“La derecha no es la propietaria ni la dueña del cristianismo”

Pocos ámbitos de la política quedan fuera del currículum de Rosa Aguilar (Córdoba, 1957). Su trayectoria se inició como concejala en el Ayuntamiento de Córdoba (1987-1991), ciudad de la que también fue alcaldesa entre 1999 y 2009. En 1993 obtuvo por primera vez un escaño en el Congreso de los Diputados, donde permaneció en una primera etapa hasta el año 2000, y luego regresó entre 2011 y 2015. 

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En 2009, Aguilar fue nombrada consejera de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. De allí llegó a Moncloa en octubre de 2010, como ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino de España, durante el último año del segundo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Volvió a la Junta de Andalucía en 2015, como consejera de Cultura, y en 2017 cambió de departamento para encargarse de Justicia e Interior hasta 2019. Ahora, abandona su escaño en el Parlamento de Andalucía y dice haber pasado “a la segunda línea de la política” después de tanto tiempo ocupando distintas responsabilidad en “primerísima línea”. Y lo hace asumiendo más protagonismo en el grupo de Cristianos Socialistas (PSOE), en el que siempre ha militado, según explica. 

Aguilar combina ahora la presidencia del Comité de Coordinación Territorial​ de Cristianos Socialistas con la coordinación del grupo territorial en Andalucía, con el objetivo de “sumar y multiplicar”. “He asumido la responsabilidad con ilusión y sabiendo que se trata de un trabajo colectivo”.

En la entrevista que sigue a continuación, Aguilar ha charlado con Protestante Digital sobre su visión de la relación entre política y fe, su proyecto para Cristianos Socialistas y algunas de las leyes más controvertidas aprobadas y debatidas en los últimos años, como la ley del aborto, la ley de eutanasia y la ley trans.

Pregunta: Recientemente has sido nombrada presidenta del Comité de Coordinación Territorial​ de Cristianos Socialistas y coordinadora del grupo territorial de Cristianos Socialistas en Andalucía. ¿Cómo llegas a esta nueva área de responsabilidad política?

Respuesta: Llego a esta nueva etapa con mucha ilusión, como siempre pongo en todas las cosas. Ilusión, pasión y convencimiento de que aquello que hagamos va a ser útil para las personas. Lo más importantes es dar pasos hacia adelante que beneficien a las personas en su vida cotidiana, en sus posibilidades y en sus oportunidades.

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He pasado a la segunda línea de la política porque entendía que durante mucho tiempo había estado en la primerísima línea, a través de distintas responsabilidades. Algo que no me había permitido ir más allá de la presencia en mi militancia como cristiana socialistas. Ahora, los compañeros y las compañeras han considerado ahora que soy la persona idónea para presidir el Comité Federal de Cristianos Socialistas y he asumido la responsabilidad con ilusión y sabiendo que se trata de un trabajo colectivo. Todos tenemos que trabajar en el ámbito de cristianos socialistas para que los proyectos en los que trabajamos y los lugares en los que estamos, que son muchos, sirvan para mejorar la vida de las personas y contribuyan a una vida mejor de todos.

P: ¿Qué desafíos encuentras de entradas?

R: He encontrado a muchos compañeros y compañeras comprometidos. También ha un coordinador federal, que es Cristóbal López, que siempre tiende la mano para que podamos sumar, y sumar es multiplicar. Y también he encontrado una puerta abierta para que todo el mundo pueda estar, pueda ser y pueda reconocerse en aquello que hacemos colectivamente. El PSOE ha entendido que Cristianos Socialistas tiene que tener su espacio, su visibilidad y trazar su propio trabajo. Y el trabajo más importante que tenemos es estar con las personas en nuestro compromiso social. Esto es un elemento determinante que hace que estemos al lado de las personas que lo necesitan y que van dando pasos para mejorar.

[destacate]“El PSOE ha entendido que Cristianos Socialistas tiene que tener su espacio, su visibilidad y trazar su propio trabajo”.[/destacate]Hay que decir que desde Cristianos Socialistas estamos apoyando el movimiento de mujeres en la Iglesia Católica, algo que entendemos como fundamental para que la igualdad se haga efectiva y real en todos los espacios de la vida. También estamos con las organizaciones sociales, con los cristianos de base que están trabajando por lo que significa la seguridad laboral, el salario digno y la lucha contra la pobreza.

