Este verano, las Islas Canarias, en España, se han convertido en el principal receptor de personas inmigrantes que viajan a Europa de forma irregular.

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Sólo en los últimos 15 días de agosto, 3.220 llegaron a sus costas desde África jugándose la vida en pateras o cayucos organizados por mafias. El aumento se ha más que duplicado en lo que llevamos de 2024 (un 123% en los primeros 8 meses de 2023).

Noemi Mena, profesora universitaria española en Holanda, experta en migraciones y el mundo laboral, ha contado a Evangelical Focus que la crisis en España se da por un complejo juego de equilibrios: cuando se cierran rutas por el Mediterráneo, se abren otras en el Atlántico.

Mena es doctora en Comunicación Política y Migración y dedica mucho de su tiempo a investigar la inmigración en Europa. Su principal queja es la “falta de solidaridad entre regiones”, pero también que los gobiernos “hacen política a golpe de noticias”. Como cristiana, cree en la necesidad de responder con compasión a las personas que llegan huyendo de situaciones personales muy complejas, pero a la vez llama a concienciar a quienes llegan a Europa de la realidad dura con la que se van a encontrar.

En esta entrevista, opina también sobre el papel de los medios, el partidismo político y el concepto de “migración circular”.  

Pregunta. En Canarias y en Ceuta están extenuados y este verano las autoridades han lanzado un grito de auxilio. ¿Qué se puede hacer ante la llegada de tantos migrantes sin un plan de futuro?

Respuesta. Hay una clara falta de solidariad de las regiones interiores con las fronterizas. Pasa en España, pero también a nivel europeo, con el nuevo pacto de la inmigración, donde se hablaba de “solidaridad flexible”.

La presión que tienen las Canarias, Ceuta y Melilla, supera en mucho a la del resto de España. Hay falta de ejemplaridad, en algunos sitios ya no quedan más recursos. En Fuerteventura, por ejemplo, donde ponían un campamento con 900 inmigrantes que acababan de llegar al lado de un pueblecito de 500 habitantes. Obviamente, esta presión no la aguanta nadie, es algo imposible de mantener, tanto a nivel ciudadano como a nivel de recursos.

También hay una explotación política de este tema. Es verdad que han llegado este año algo más de 25.000 personas a las Canarias, y aproximadamente 35.000 a toda España, y es cierto que son cifras muy significativas, sobre todo si las comparamos con los últimos años.

Sin embargo, en Europa, si miramos los datos de Frontex (la agencia que gestiona las fronteras exteriores de la UE y controla la inmigración irregular), ha habido reducciones del 40% en la inmigración irregular.

¿Esto aparece en alguna portada de algún periódico o telediario? ¿Lo comenta algún partido político? No se lo he oído mencionarlo ni a Meloni, ni a Wilders, ni a Le Pen, ni a Vox… Nadie habla de cómo ha disminuido la llegada de inmigrantes irregulares que han llegado a Europa.

P. ¿Qué ha cambiado últimamente?

R. Al cerrarse una puerta, se abre otra. Se ha cerrado la puerta del Mediterráneo, a través de Frontex y todos los acuerdos de la Unión Europea con Túnez y con Turquía, y se abre la Ruta de Canarias, que es más peligrosa.

Se han endurecido las políticas, e Italia ha conseguido reducir un 60% la inmigración irregular. Algo parecido sucede en Grecia y en la Ruta de los Balcanes.

Esto sólo es un apunte de que las cifras son muy relativas, y que abunda el sensacionalismo de los medios de comunicación y todos los partidos de derecha, extrema derecha, y de todas las ideologías que utilizan la inmigración como cabeza de turco.

Los propios mapas de Frontex muestran un montón de flechas hacia nosotros, parece como que “África va a invadir Europa”. No hay ninguna flecha de estas que hable de los desplazamientos internos en el continente vecino, que son un 80% de los movimientos, como inmigrantes que van a Uganda, Sudáfrica o Kenia, por ejemplo, países que tienen mejores condiciones.

P. Las encuestas muestran que la llegada de inmigrantes de forma ilegal es un tema que preocupa mucho en este momento a los europeos.

R. En España se hace política migratoria a golpe de noticia. La inmigración sólo aparece como tema que preocupa a los españoles, según el CIS, en los meses de septiembre y octubre, después ya no.

Es por las imágenes de las pateras y cayucos que siguen llegando desde hace años a nuestra regiones fronterizas. El  problema es que España no tiene un plan ni una planificación a medio o largo plazo, simplemente responde a crisis en el momento concreto.

P. Entre cristianos, hay todo tipo de reacciones a la inmigración irregular. Algunos enfatizan la compasión hacia el necesitado, otros, el impacto que puede tener en el futuro o la realidad económica de Europa. ¿Cómo lo ves tú?

R. Como cristianos, estamos llamados a ayudar a las personas en necesidad. En cualquier situación de emergencia o de crisis, ya sea con la llegada de inmigrantes a Canarias, o la crisis que hubo en Europa con la llegada de sirios, afganos, o ucranianos.

A largo plazo, hay que ver qué podemos ofrecer, si ese pueblo o esa ciudad o región puede ofrecer trabajo u otras soluciones a personas que llegan de forma irregular, inmigrantes que buscan un trabajo y un futuro.

Creo que es muy admirable que muchas iglesias y organizaciones cristianas han colaborados con estas situaciones, y esto aparece muy poco en los medios de comunicación. Tanto en Europa como en lugares como Canarias, el gobierno les pide ayuda a las entidades cristianas porque no hay recursos suficientes. Y esto no tiene la visibilidad que debería: esa llamada a la compasión y a la respuesta en momentos de necesidad.

Me gustaría matizar que muchas de las personas que llegan de forma ilegal lo hacen porque no hay otra ruta, no hay otra vía. Si la hubiera, se acogerían a ella.

P. Desde tu experiencia, ¿qué posibles soluciones se te ocurren?

R. Creo que es importante que España y Europa creen una vía legal de migración circular, para todos los trabajos. Por ejemplo, en el campo tenemos muchos trabajos temporales que se podrían cubrir. Ese dinero, esas remesas, podrían volver y ayudar a la reconstrucción de los países de origen. Esto daría una visión clara y justa de la realidad, y mostraría que esos países también necesitan a su gente.

Yo he hablado con mujeres temporeras trabajando en la recogida de la fresa en Huelva. Son del Magreb, de norte de África, trabajan dos o tres meses y se vuelven a casa. Estos modelos de migración circular, si se exploraran mejor, creo que muchas personas se acogerían a ello.

Una vía legal sería mejor para todos: ellos podrían venir sin jugarse la vida, y habría una serie de garantías para los estados que acogen, que necesitan mano de obra. Se sabría en qué sectores se necesitan trabajadores y habría un plan realista, evitando que lleguen personas sin plan y sin futuro, para las que es muy difícil encontrar un futuro.

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Sobre Noemi Mena

Noemi Mena es Profesora en Negocios Internacionales y Comunicación (IBC) en la Universidad Holandesa Radboud e investigadora en la organización para la inmigración RUNOMI. Cuenta con un doctorado en Comunicación Política y Migración por la Universidad Rey Juan Carlos, y es experta en comunicación intercultural y periodismo de investigación.

Noemi es cofundadora de Re-starter, una fundación que promueve la integración de refugiados en los Países Bajos y otros países europeos. Este año académico, es la coordinadora de un proyecto de formación para mujeres refugiadas en la Universidad de Radboud.

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