Es necesario evitar que la llegada de miles de personas migrantes a las costas españolas se convierta en un caballo de batalla político. Pero la sociedad en su conjunto también debe preguntarse cuál es la realidad de las personas que llegan a España, para lo cual una visión cristiana puede ser clarificadora.

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Son dos de las ideas que propone Conchi Rodríguez en una entrevista con Protestante Digital. Es la directora de Diaconía, una ONG evangélica española que trabaja directamente con demandantes de asilo y menores no acompañados en 7 Comunidades Autónomas.

Pregunta. ¿Cómo evalúas la respuesta de las autoridades en España a la llegada miles de migrantes a Canarias y Ceuta este verano?

Respuesta. Es evidente que esta llegada nos ha sorprendido a todos, por el aumento respecto a los últimos meses.

A junio de este año (19.257) ya se había triplicado la cifra de llegadas del año pasado (7.913). Y se habla de un aumento del 167% de entradas de migrantes a Canarias en este semestre con respecto al del año pasado. En términos absolutos, estas cifran no son un porcentaje alto en relación con la población que somos en España, pero una entrada masiva, en poco lapso de tiempo, desestabiliza totalmente las previsiones que hubiera.

Desde diciembre de 2023, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha hecho varias declaraciones de emergencia con dotación económica para que las ONG pudiéramos ampliar nuestros recursos para acoger a dichas personas. Pero es cierto que no se está dando abasto y eso está creando graves problemas para los propios migrantes que no pueden ser acogidos ni atendidos como se debiera, y también para las CCAA afectadas que están desbordadas. Se ha inyectado, por ejemplo, casi 100 millones de euros concretamente en las islas Canarias para poder atender necesidades básicas de estas personas. Pero todo ha parecido poco, porque la llegada ha desbordado las previsiones.

P. ¿Cómo habría que responder a las peticiones de ayuda urgente que están haciendo los gobiernos en Canarias y en Ceuta?

R. Evidentemente tiene que haber medidas de urgencia que descongestionen el nivel de saturación que existe. Recursos económicos para poder atender la población migrante de forma digna mientras estén allí. Para los menores no acompañados, un plan de reparto de estas personas por el resto de Comunidades Autónomas de España, y plazas suficientes de acogida para ellos y también personas adultas en el resto de España.

Es un esfuerzo en el que tendremos que estar todos: los gobiernos (estatal, autonómicos y locales), las entidades del Tercer Sector, el tejido empresarial y la sociedad en su conjunto.

P. Los gobiernos en toda Europa han endurecido las políticas de migración. Meloni en Italia, Scholz en Alemania, y muchos otros hablan de deportaciones de todos aquellos que no tenga permiso para entrar en la UE. Las encuestas muestran que la llegada de inmigrantes de forma ilegal es un tema que preocupa a la población en Europa. ¿Qué ajustes deben hacerse para evitar que en España los migrantes se conviertan en un tema de batalla política central como ya sucede en Italia, Francia o el Reino Unido?

R. He realizado una tabla a partir de datos que se pueden encontrar o en periódicos y en registros públicos de los diferentes países. Hay variaciones porque el rango de esos datos son los reflejados entre 2022 y 2024, pero puede darnos una aproximación al impacto de la inmigración en cada país, y he añadido los menores extranjeros no acompañados.

De entre los países mencionados, España sería el tercer país en porcentaje de población en relación a su población total. Y las personas inmigrantes tan solo representan el 13,62% de la población. En cuanto a menores extranjeros no acompañados, aproximadamente estaría en cuarto lugar de los cinco países mencionados, ya que algunos datos son del 2022 o del 2023.

[destacate] “Hay 11.400 menores no acompañados en España. Creo que hablar de 'invasión' es cuanto menos exagerado”[/destacate]Creo que hablar de “invasión”, de un “fenómeno preocupante”, es cuanto menos exagerado. Hoy por hoy, es bastante complicado evitar que los migrantes se conviertan en un tema de batalla política, ya que se está usando como arma arrojadiza de unos contra otros y se está instrumentalizando para atacar a los gobiernos. Pasa en España, en Europa y también en EEUU, por ejemplo.

