`Los pobres poseerán la Tierra´: aprobación católica y protestante a la ocupación de tierras para la reforma agraria en Brasil

Convocados por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), 79 obispos y pastores estudiaron el documento desde el punto de vista teológico, ético y bíblico, en una reunión realizada en Brasilia, y buscaron fundamentos en documentos aprobados por las iglesias Católica, Metodista, Episcopal Anglicana y Evangélica de Confesión Luterana.

Los religiosos apoyan la ocupación de tierras como medio legítimo de conseguir la Reforma Agraria, que es derecho de los trabajadores. Mencionan una sentencia del Tribunal Superior de Justicia, que admitió que los movimientos populares que buscan implantar la Reforma Agraria no cometen delito contra el patrimonio.

Los obispos y pastores denuncian que la concentración de la tierra ha aumentado en el país. El documento muestra que propiedades rurales de más de dos mil hectáreas tuvieron un crecimiento de área a 56 millones de hectáreas, cuando, en el período, fueron destinados apenas 16 millones de hectáreas para fines de "reforma agraria".

El gobierno siempre ha respondido a las movilizaciones de la sociedad por la reforma agraria con tímidas políticas compensatorias que buscaban disminuir los conflictos y desmovilizar a los movimientos sociales.

Mientras muchas naciones no tienen cómo expandir sus fronteras agrícolas, Brasil cuenta con esa posibilidad, pues tiene cerca de 25% de los suelos cultivables del planeta, 13,8% del agua dulce, entre 15% y 20% de la biodiversidad del planeta y prácticamente tres mil horas de sol sobre el territorio durante el año, pero no tiene una estrategia propia de aprovechamiento de esos bienes.

Los obispos y pastores critican el agronegocio, que logra combinar relaciones de trabajo modernas con las más atrasadas, como la explotación de mano de obra esclava.

Los religiosos afirman que fue una interpretación fundamentalista del mandato bíblico del "dominad la tierra" que acabó justificando la propiedad privada, legitimando una equivocada centralidad del hombre sobre la naturaleza, que ha llevado a la concentración de la tierra y a la devastación ambiental.