Como Cristianos Socialistas estamos ahí, arrimando el hombro y con el deseo de trabajar, porque los tiempos que tenemos son tiempos de gran dificultad y hay que tender muchas manos y hay que ayudar. Desde esa perspectiva social estamos fuertemente comprometidos y lo hacemos al lado de las organizaciones sociales y cristianas que son múltiples, diversas y distintas. Queremos ser uno más trabajando. 

P: A algunos todavía les sorprende que un partido de la socialdemocracia, del centroizquierda, tenga un grupo de cristianos.

R: Esto es algo que siempre me sorprende, porque la derecha no es la propietaria ni la dueña del cristianismo ni de la iglesia. Entre las personas cristianas hay pluralidad. A nivel personal puedo decir que mi condición de mujer feminista y de izquierdas y mi compromiso social refuerzan mi identidad cristiana. La distinción entre ser de derechas y creyentes, y ser de izquierdas y no serlo, es un pensamiento que en la sociedad actual se debe ya dejar de lado para entender que en el espacio del cristianismo hay diversidad, pluralidad de pensamiento en lo que se refiere al compromiso social y político. A mí me merece más estar al lado de quienes lo necesitan, trabajando para que mañana haya familias que puedan comer, y a lo mejor a otros les satisface echar una limosna en la iglesia y creerse eximidos de sus pecados. No critico lo que hacen unos y otros, simplemente abogo por el respeto, porque hay muchos hombres y mujeres del espacio de la izquierda en general, no solo socialistas, que somos cristianos, creyentes, y estamos trabajando. Lo hacemos en segunda línea porque entendemos que hay organizaciones que protagonizan iniciativas que solo se pueden secundar y motivar desde nuestro trabajo y desde la participación.

P: A veces parece que el riesgo de estar en segunda línea es que a uno no se le tome lo suficientemente en cuenta. ¿Se teme eso en Cristianos Socialistas?

R: En absoluto. Nosotros, desde nuestras propias convicciones de cristianos socialistas, aportamos en el partido. El PSOE no solo ha hecho un reconocimiento expreso de Cristianos Socialistas, sino que se ha dado cuenta de la importancia que tenemos los cristianos dentro del partido y que tenemos que tener nuestro propio espacio, nuestro lugar de debate y de aportación. Tenemos canales para ir aportando iniciativas y propuestas al partido. 

En ese contexto, estar en segunda línea cuando hay distintas organizaciones de carácter social y organizaciones cristianas de base que tienen iniciativa, es lo normal para Cristianos Socialistas. No tenemos interés en ponernos en el primer lugar a nosotros mismos, sino de estar al lado de quién ha tenido la iniciativa y motivar también con nuestra presencia y nuestras acciones. Por eso, tenemos claro que la revuelta de las mujeres en la Iglesia Católica en favor de la igualdad es fundamental, muy importante. Nosotros estamos ahí, pero no tenemos que estar en la primera línea. Allí están las mujeres que iniciaron el movimiento y que son las protagonistas. Nosotros arrimamos el hombro en aquello que se nos necesita.

Estar en segunda línea nunca debe preocupar, porque aunque estuviéramos todavía más atrás, siempre podemos aportar y abrir camino para los demás. Lo importante no es donde nos situamos, sino estar y ser consecuentes con lo que pensamos y sentimos.

P: ¿Cómo comprende Cristianos Socialistas otras confesiones minoritarias tanto dentro como fuera del cristianismo?

R: Dentro de Cristianos Socialistas también se produce diversidad con absoluta normalidad. Se trata de convivir de nuestra condición de cristianos con objetivos comunes. Sumamos para multiplicar en todo lo que nos une y respetamos la opción que ha decidido profesar cada cual. Todos cabemos y todos juntos podemos trabajar. Intentamos conjugar, porque cuando unes multiplicas.

P: ¿Hay algún objetivo concreto que te hayas marcado para esta nueva etapa al frente de la comisión federal de Cristianos Socialistas? ¿Algo que al acabar te gustaría dejar?

