‘Elah’), Siriaco (‘Alaha’), y Hebreo (‘Elah’, ‘Elohim’)”.
Según este punto de vista, que coloca a “Alá” como el sinónimo más natural para “Dios”, la controversia carecería de sentido.
EL EJEMPLO DE ANTERIORES TRADUCCIONES
Ante la pregunta de si el texto bíblico debe ser contextualizado cuando se traduce para un contexto islámico, la persona consultada se remite a dos traducciones anteriores.
Explica
el caso de la Sociedad Bíblica de Egipto, que “incluye en la Biblia árabe que publica un apéndice de más de cuarenta páginas de palabras difíciles”. Esto es “una gran ayuda para el nuevo lector de la Biblia”, que puede “buscar las palabras desconocida y su definición”.
También cita el caso de la
Sociedad Bíblica del Líbano, que ´”publicó hace pocos años un texto sencillo de la Biblia, fruto de un trabajo concienzudo de biblistas árabes. Muy útil para una persona que está leyendo la Biblia por primera vez”.
Mientras que la primera traducción se parecería más a la “Reina-Valera”, la segunda sería más comparable a la versión “Dios habla Hoy”, explica esta fuente. Ambas, siendo diferentes, son “totalmente fieles”.
Lo que marcará la diferencia entre una buena o una mala traducción es la conciencia de los traductores y su respeto por la Biblia. “Hay que desechar toda influencia del pragmatismo mal enfocado y ser totalmente honesto, preciso y claro con cada palabra en cuestión. Recordar siempre que la conversión es un milagro de Dios y tener siempre delante las palabras de San Pablo: ‘Hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios’”.
¿HASTA QUÉ PUNTO ES DEFINITIVA UNA TRADUCCIÓN?
Una vez hechos todos los esfuerzos, “la conversión genuina a Cristo no radica tanto en un convencimiento intelectual sino en un renacer espiritual”, recuerda esta fuente. El debate sobre cuál es la mejor forma de traducir el texto bíblico es importante, pero un lector de trasfondo musulmán sólo podrá aceptar el evangelio si “el Cristo de Dios se revela al corazón y la persona experimenta un amanecer en lo más profundo de su ser”.
Y eso es aplicable a cualquier persona, sea del contexto cultural que sea. “Cristo mismo explica a Pedro cuando Pedro reconoce su deidad, ‘No te lo reveló esto ni carne ni sangre sino mí Padre que está en el cielo’”, añade.
EN DEFENSA DE WYCLIFFE
En cuanto al trabajo Wycliffe, la persona consultada insiste en que muchos de los rumores de los últimos meses son “acusaciones infundadas”. Y añade que “los traductores de Wycliffe tienen mi respeto y gozan de la confianza de las iglesias”.
Ante la controversia, la propia organización ha hecho un esfuerzo por aclarar todas las dudas que han surgido sobre su labor de traducción. En su página web es posible
leer un comunicado en el que se responde a preguntas concretas.
Wycliffe explica en el comunicado que el objetivo de las traducciones nunca ha sido “no ofender”, sino facilitar la lectura y la comprensión en culturas muy diferentes.
“Siempre hemos intentado comunicar el mensaje del evangelio de forma precisa y clara”, dice el comunicado. Y enfatiza: “La selección de términos teológicos importantes siempre se trata con un cuidado especial para asegurar que comunican precisamente la verdad bíblica. Este es uno de los aspectos más rigurosos del proceso de traducción”.
CASOS CONFLICTIVOS ANTERIORES
En el propio comunicado,
la organización reconoce que en el pasado participó en proyectos en los que “no tenía la última palabra” y en los que se pudo haber promovido (aún con buenas intenciones) traducciones inadecuadas de los conceptos ‘Dios Padre’, ‘Dios Hijo’ y ‘Espíritu Santo’.
Sin embargo, en la actualidad Wycliffe “no usa Mesías como equivalente a ‘Jesús’ o ‘Hijo de Dios’ ni promovemos ese uso”. En este sentido fue clave un cambio de política implementado “nuevos estándares a partir de agosto de 2011”.
Anteriormente sí se hicieron trabajos “que usaban términos alternativos que no cumplían nuestros estándares actuales. Se han hecho esfuerzos para asegurar que estos trabajos sean corregidos para adaptarse a nuestros estándares actuales”.
El problema (y la posible causa de la controversia) es que aún circulan por internet traducciones antiguas, explica el comunicado. “Desafortunadamente copias previamente publicadas han sido subidas a internet por otras fuentes. No controlamos esas páginas web en cuestión, pero hemos pedido que estas sean quitadas”.
LA WEA GARANTIZARÁ NUEVAS TRADUCCIONES
Tras las diversas informaciones y opiniones, la propia Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés) comunicó en marzo de este año que había aceptado hacer una “audición externa” del proceso de traducción de Wycliffe y SIL International, con la intención de presentar conclusiones claras a finales de 2012.
“El panel revisará las prácticas de traducción, poniendo límites para metodologías de traducción teológicamente aceptables, particularmente en contextos musulmanes, y sugiriendo cómo implementar de forma práctica esas recomendaciones”.
Según el comunicado de la WEA, el panel estará formado por “teólogos, eruditos bíblicos, traductores, lingüistas y misionólogos, e incluirá representación de creyentes nacionales de países con mayoría musulmana y creyentes en Cristo maduros provenientes de un trasfondo musulmán”.
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