La mal llamada 'partícula de Dios' ha conseguido darle otro premio a sus descubridores. Peter Higgs y François Englert son los ganadores del premio Nobel de Física, que se suma a los galardones de “hallazgo del año” de la Revista Science y el Príncipe de Asturias de Investigación Científica.
Se trataba de uno de los 'Nobel' más esperados, dada la importancia y trascendencia del hallazgo del bosón de Higgs en el acelerador de partículas del CERN el pasado año.
El físico británico
Peter Higgs fue quien propuso la existencia de la partícula elemental, el bosón, que lleva su nombre. Por su parte,
Francoise Englert, fue quien propuso junto con Peter Higgs el mecanismo por el que los objetos adquieren su masa en el Universo.
El hallazgo de esta partícula elemental se ha comparado en importancia con el descubrimiento del ADN para la biología. La comprobación de la teoría que postuló Higgs hace casi medio siglo, en 1964, era la pieza que faltaba para explicar cómo la materia adquiere su masa, y así apuntalar el Modelo Estándar que rige la Física del universo tal y como la conocemos.
UN NOBEL ESPERADO
En las entrevistas posteriores al descubrimiento, Higgs ha hecho énfasis en que éste abre un espacio para la investigación.
“Hemos llegado al final de un largo camino: la demostración definitiva del llamado Modelo Estándar. Pero ahora queremos aprender mucho más sobre esta partícula, ya que su comportamiento podría permitirnos averiguar lo que existe más allá de este modelo y descubrir otros tipos de materia cuya naturaleza desconocemos por completo ahora mismo, como la materia oscura”, dijo en una visita a España.
¿LA 'PARTÍCULA DE DIOS'?
El físico es consciente que parte de la fama se debe al popular apodo por el que se conoce al bosón: la 'partícula de Dios'. Pero recientemente
Higgs volvió a dejar claro que el célebre mote no le gusta nada: “En primer lugar, porque no soy creyente. Pero aunque lo fuera, no me gustaría, porque incita a la gente a confundir la física con la teología”, dijo en una entrevista concedida a El Mundo.es. “Me contaron que algunos grupos evangélicos lo han usado para intentar convertir a la gente a su credo. Todo esto me parece lamentable”, afirmó.
Sin embargo, el profesor
Higgs tampoco comparte el ateísmo militante de algunos de sus colegas. “Muchos son científicos y creyentes”, expresó, considerando que
la ciencia y la religión “pueden ser compatibles, con tal de que uno no sea dogmático”.
COMPLEJIDAD CRECIENTE
A raíz del hallazgo del bosón, el
doctor en Biología Antonio Cruz escribió un interesante artículo para Protestante Digital, en el que exponía algunas de las cuestiones planteadas. Lo primero, que “ninguna partícula material que descubra jamás la ciencia puede negar la existencia de Dios, ni tampoco demostrarla”.
Sin embargo, entrando en cuestiones filosóficas partiendo de esta base científica,
plantea que “la materia resulta cada vez más difícil de definir, manifestándose mucho más compleja y misteriosa de lo que se creía” hasta el punto de que “no es posible definir a la vez dónde se halla y lo que está haciendo ninguna partícula. ¿De qué está constituido entonces el universo y nosotros mismos? ¿Qué es la materia cuando nadie la observa? ¿podría tratarse de una realidad inmaterial e indeterminada? ¿Es la observación de un observador exterior al cosmos la que define la propia realidad del cosmos? ¿Sería factible pensar en Dios como en el Creador que nos hace reales mientras nos está observando?”.
Por ello, concluye,
“los descubrimientos de la física cuántica no impiden la fe trascendente, sino que se abren a las posibilidades de la metafísica. El mundo de la materia ha dejado de ser aquella cárcel del espíritu, a que se referían los místicos españoles, para empezar a mostrar todas sus potencialidades ocultas”.
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