R: Lo normal es ir renovando las responsabilidad y lo importante es que al dejar paso a otras personas, uno pueda estar tranquilo con su conciencia y con la idea de haber hecho todo y más de lo que podía hacer. Es decir, entregarse de pleno. El hecho de haber podido ayudar a personas para que el día de mañana vivan mejor, es un elemento esencial para mí a la hora de aportar.

La política tiene que ser siempre un instrumento en favor de la ciudadanía. Un instrumento constructivo, que dé respuestas y soluciones. Siempre estaré en el espacio de Cristianos Socialistas y cuando no tenga responsabilidad, lo único que me gustaría es que fuésemos muchos más y multiplicáramos nuestras acciones, nuestra respuesta y, sobre todo, la cercanía con las personas que más lo necesitan. No se trata tanto de grandes obras, sino de tender la mano a quién tenemos al lado.

P: Pero también es conocido el dilema sobre el vínculo que debe existir entre el ejercicio político y la expresión de fe. Entiendo que desde Cristianos Socialistas tenéis una visión definida en cuanto a ello.

R: La libertad es un valor por el que hemos luchado. Lo que no podemos hacer es coartarle la libertad a nadie en aquello que piensa, cree o siente. Cuando escribimos la palabra “libertad” lo hacemos con mayúsculas. Nunca puede ser excluyente. Por tanto, a nivel personal, puedo decir que mis creencias cristianas y mi compromiso social fue lo que me llevó a la política. No al revés.

[destacate]“A la hora de tomar decisiones políticas, no te merma el tener una creencia. Todo lo contrario, la creencia muchas veces te enriquece”.[/destacate]Cuando era adolescente me preocupaba lo que podía hacer, qué podía aportar, para mejorar la situación. No para mí, sino para el conjunto de la población. Y sobre todo para quienes menos tenían y más lo necesitaban. Ese compromiso social que adquirí de joven me llevó más tarde a la política. Y entrar en política significa trabajar para dar soluciones efectivas para ir resolviendo problemas que a mucha gente les hace sufrir. 

Entonces, el pretender que una parte de la persona debe ser dejada aparte, en otra faceta de la vida, no tiene sentido. Los seres humanos no vivimos en forma de compartimento, sino que nuestro corazón y nuestra cabeza son uno. En este sentido, hay que respetarse los unos a los otros. 

A la hora de tomar decisiones políticas, no te merma el tener una creencia. Todo lo contrario, la creencia muchas veces te enriquece para tomar la decisión acertada. 

Otra cosa es la separación entre Estado e Iglesia. Una cosa son los estados, y otra cosa son las personas que estamos en política. Cada uno de nosotros vamos con nuestra propia mochila y juntos, si estuviéramos en política, podríamos construir una respuesta para las necesidades de las personas. 

P: La sensación con la situación política actual es la de un incremento de la polarización y un debate cada vez menos agradable y tolerante. Debe ser difícil permanecer fiel a uno mismo y sus propias creencias en un contexto así.

R: Yo vengo de la política en tiempos en los que el diálogo se hacía realidad, los acuerdos se alcanzaban y se podía hablar en todo momento hasta el último minuto para cerrar una negociación. Incluso podíamos ponernos de acuerdo en los desacuerdos. No me gusta la política de la confrontación porque la política tiene su razón de ser en su utilidad para mejorar la vida de la ciudadanía. La política tiene que estar dirigida hacia los ciudadanos, en lugar de ser algo cerrado en un espacio que corresponde a quienes tengan una responsabilidad en un momento determinado. 

[destacate]“Hace falta un reflexión profunda por parte de todo el mundo, pero sobre todo de aquellos que cada día dicen que son creyentes”.[/destacate]A veces hay elementos para confrontar y se debe hacer desde el respeto. Pero confrontarlo todo y por cualquier motivo, eso nos lleva a la nada y hace que la ciudadanía se aleje de la política. Esto ha entrado en una deriva que no fortalece la democracia. La ciudadanía tiene ahora una serie de interrogantes y lo que no se puede plantear en este momento es una bronca permanente. Hay que buscar la coincidencia en lugar de la diferencia, y hacerlo para seguir trabajando y dialogando para llegar a acuerdos.

Desde mi punto de vista la política está en un momento que necesita un cambio. Hay que cambiar la confrontación por el diálogo y los acuerdos. Esto es fundamental para el ámbito social.

P: ¿Qué papel tiene la fe de un político en ese cambio?

