Los evangélicos, representados en el Consejo Anticorrupción peruano

El Consejo Nacional Anticorrupción lleva algunos años de presencia en el gobierno peruano, pero su aplicación efectiva no ha sido fácil. Es un paso muy importante que este gobierno ha dado para garantizar la transparencia en la gestión y la función pública, la confianza en las instituciones públicas y sociales, y el fortalecimiento de la democracia.

Para un país con una corrupción que no disminuye, ya que mantiene el promedio de América Latina de 3,5 en 10 (siendo el 0 el de más corrupción)- la presencia de distintas instituciones en el Consejo puede ser una mirada diferente.

No se pretende que las iglesias, católicas o no católicas, influyan el debate y la acción del CNA con una perspectiva moral y religiosa. Hay que tratar el problema en sus dimensiones institucionales, estructurales, políticas, sociales.

El pastor Goto Silva es presidente del Concilio Nacional Evangélico del Perú, por lo cual su presencia en esa importante instancia gubernamental es vista como una designación conjunta de las iglesias evangélicas y como un desafío antes que un privilegio.

Goto subraya que cada vez, las iglesias evangélicas tienen abiertas oportunidades para aportar al país. Hay que ver esta designación como una extensión de lo que ya se ha dado en el Foro del Acuerdo Nacional, la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza, entre otros, donde los evangélicos están siendo requeridos.

Goto, además de Presidente del Concilio Nacional Evangélico del Perú(CONEP), se desempeña como Secretario General de la Iglesia Evangélica Peregrina del Perú, Director General del Centro Ecuménico de Promoción Social (CEPS )y facilitador del Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (CREAS) en el país andino.