“Debemos cuidar el planeta Tierra como lo que es: un regalo de Dios”

De ascendencia cubana, Jorge Vázquez aprendió de su padre el amor por la naturaleza. Siguiendo su ejemplo y lo que considera un servicio de acuerdo a su fe, este científico trabaja en la NASA estudiando las corrientes marinas y las alteraciones de temperatura que está provocando el cambio climático en una zona que va desde las costas de Perú hasta California.

En una entrevista publicada por Christianity Today, el oceanógrafo Jorge Vázquez explica cómo aprendió a amar la naturaleza. “Mi padre era un hombre de fe y tenía una profunda apreciación por la creación de Dios. Recuerdo una vez llamó a la policía porque vio gente que estaba matando intencionadamente zarigüeyas”, cuenta Vázquez en la entrevista realizada por Amy Sherman.

Ese amor por la creación fue creciendo a medida que se iba preparando. Estudió en la Universidad de Miami, y luego obtuvo su maestría en la Universidad de Rhode Island de Oceanografía, y también un doctorado de la Universidad del Sur de California.

Trabaja para la NASA desde 1984, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro, que se ha especializado en el estudio de la temperatura del mal y de los cambios en las corrientes marinas. “Estudio los océanos del mundo desde mi ordenador, utilizando los datos de una serie de satélites de la NASA que orbitan la Tierra para medir cómo los cambios climáticos afectan a distintas regiones”, explica.

CAMBIO CLIMÁTICO
Ante el asunto del cambio climático, Vázquez está convencido de que la labor del hombre ha acelerado el calentamiento, aunque piensa que el hecho de que no vaya aún a más es “una muestra de la gracia de Dios”. El oceanógrafo dice que “si viviéramos en un planeta en el que la proporción de tierra y mar fuese la misma, el problema sería mucho más grave”. Por eso, considera que Dios “hizo este planeta sabiendo ya que íbamos a pecar y las consecuencias que esto traería”. El hecho de que el planeta sea así nos “da más tiempo” para corregir el rumbo.

La protección de la creación, según Vázquez, es “mayordomía”. “Dentro de la comunidad evangélica me frustro porque a veces cuando se habla de los problemas ambientales, la respuesta es: “¿Y qué? Dios puede hacer todo de nuevo de todos modos”. Esa es exactamente la actitud equivocada, no encaja con nuestro llamado a la corresponsabilidad”. Sin embargo, admite que en los últimos tiempos percibe un cambio de actitud en los cristianos, comprometiéndose más con el cuidado ambiental.

UN REGALO DE GRACIA
Para el oceanógrafo el planeta Tierra es un regalo que debemos cuidar. “Al igual que un niño es un regalo de Dios, un amigo es un don de Dios, un cónyuge es un don de Dios, creo que este planeta es también un don de Dios. Hasta ahora, este es el único planeta que conocemos que tiene todo lo necesario para la vida. Así que tenemos que tratarlo como un regalo”, dice Vázquez.

“Toda la evidencia apunta al hecho de que nosotros tenemos un efecto sobre el medio ambiente, y este es negativo. Está muy claro que debemos estar preocupados por esto, y es lo que impulsa lo que hago”, concluye el científico.

Para Vázquez la lucha contra el calentamiento global es cosa de todos. “Los océanos son la clave”, considera. “La manera en que Dios diseñó este planeta es una revelación de quién es, su carácter: otro ejemplo de su gracia – comenta el oceanógrafo -. Todo lo que estoy haciendo ahora, en términos de hacer frente al calentamiento global, me da esperanzas, porque creo que Dios ha diseñado este planeta sabiendo todos nuestros pecados desde el principio, y nos está dando más tiempo para ponernos las pilas”.