R: Cada uno desde su fe o desde su condición de no creyente, tiene su papel. Necesitamos fortalecer la política a base de diálogo y de acuerdo. Me sorprende que muchas veces la derecha haga gala de ser creyente y practicante, pero que luego sea capaz de hacer cosas que distan mucho de esa condición. Hace falta un reflexión profunda por parte de todo el mundo, pero sobre todo de aquellos que cada día dicen que son creyentes.

P: En España hay una buena parte de la población que se considera cristiana, independientemente de su confesión, que observa con preocupación algunas de las leyes que el gobierno ha aprobado o planteado en los últimos años. Me refiero, sobre todo, a la ley del aborto y la de la eutanasia. ¿Cómo estáis viviendo estos planteamientos en Cristianos Socialistas?

R: Respecto a la ley de eutanasia, tengo que decir que han habido grandes aportaciones de Cristianos Socialistas y que es una ley de plenas garantías, con la cuestión de los cuidados paliativos y otros elementos que eran indispensables. La mayoría de los católicos están de acuerdo con esa ley porque hay un elemento común de coincidencia, y es que las personas tenemos derecho a morir dignamente y evitar un sufrimiento extremo. Cuando las personas se han visto en una situación de sufrimiento multiplicado, entienden que haya una ley de plenas garantías. Nadie va a decidir la eutanasia por otra persona, y antes de ello hay todo un conjunto de elementos que son de plenas garantías.

Estoy plenamente convencida de que Dios no quiere que suframos así para morir. Debemos tener un punto de mira abierto en las perspectivas de la realidad. Debemos preguntarnos si ese sufrimiento extremo es de verdad lo que quiere de Dios. Además, la ley es una opción que se tiene, no una obligación. Creo que tenemos que entendernos en este contexto y ser generosos para con los demás desde nuestra condición cristiana. 

Por otro lado, la ley del aborto hace ya mucho tiempo que está consolidada en este país y se ha demostrado que con la ley han disminuido los abortos. Además, se hacen en condiciones de seguridad para la mujer y con toda una serie de requisitos que la propia ley plantea. Todo el mundo sabía que había mujeres que acababan en Londres. Esto no puede ser. Las cosas se deben hacer bien a nivel legislativo y generar una serie de derechos que tenemos que entender desde nuestro sentimiento cristiano.

P: ¿Qué hay de la ley trans?

R: No se puede negar todo lo que ha suscitado la ley trans y su controversia. El PSOE ha presentado 49 enmiendas a esa ley para intentar asegurar unas garantías. El Tribunal Constitucional ha dicho que tal y como está ahora el documento, no lo va a aprobar. Y también el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Así que ahora es el momento de las enmiendas, y luego será el momento del debate en el Congreso de los Diputados.

Creo que debemos mantener la tranquilidad y no perder de vista el debate que se va a realizar, a ver cómo se produce, hasta donde llega y hasta donde se pueden alcanzar unos acuerdos que realmente eviten toda la situación que ha traído la ley que se ha puesto encima de la mesa.

Hay que darse una oportunidad de debate abierto en el Congreso. Y espero que, como ha ocurrido con otras muchas leyes, llamen al Congreso a las distintas organizaciones para comparecer en un espacio en el que cada uno pueda decir lo que opina, haciendo propuestas y recibiendo respuestas. También deben llamar a los profesionales de la medicina para que opinen y aporten la información sobre la experiencia que ya tienen hasta ahora. En el Congreso se debe escuchar a todo el mundo.

[destacate]“Espero que, como ha ocurrido con otras muchas leyes, llamen al Congreso a las distintas organizaciones y profesionales para comparecer y opinar”.[/destacate]Es cierto que las personas trans merecen tener una ley, pero una ley que al día siguiente no sea tumbada por el Tribunal Constitucional o que no reciba informes desfavorables por parte del CGPJ. Pienso que el debate parlamentario es una oportunidad para el encuentro, para el diálogo y para la ley que merecen no solo las personas trans, sino también el movimiento feminista. Se pueden conjugar las cosas sin quererlas confrontar.