Dependerá de los discursos de nuestra clase política y de la educación y tipo de sociedad que queremos ser. Las sociedades del hemisferio norte están muy polarizadas, y hay un resurgir de ideologías xenófobas y discursos de odio, y por tanto es muy difícil que los partidos políticos que no gobiernan en todos estos países dejen de utilizar los desajustes que pueda producir la llegada de personas migrantes para atacar a los partidos que gobiernan.

P. ¿Y los esfuerzos junto a los países de origen?

R. Creo que sería un ideal a perseguir, por difícil o utópico que nos parezca, que las condiciones de vida en los países de procedencia fueran mejores y por tanto no invitaran, por utilizar un eufemismo, a huir.

Esto es muy complejo, y requiere de voluntad política para invertir por parte de los países desarrollados en estos países más desfavorecidos, lidiar con gobiernos corruptos en algunos de esos países que harían difícil que dichas inversiones tuvieran el destino correcto.

Pero también hay guerras, que provocan muertes, sufrimiento, hambre, persecución y que impulsan a las personas a huir, como es lógico. Las personas tienen derecho a vivir una vida en condiciones dignas, con los recursos y oportunidades básicas para subsistir, para ellos y para sus hijos e hijas, pero también en condiciones de libertad, de respeto a los derechos humanos. Es lo primero que se debería trabajar, se lo debemos por el expolio a los que hemos sometido durante décadas a muchos de los países de procedencia de los migrantes que llegan a España y al resto de Europa.

[destacate]  “Medidas sobre la mesa podrían incluir la llamada migración circular, un acuerdo para una entrada ordenada con acceso a trabajo” [/destacate]Medidas sobre la mesa podrían incluir la llamada “migración circular”, un acuerdo para una entrada ordenada con acceso a trabajo, que es lo quieren y necesitan. Y también luchar contra las mafias que se aprovechan de las personas que huyen de todo esto.

No tenemos que comprar discursos que criminalizan a los inmigrantes que vienen a España procedentes de África u otros países en vías de desarrollo, frente a inmigrantes de países más “afines” como ocurrió con Ucrania, o de países considerados desarrollados. Si lo hacemos, es posible que tuviéramos entonces que hablar de aporafobia. Y esto el algo que puede influir mucho en estos ajustes que tendríamos que hacer y que mencionabas en tu pregunta.

Creo que es vital desmontar los discursos de odio contra la inmigración que están creciendo no solo en España sino también en Europa o fuera de nuestro continente.

P. Algunos consideran que las organizaciones cristianas que acogen a migrantes (incluidos menores o demandantes de asilo) se centran sólo en la compasión sin tener una visión realista de los problemas complejos que causa la llegada ‘descontrolada’ de mucha gente. ¿Cómo responderías?

R. Creo que piensan esto de las organizaciones cristianas y las ONG porque no saben realmente en qué consiste nuestro trabajo. Este consiste en integrar social y laboralmente a las personas que llegan a nuestro país, y por supuesto ayudarles a gestionar el duelo migratorio por las pérdidas que han sufrido, desde las más dramáticas como las de sus familiares hasta las que pueden parecernos menos importantes como el abandonar su país, su cultura.

[destacate] “Somos los que conocemos de primera mano lo que les ha motivado a salir de sus países, sus anhelos, el precio que han tenido que pagar por llegar” [/destacate]Si además acogemos a solicitantes de asilo, tenemos que gestionar todo lo relativo a su documentación y su petición de asilo ante el Ministerio del Interior. En ese transcurso de tiempo, lo que hacemos, además de darles un lugar donde vivir, y atención de sus necesidades básicas, escolarización de sus hijos e hijas y acceso a la sanidad. Enfatizamos mucho el aprendizaje del idioma, y el conocimiento de nuestra cultura, con el fin de poder facilitar una adecuada integración. Otro aspecto vital son las habilidades para el trabajo, formación y búsqueda de empleo.

Por tanto, creo que nuestra visión es muy realista, porque somos los que conocemos de primera mano las necesidades de estas personas, lo que les ha motivado a salir de sus países, cuáles son sus anhelos y objetivos, el precio que han tenido que pagar por llegar. Algunos han pagado con su propia vida. Y por eso denunciamos que no pueden venir en esas condiciones, que se deben tomar medidas para humanizar la migración ante el aumento de las llegadas y los discursos de odio hacia ellos.

