El tercer domingo de diciembre la tradición de Adviento – ampliamente celebrada en el entorno cristiano en Estados Unidos – está dedicada al gozo.
Pero la tragedia de Newtown ha dejado poco lugar para la alegría en un país en el que las lágrimas han sido protagonistas durante todo el fin de semana.
Son cientos, miles, las impresiones compartidas por cristianos en televisión, prensa e Internet intentando aportar algo de claridad. Algunos buscando entender el por qué, otros clamando por arrepentimiento. La mayoría, compartiendo el dolor de las familias y buscando a Dios en oración.
ARREPENTIMIENTO
A medida que han ido pasando las horas ha llegado la hora de reflexionar. El pastor
Franklin Graham escribió un
artículo en el Washington Post que
comenzaba preguntándose “¿Por qué nos sorprendemos?”. El director de la asociación Billy Graham lanzaba la cuestión para explicar que
“desde el asesinato de Abel a manos de Caín, la advertencia divina está presente: 'el pecado está a tu puerta'”.
Dice Graham que el problema del hombre está en que continúa enredado en la violencia y en el pecado, al igual que en los días de Noé, “los pensamientos de su corazón son siempre hacia el mal”. Ese mal, continúa Graham, se ve exaltado “en nuestras canciones, nuestros programas de televisión, nuestros videojuegos e Internet”.
“La sociedad ansía la violencia, siempre y cuando se presente como entretenimiento. Cuando somos las víctimas cambia nuestra perspectiva”, advierte el pastor, que finaliza su artículo recordando que “en estas próximas fiestas recordemos que debemos cambiar nuestros corazones y mentes”.
EL DÍA PARA EL ODIO
La reflexión de Graham concuerda con lo que han compartido otros líderes y pastores durante el fin de semana.
Mayoritariamente, apuntan al problema de una sociedad que se deleita en el pecado. De forma drástica se expresaba Jen Wilkin, madre de cuatro hijos, organizadora de estudios bíblicos de mujeres en Flower Mound (Texas), en un
artículo en The Gospel Coalition.
“Días como hoy no nos dejan otra opción que odiar. Pero tenemos que elegir: ¿Vamos a odiar a Dios, o vamos a odiar al pecado?”, pregunta Wilkin. “Yo elijo odiar el pecado. En días como hoy voy a volver a reflexionar sobre los efectos devastadores de la rebelión en contra de Dios, multiplicadas a través de milenios. Con Nehemías voy a gritar, 'yo y mis padres hemos pecado'".
Wilkin apunta también a la necesidad de un compromiso: “voy a renovar mi decisión de no participar en derribar lo que Dios ha hecho bien desde los albores de la existencia humana. No puedo evitar el acto de un asesino, pero por la gracia de Dios puedo dejar de pecar en contra de los que él ha entregado en mi cuidado”.
DIVERSAS TENDENCIAS
Aunque la mayoría de los artículos apuntan a la necesidad de volver a Dios,
hay una diversidad de enfoques al expresar las soluciones que como sociedad deben llevarse adelante.
Famosos comentaristas como
el político conservador Mike Huckabee ha resaltado la necesidad de que “Dios vuelva a estar presente en las escuelas”. Huckabee acusaba a la nación de haber dejado fuera del entorno escolar “a la Biblia y a la oración”.
En la misma línea se expresaba Bryan Fisher, que acusaba a la sociedad de haber “echado a Dios”, y Dios “no va a acudir a un lugar de donde le han echado, es un caballero”.
Otro de los debates candentes es el del control de armas. Este año se han producido cuatro tragedias similares a la de Newtown en Estados Unidos. La posesión de armas está protegida por la misma Constitución del país y ampliamente arraigada en la población.
Sobre este asunto
reflexionaba en su blog el escritor Krish Kandiah, que recuerda que en el entorno cristiano muchos opinan que la mejor solución para evitar estas tragedias es “tener más armas” para protegerse. Kandiah recoge la opinión del teólogo Wayne Grudem, que en su libro 'Política, de acuerdo a la Biblia' mantiene que es menos probable que ocurran asesinatos en masa en sitios desprotegidos “donde un gran número de personas lleven armas y puedan detener a esa persona”.
Kandiah se expresa en dirección opuesta y habla de la necesidad de que la iglesia, no sólo la sociedad, aborde este asunto.
“Cuando uno intenta debatir sobre este asunto,muchos hermanos acaban acusando a quien se opone a las armas de 'no entender la situación', de ser 'anti americano' y cosas similares. Me encantaría que mis hermanos evangélicos conservadores participaran en una conversación global sobre el control de las armas”.
El articulista recogía las palabras del alcalde de NY, Michael Bloomberg, como propias: “esto es una tragedia nacional y exige una respuesta nacional. Mis más profundas condolencias están con las familias de todos los afectados, y mi determinación de poner fin a esta locura es más fuerte que nunca”.
Kandiah pide que la iglesia “esté en la vanguardia de una campaña para proteger la vida haciendo algo al respecto de las armas de fuego, recordando que anhelamos el día que 'Juzgará a la naciones (…) y volverán sus espadas en arado, y sus lanzas en hoces; no alzará su espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra' (Isaías 2:4 RV60)”.
Desde su
blog en Protestante Digital, Juan Francisco Martínez expresaba su sentir. “Lo ocurrido en Connecticut han hecho suscitar, de nuevo, el debate sobre el derecho de portar armas de fuego. Somos uno de los países más armados del mundo y existe poco control sobre la compra y tenencia de armas.
El derecho de portar armas se ha convertido en el derecho de no tener que dar ninguna cuenta sobre mi persona antes de comprar armas y municiones”, advierte Martínez. Por ello defiende que “es indispensable crear sistemas de control para limitar el acceso a medios de violencia masiva. El control de las armas no va a limpiar el corazón pecaminoso, ni va a parar toda violencia, pero sí puede limitar la cantidad de daño que pueda hacer un ser humano”.
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