Aunque la ruptura diplomática entre Arabia Saudí e Irán se remonta a 2016, cuando Riad decidió romper lazos con Teherán a causa de un asalto a su embajada en la ciudad por un grupo de manifestantes que protestaban contra la ejecución de un clérigo chiíta en territorio saudí, el conflicto entre los dos países ha sido latente desde hace tiempo. La causa principal es la lucha por la hegemonía en una región que no ha dejado de acaparar la atención internacional, tanto al oeste como al este: Oriente Medio.

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“La República Islámica de Irán y el Reino de Arabia Saudí han decidido reanudar sus relaciones diplomáticas y reabrir su embajadas en dos meses”, puede leerse en un comunicado emitidos por ambos países. A la foto se ha colado un invitado que ha disparado ciertas alarmas y sensibilidades a nivel internacional. Se trata de China.

Y es que Pequín no solo ha albergado las conversaciones entre los representantes de ambos países, sino que también ha actuado como intermediario en la negociación, auspiciando el acuerdo. “Como socio fiable de los dos países, China seguirá desempeñando un papel constructivo”, ha asegurado el director de la Oficina de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China y también representante del Departamento Político del Comité Central del mismo, Wang Yi, según recoge la agencia progubernamental Xinhua News.

Lecturas positivas del acuerdo

El anuncio de la restauración de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán ha despertado algunas reacciones favorables en la misma región de Oriente Medio. “Es un paso importante para la región hacia la estabilidad y la prosperidad”, ha subrayado el ministro de Relaciones Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Abdullah bin Zayed Al Nahyan. 

El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, también ha señalado que “las buenas relaciones de vecindad entre Irán y Arabia Saudí son esenciales para la estabilidad de la región del golfo”.

[photo_footer]Algunos consumidores se pasean por el bazar de Teherán. / Avin Ezzati, Unsplash.[/photo_footer]

Algunos se centran en las consecuencias positivas que el acuerdo podría suponer para el conflicto en Yemen y la tensión regional. Es el caso de Estados Unidos, que en boca de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, ha celebrado “cualquier esfuerzo para ayudar a poner fin a la guerra en Yemen y reducir las tensiones en la región de Oriente Medio”. “Por supuesto, queda por ver si el régimen iraní cumple con su parte del trato”, han añadido.

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Gerald Steinberg, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Bar Ilan, también subraya que “si se trata de algo más que otra declaración vacía, podría llevar al fin de la terrible guerra en Yemen, donde iraníes y saudíes se han atacado mutuamente de forma brutal”. Además, añade que, “a largo plazo, una mayor cooperación entre poderes sunitas y chiítas podría traer beneficios adicionales” a la región. “Pero esto tomará varios años, como poco”, remarca.

¿Inquietud en Israel?

Algunas voces en Israel, uno de los principales enemigos de Irán, se han mostrado inquietas por el acuerdo. De hecho, el secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, afirmaba a Nour News que la recuperación de las relaciones con Arabia Saudí es el paso necesario para garantizar “un obstáculo para la presencia e interferencia de países extrarregionales y del régimen sionista en la región”.

“La restauración de las relaciones entre los saudíes e Irán es un desarrollo serio y peligroso para Israel que representa una victoria diplomática iraní. Representa un golpe crítico a los esfuerzos para construir una coalición regional contra Irán”, aseguraba el ex-primer ministro israelí Naftali Bennett. 

El también ex-primer ministro y actual líder de la oposición en el Parlamento israelí, Yair Lapid, ha calificado el acercamiento entre Riad y Teherán de “colapso de nuestros muros defensivos regionales que habíamos estado construyendo contra Irán”.

Steinberg recuerda que “Israel y Arabia Saudí han estado construyendo sin problemas un marco de seguridad contra la agresión iraní”,  pero que Irán no ha exigido “el fin de esta cooperación cuando ha reabierto las relaciones diplomáticas con los saudíes”. “Así que tal vez ese acuerdo también aumente la seguridad de Israel e impida que Irán emprenda ataques bélicos, incluidos los de la organización terrorista Hezbolá, que controla Líbano”, ha señalado el profesor.

China confirma sus aspiraciones en Oriente Medio

Con el acuerdo entre Arabia Saudí e Irán, China se estrena en el ámbito diplomático en la región. Hasta ahora, Pequín ya había maniobrado de forma bilateral y con carácter económico. Por ejemplo, en enero de 2022 alcanzó un acuerdo de colaboración con Teherán comprometiéndose a apoyar el programa nuclear iraní y a destinar 400.000 millones de dólares en los próximos 25 años para la República Islámica.

Según ha manifestado Xi Jinping, las expectativas chinas con el acuerdo se resumen en que tanto Arabia Saudí como Irán mantengan los compromisos adquiridos en las conversaciones mantenidas en Pequín. En ese marco, ha señalado el presidente chino, el gigante asiático prevé apoyar el proceso de seguimiento. Una maniobra con la que conservaría la influencia que ha adquirido en la región.

[photo_footer]El presidente de China, Xi Jinping, y el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, sentado bajo un retrato de Ruhollah Jomeini. / Khamenei, Wikimedia Commons.[/photo_footer]

“A medida que China aumenta su poder militar bajo la presidencia de Xi Jinping, Pekín también desafía a Estados Unidos en diferentes regiones, incluido Oriente Medio”, explica Steinberg.

“Este acuerdo podría ser simplemente una táctica saudí para advertir a Estados Unidos de que ya no consideran creíbles las garantías de seguridad estadounidenses, y que tienen una alternativa china. Pero China tiene sus propios intereses hegemónicos y no es un socio fiable. Por lo tanto, es probable que Riad evite una pelea mayor con Washington”, añade.

Para este académico israelí, todavía “es demasiado pronto para saber” si las tensiones entre Irán y Arabia Saudí pueden desaparecer con el acuerdo. “Los acuerdos anteriores se han visto rápidamente socavados. El régimen iraní está amenazado y necesita una rápida ayuda económica de los saudíes. Si superan las amenazas actuales, Teherán podría decidir de nuevo desafiar el poder saudí”, remarca.

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[title]¿Un peligro para la libertad religiosa?[/title]

[text]Muy pocos expertos observan la intrusión de China en Oriente Medio como un riesgo serio para un derecho a la libertad religiosa ya lo bastante afectado. Tanto Irán como Arabia Saudí figuran entre los quince primeros países de la Lista Mundial de Persecución que elabora anualmente Puertas Abiertas.

Por otro lado, el buen estado de las relaciones diplomáticas entre Israel y China desde hace 30 años ayuda, según algunos, a sosegar cualquier alerta sobre un mayor impacto al hecho religioso en la región. “Los chinos, como los israelíes, no tienen miedo a las nuevas ideas”, aseguraba el ex-primer ministro Yair Lapid haco poco más de un año, en la celebración del 30º aniversario de las relaciones bilaterales entre Israel y China. “Hay una curiosidad incorporada a nivel nacional en nuestras dos naciones. Dadnos una idea nueva y emocionante, y nos reuniremos en torno a ella, hablaremos de ella con entusiasmo, [e] inmediatamente comprobaremos de dónde viene y cómo mejorarla”, añadía.[/text]

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