No podemos negar que la llegada de tantas personas migrantes en un cortísimo espacio de tiempo, producen un colapso en nuestro sistema, que claramente no está preparado para ello, es algo que hay que solucionar. No obstante, creo que debiéramos cultivar un pensamiento crítico y reflexivo sobre lo que nos dicen acerca de la inmigración, tanto los medios de comunicación, creadores de opinión, como algunas posturas dentro de la clase política.

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Con cifras en la mano, podemos comprobar que el porcentaje de población extranjera en España no llega al 14%. De ellos, según el CEAR, tan solo 118.842 son solicitantes de asilo. Y menores no acompañados, hay 11.400. Todo esto en un país con una población de 47.8 millones.

P. En un tema tan complejo como la inmigración de personas que se juegan la vida en el mar sin un futuro claro en Europa, ¿cómo puede la visión cristiana combinar justicia, compasión y verdad?

R. Los cristianos somos llamados por Jesús a la compasión, la justicia, y la verdad. Debemos tener una mente más reflexiva y crítica ante los mensajes de criminalización y odio hacia los migrantes (los migrantes pobres, claro).

La vida de Jesús fue un ejemplo constante de compasión con el débil, con el excluido, con el enfermo, con el pobre. Es con ellos con quien Jesús se relacionaba, a ellos a quién se dirigía. Los sanaba, los aceptaba en su círculo más íntimo, les anunciaba el Reino de Dios. La clase dirigente religiosa y política le criticaba por ello, pero él les dijo: “Yo he venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”, porque “los sanos” no tienen necesidad de médico. Esto ya viene del Antiguo Testamento, en el que también se nos habla de atender al huérfano, a la viuda, al extranjero.

[destacate] “Como cristianos, debemos acoger a estas personas, que son nuestro prójimo, porque viven próximos a nosotros” [/destacate]Evidentemente nadie huiría de sus países si no se viera obligado a ello, por tanto, creo que también como cristianos debemos implicarnos en denunciar las situaciones de injusticia frente a los que sufren guerras, hambre, persecución por ser o pensar distinto. Implicarnos en acoger y tratar a estas personas, que son nuestro prójimo, porque viven próximos a nosotros, como nos dice Jesús, amándolos como a nosotros mismos.

Precisamente, lo que me chocaría es que pudiera haber cristianos que creyeran que se puede combinar la justicia, la compasión y la verdad con una actitud de incomprensión o de recelo o rechazo a las personas que se juegan su vida en el mar buscando un futuro mejor, aunque no tengan claro que lo vayan a conseguir.

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Nadie pondría en peligro su propia vida o mucho menos la vida de sus hijos sin acompañarles en ese viaje si no viviera una situación realmente desesperada y que habiéndolo intentado todo antes no encuentra otra vía.

Lo que hacemos en Diaconía lo hacemos por esa convicción, porque la única manera posible de poder hacer real nuestro seguimiento a Jesús, de demostrar la compasión que él nos pide y los valores que hemos aprendido de él, no es otra que aceptar a las personas que vienen de fuera, ayudarles y buscar y luchar cada uno de la manera que pueda por su integración en nuestra sociedad.

En otro momento de la historia fueron los españoles los que se encontraron en esta situación. Probablemente las personas que les acogieron en los países a los que huimos ni siquiera fueran cristianos, así que estamos obligados a hacer lo mismo, lo miremos por donde lo miremos.

El trabajo de Diaconía con migrantes

Diaconía dispone de 538 plazas en siete regiones diferentes de España, incluidas algunas para mujeres migrantes víctimas de trata. Además de la escolarización y la formación para encontrar trabajo, se trabaja el aprendizaje del idioma y la comprensión de la cultura local. Proyectos como “Contigo” se dirigen especialmente a jóvenes, para “crear redes sociales de apoyo con la implicación de voluntariado y mentores también jóvenes que les acompañan en su proceso de integración”, explica Rodríguez.

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