El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cataluña acoge este mes de diciembre su IV Congreso Protestante, un evento que se celebra cada diez años y que la pandemia había retrasado, con un enfoque principal en la misión.
El último fue en 2011 y aunque se celebra cada diez años, la pandemia del coronavirus ha obligado a postergarlo hasta este mes de diciembre de 2022. Los días 6, 7 y 8, Cataluña acoge la celebración del IV Congreso Protestante, que organiza el Consell Evangèlic y que tendrá lugar en las instalaciones de la Iglesia Ministerio Jesucristo Pan de Vida, en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
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El enfoque de esta edición es “la misión de Dios”, tal y como lo describe el secretario general del Consell, Guillem Correa. “Nos gustaría transmitir que esta es una oportunidad para no perder. El Señor le ha dado a la iglesia una oportunidad y creo que es espiritual y sabio aprovechar las oportunidades cuando Dios nos las da”, dice.
Desde la organización, dicen, han apostado por un congreso “que no es austero, pero sí sobrio”, adaptándose también a las circunstancias de la sociedad. Esto, remarcan, no les hace perder de vista su consideración específica por la juventud, animando especialmente a la participación de personas menores de 45 años.
La misión en el entorno urbano, el discipulado en la misión, la plantación de iglesias y la juventud son algunos de los temas que abordarán los trece ponentes distintos que han sido invitados a participar en las plenarias.
El programa también se ha diseñado de forma dinámica, incluyendo formatos típicos de conferencias, pero también mesas redondas, tiempos de alabanza y predicación.
Pregunta: Celebráis la cuarta edición del Congreso Protestante de Cataluña. ¿Se organiza cada diez años?
Respuesta: Exacto. Este tenía que hacerse en el año 2021, pero por razones sanitarias no lo pudimos hacer y lo aplazamos al 2022. Esto nos deja dos reflexiones principales. La primera es que vamos tarde, porque no hemos tenido tiempo suficiente para la organización. Y la segunda es que tenemos que salir de esta dinámica presente en la vida de nuestra sociedad y de nuestras iglesias, que es la situación pospandémica. No tenemos suficiente tiempo para preparar todo lo que se debería preparar, y al mismo tiempo tenemos que nada a contracorriente por esta situación que nos sigue condicionando.
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P: Diez años dan para mucho. ¿Cómo ha sido la evolución de la iglesia evangélica en Cataluña en este tiempo y que expectativas se han generado?
R: La sociedad catalana ha cambiado profundamente. Ha cambiado a nivel sociológico, porque la presencia de la inmigración ha sido, y sigue siendo, un elemento diferencial muy importante. Ha cambiado también desde el punto de vista de las prioridades de la gente, encontrándonos cada vez más en una sociedad secularizada, vacía y que encuentra en la diversión y el entretenimiento la forma de llenar su tiempo. Y, al mismo tiempo, a nivel de iglesia evangélica, ha cambiado con el surgimiento de una serie de comunidades no afiliadas a ninguna denominación que, de alguna manera, provocan que aquellas estructuras que habían sido motores durante muchos años, no es que todas hayan dejado de serlo, pero algunas han perdido la dinámica que las caracterizaba y el panorama se ha atomizado mucho más.
P: ¿Cuál es el propósito que el Consell Evangèlic se plantea con la celebración de este congreso?
R: En cada momento histórico hemos tratado de ofrecer una respuesta adecuada. Hubiéramos podido volver a plantearnos un congreso tal y como lo hemos hecho en ocasiones anteriores, a través de toda una serie de ponencias para debatir temas de actualidad y exteriores a nuestras iglesias. Pero, en estos momentos, hemos creído que uno de los elementos clave en la vida de la iglesia es la misión de Dios. Ahora más que nunca es necesario volver a recordarnos cuál es la misión de Dios, y en este proceso de recordar lo que dice y enseña la Palabra del Señor, se trata de recordarnos la centralidad de esta misión que podríamos resumir en “id y haced discípulos”. Este es el elemento diferencial de este congreso y lo que queremos poner sobre la mesa es lo que la Palabra de Dios dice y enseña en cuanto a la necesidad de hacer discípulos.
[destacate]“Cataluña necesita más de 4.000 iglesias nuevas para poder llegar a nuestra casa, y debemos presentar el mensaje de Jesús de muchas y diversas maneras ”[/destacate]No podemos enviar a gente más allá de nuestras cuatro paredes si antes no han sido discipulados. La cultura del discipulado es el elemento fundamental. Un discipulado integral, transformador y multiplicador. Transformador quiere decir la coherencia de la fe, es decir, que vivamos de acuerdo a lo enseña la Palabra. Y multiplicador significa que aquello que hemos vivido en nuestra propia experiencia de fe también lo compartimos con otros para que también puedan ser seguidores y seguidoras de Jesús.
P: En el lema del congreso habláis de cooperar para saturar Cataluña con el evangelio.
R: En realidad hay dos lemas. Uno dice: “Recuperemos nuestra esperanza en Cristo”. Creemos que, como cristianos, no debemos renunciar a poner el énfasis en que esta sociedad nuestra puede encontrar la esperanza, tanto a nivel individual como colectivo, en Jesús. Jesús es la respuesta que nuestra sociedad necesita en estos momentos. Siempre la ha necesitado, y también ahora. No renunciamos a hablar de Jesús en el seno de nuestra sociedad y más allá de nuestras propias fronteras.