Por lo tanto, estamos atentos al debate en el Congreso. Ojalá haya muchas comparecencias, como ha ocurrido con otras leyes, que signifiquen en una convergencia de los grupos parlamentarios hacia un espacio común. No se trata de que el proyecto de ley actual le guste más o menos a Cristianos Socialistas, sino que lo importante es lo que acabe saliendo del Congreso de los Diputados. Tenemos que dar la oportunidad a todos los colectivos para expresar su voz y esperar que los diputados y las diputadas sean sensibles y vean cómo afrontan una ley que no sea la del enfrentamiento.

Sobre la ley trans, espero que en el Congreso se pueda dar un debate tranquilo, sosegado y participativo en cuanto a todas las organizaciones y profesionales. 

P: Entiendo, entonces, que el estado actual de la ley no gusta en Cristianos Socialistas.

R: Las enmiendas son un paso adelante, sin duda. El PSOE ha puesto de manifiesto que el proyecto de ley actual no es compartido y por eso ha presentado enmiendas. Pero seguro que hay más cosas que quizá las contemplan otros grupos parlamentarios y que llegado el momento se pueden aceptar.

Creo que lo más importante es que la ley tenga el tiempo necesario de reflexión. No hay porqué correr cuando las cosas se pueden hacer bien. Necesitamos un debate sosegado y tranquilo en el que poder escuchar a muchas personas y colectivos, y a muchos profesionales del ámbito de la medicina y la psicología. Hay que darle una oportunidad a ese lugar de encuentro desde la escucha y desde las propuestas de enmiendas que han hecho los distintos grupos parlamentarios. Una ley de estas características, tan singular, merece tener el máximo consenso posible, tanto en el ámbito institucional como en el ámbito de lo colectivo.

P: ¿Desde Cristianos Socialistas se percibe el acuerdo de gobierno con Unidas Podemos como algo que ha llevado al PSOE a forzar su postura en cuanto a ciertas leyes?

R: Cristianos Socialistas está formado por hombres y mujeres del PSOE que participan en sus agrupaciones y damos nuestra opinión tanto individual como colectivamente cuando entendemos que es necesario hacerlo. Hay un hecho objetivo, y es que cuando un gobierno lo conforman dos formaciones políticas, ninguna de las partes puede pretender sacar la totalidad de su programa electoral.

Lo más importante es que salgan adelante aquellas cosas en las que ambas partes están de acuerdo. El primer bloque de políticas que hay que hacer es aquel en el que hay acuerdo pleno en el gobierno. 

[destacate]“La ministra Montero ha querido poner toda velocidad a una ley que hay que meditarla, pensarla, trabajarla y dialogarla y consensuarla”.[/destacate]Es verdad que, a lo largo de la legislatura, ha habido alguna ley, como la ley trans, en la que se ha puesto de manifiesto públicamente que Unidas Podemos, y fundamentalmente la ministra Irene Montero, ha visto una oportunidad de impulsar alguna ley que entendía clave para una parte o toda su organización. Respeto esa cuestión, pero la ministra ha querido pisar el acelerador y poner toda velocidad a una ley que, como todas las leyes, hay que meditarla, pensarla, trabajarla y dialogarla y consensuarla con cuantos más grupos parlamentarios mejor. Hay cosas que tienen un significado especial y hay que tener la prudencia necesaria para intentar, al menos, que nadie se quede atrás. Y mucho más cuando los socios de gobierno no están totalmente de acuerdo.

Cuando dos partidos conforman un gobierno y se encuentran con una situación controvertida, hay que hablar mucho, limar asperezas, dar tiempo al tiempo y no correr. En esta cuestión, el hecho de que el PSOE haya presentado casi 50 enmiendas ya dice mucho. Por eso insisto en que lo más importante es que en el Congreso de los Diputados se pueden templar los tiempos y todo el mundo pueda comparecer y opinar sin que a nadie le pongan ninguna etiqueta. Vamos a darnos un tiempo para el diálogo y la escucha, incluso en aquello que es lo contrario a lo que piensan otros. Si no, al final habrá que lamentar que no se ha sido capaz de sacar una ley como merecen las personas a quienes va dirigida. La utilidad de la política no es que una ley acabe en el Tribunal Constitucional, sino que llegue a buen término, y para eso hay que consensuar y llegar a acuerdos. Espero que eso se produzca porque la ley trans es controvertida y compleja, y requiere de más esfuerzo.

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