El otro lema es “Saturar Cataluña con el evangelio de Jesús”. Nos gustaría que este congreso fuese un paso adelante, un punto y seguido en la experiencia de la coherencia de la fe, de un compromiso en el seguimiento y en la vida del discipulado. Tenemos un modelo, que no somos los pastores. No creemos en iglesias ‘pastorcéntricas’, sino en iglesias cristocéntricas, y en el modelo de Jesús. Lo que nos corresponde a nosotros como iglesia es compartir lo que dice y enseña la Palabra del Señor, para que esta coherencia de fe en el seguimiento de Jesús con un discipulado transformador y multiplicador no solo sean palabras, sino experiencias de vida que nos focalicen hacia una necesidad muy clara. Cataluña necesita más de 4.000 iglesias nuevas para poder llegar a nuestra casa, y debemos presentar el mensaje de Jesús de muchas y diversas maneras para llegar a distintos colectivos de nuestra sociedad, y llegar no solo a las poblaciones que no tienen testimonio, sino para recuperar las ciudades. Creemos en la teología urbana, y las ciudades catalanas han dejado de tener la huella impresa de Dios. Como cristianos también somos llamados a llevar esa huella al seno de las grandes ciudades. No podemos abandonarlas. Esto es algo que queremos enfatizar en este congreso.
Sería maravilloso que hubiese tres o cuatro ciudades en las que las iglesias pudieran cooperar de manera práctica, efectiva y concreta. Oramos por ello.
P: ¿Y cómo contempla el congreso la llamada ‘Cataluña rural’?
R: No hay una mención especial respecto a esta cuestión, entre otras cosas porque la mayoría de entidades misioneras tienen un énfasis especial en llegar a los pueblos en los que no hay testimonio evangélico. Eso está muy bien y lo apoyamos. Pero en el congreso queremos enfatizar la importancia de las ciudades. El 50% de la población catalana vive en ciudades, y dentro de 25 años se prevé que será prácticamente el 75%.
[destacate]“Cataluña es una sociedad centroeuropea en cuanto a nivel de secularización”.[/destacate]Es ahí, en las grandes ciudades, donde la secularización está creciendo de una manera muy marcada, y esto es todavía más evidente en una sociedad como la catalana. Somos una sociedad centroeuropea en cuanto a nivel de secularización. Abandonar el testimonio de Jesús en las grandes ciudades es un flaco favor que le podríamos hacer a la proclamación del evangelio.
P: ¿Qué reacciones habéis recibido hasta ahora por parte de las iglesias evangélicas y por parte de figuras públicas y del ámbito político?
R: Comienzo por el ámbito público y político. Todo el mundo está encantado con nosotros. Los partidos políticos y las instituciones han acogido de una manera muy favorable la celebración de este cuarto Congreso Protestante de Cataluña.
En cuanto a nuestras comunidades, las iglesias evangélicas están en un momento de reencuentro consigo mismas y creemos que el congreso será una muy buena oportunidad no solo para ello, sino para que también puedan reencontrarse con el resto de sus hermanos para poder conseguir lo que Dios nos encarga, que es su misión en nuestro tiempo y contexto.
P: Desde hace tiempo se escucha la idea de Cataluña como un terreno hostil al evangelio. Algunos la han llegado a catalogar de cementerio de misioneros. ¿Hasta qué punto es este congreso una respuesta?
R: La comunidad protestante en Cataluña ha crecido en los últimos años, sobre todo en cuanto a lo que podemos denominar como protestantismo sociológico. Hemos pasado de ser el 1,5% de la población al 3%, y finalmente al 7%, según el barómetro de la Generalitat. Lo cual quiere decir que existe una apertura importante respecto al mensaje que nosotros llevamos en el nombre de Jesús.
Lo que debemos preguntarnos no es tanto si Cataluña es un cementerio de misioneros, sino si nosotros estamos encontrando la forma de presentar a Jesús en el seno de nuestra sociedad. Por eso este congreso tiene tres elementos importantes: las pequeñas ponencias, la presentación de herramientas y la presentación de buenas prácticas. Es decir, ponemos el marco bíblico y teológico, ponemos la respuesta que en aquel marco se ha dado de manera más adecuada, y ponemos una muestra de que lo que estamos diciendo ya es una realidad entre nosotros.
Después tenemos las importantes mesas de trabajo. Son un papel en blanco con toda una serie de preguntas donde cada uno de los participantes debe preguntar delante del Señor cómo podemos dar una respuesta no personal, sino desde la perspectiva de iglesia.
Seguramente, el gran reto que tenemos delante es entender que por muy grande e importante que sea una iglesia, solos no podremos cumplir la misión de Dios. Si llegamos a esta convicción ante el Señor y entendemos que juntos lo podemos hacer mucho mejor, entonces seguramente pasará laguna cosa en Cataluña.
[destacate]“Los partidos políticos y las instituciones han acogido de una manera muy favorable la celebración de este cuarto Congreso Protestante de Cataluña”.[/destacate]Evidentemente, hablar de Jesús en un mundo poscristiano no es fácil. Siempre pienso que estamos en la era preconstantiniana, en los primeros siglos de la iglesia, donde la moral era exactamente la misma. Ahora nos escandalizamos, pero los tres primeros siglos del cristianismo fueron iguales o peores, y la iglesia rigió de manera que cambió la cultura del imperio e incluso el mismo imperio. Y después, cuando cayó el imperio, la fe cristiana no cayó ante las religiones de los pueblos que invadieron Roma, sino que sobrevivió por encima de ellas. Porque había una experiencia de discipulado transformador y multiplicador que era el fundamento de todo este proceso. La iglesia era el Reino. Nuestra comunidad local forma parte de ello, pero no es el Reino. Y cuando vivamos esto, y no solo lo prediquemos, seguramente en Cataluña habrá una transformación espiritual que nos sorprenderá.
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