Cipriano de Valera y Casiodoro de Reina son nombres conocidos para la mayoría de los evangélicos castellanoparlantes que leen la Biblia -varios millones en todo el mundo-, no en vano fueron los autores de la primera traducción completa de las Escrituras al español. El alcance de su obra es difícil de medir, pero no es descabellado comparar su impacto en la historia al de obras literarias como el Quijote de Cervantes.
Sin embargo,
¿cuántos españoles conocen siquiera sus nombres? La mayoría de los cuadernos de estudio de la historia de España para la enseñanza en colegios e institutos los ignora, así como a todo lo relativo a la presencia de una reforma en los reinos peninsulares en el siglo XVI, que fue fuertemente perseguida por la Inquisición y obligó, de hecho, a huir del reino a estos y otros ilustres protagonistas de su tiempo y cuya huella algunos intentan hoy recuperar.
CURIOSIDAD LITERARIA
En los últimos años se ha rescatado la memoria de muchos de estos mártires de fe en la literatura de ficción.
Miguel Delibes, con la publicación de El Hereje, puso en conocimiento la triste historia que rodeó al núcleo reformado de Valladolid, la mayoría ajusticiados por practicar la sencilla lectura de la Biblia y compartir una fe vital, en consonacia al pensamiento que surgía en otros puntos de Europa.
Una
exposición en la ciudad recorre estos días esa historia, que recuerda cómo la Corona y la Inquisición se unieron para combatir con fiereza las ideas que ya se expandían por todo el continente.
En el campo editorial
destaca la labor de MAD-Eduforma, una editorial andaluza que trae obras de los reformadores del siglo XVI desde hace varios años, de la mano del traductor
Francisco Ruiz de Pablos y bajo la dirección del
historiador evangélico Emilio Monjo Bellido.
Sin embargo, esta realidad histórica no ha calado aún en aspectos tan fundamentales como la educación obligatoria.
Rubén Lugilde, licenciado en historia y jefe de estudios en un colegio de secundaria en Salamanca, nos explica que es “posible, más bien inevitable, que los estudiantes pasen por toda su etapa educativa sin saber nada sobre la Reforma en España, las consecuencias de la represión inquisitorial, o la lucha por la libertad religiosa. Ni en el XVI, ni en siglos posteriores”.
LA REFORMA INEXISTENTE
De hecho el currículo oficial del Ministerio -todavía el de la LOE, a falta de aplicar el de la recientemente aprobada LOMCE- “tan solo se alude a la Reforma en el XVI como parte de los acontecimientos de la Edad Moderna”, explica el profesor. “En el currículo de Castilla y León se amplía con una mención a la Inquisición en 2º de Bachillerato, pero no hay nada sobre los Autos de fe de Valladolid”, un elemento marcado en la historia y silenciado durante muchos años.
Para que estos temas tengan un desarrollo específico en clase, es necesario que el profesor tome la iniciativa y los incluya. “Eso serían casos muy aislados”, dice Lugilde, que explica que
los libros “como mucho aluden al temor a la entrada del protestantismo y la existencia de Autos de Fe para todo tipo de sospechosos de herejía”.
Manuel Martínez, también profesor, estudió de cerca esta realidad hace algunos años,
cuando se publicó el Libro de Estilo Protestante, en el que ponía de relieve el desconocimiento histórico de la realidad protestante en España. “El Protestantismo español, y los protestantes españoles, están totalmente ignorados tanto en los programas oficiales docentes, como en los libros de texto”, dice Martínez. “Entonces tuve ocasión de manejar casi todos los productos de libros de texto de Historia de muchas editoriales. Pero no encontré ninguna que fuera más allá de dedicar media página Lutero y la Reforma a nivel europeo exclusivamente”.
Martínez estima que sería importante que “al menos en Bachillerato” se estudiase más a fondo “la huella histórica de unos españoles ignorados y unos hechos transparentes a la cultura”.
UNIVERSIDAD, PERPECTIVAS POSITIVAS
Aunque la perspectiva en la educación obligatoria no ofrezca muchas luces,
en el ámbito académico universitario hay iniciativas que están dinamizando el estudio de la reforma en España. El
Congreso Internacional sobre la Reforma Protestante que se realiza desde hace tres años en la Universidad Complutense de Madrid es un espacio en el que expertos de universidades de toda Europa se reúnen para compartir avances en sus estudios. Este año se centrarán en la relación entre los judíos conversos y la reforma, una realidad poco explorada todavía.
“Existe más conocimiento en las esferas académicas del que a veces se intuye”, explica Emilio Monjo, coordinador del encuentro que dirige el catedrático José Luis Villacañas. Monjo mantiene que este estudio progresivo está abriendo caminos que, tal vez, era difíciles de imaginar hace algunos años. “Cuando veo el futuro, lleno de frutos, lo veo en ese espacio de libertad y de investigación. Donde, dicho sea de paso, estarían hoy nuestros reformadores” y donde apenas hay investigadores evangélicos, añade Monjo.
DESCONOCIDOS ENTRE EVANGÉLICOS
Emilio Monjo apunta, por ello, que
antes de intentar instruir en esta historia a la sociedad, se debe realizar una labor didáctica y pedagógica en la misma iglesia evangélica. El desconocimiento, según el especialista, es “grave”.
“Es sorprendente, pero nos olvidamos de los nuestros. Digo “nos”, porque mi primer reproche lo presento contra mí mismo. Vivo en Sevilla, y por razones diversas, todas penosas, hasta hace unos 15 años no me acerqué a los nuestros de una forma consciente y de comunión”, explica.
La vivencia de Emilio Monjo es similar a la de muchos evangélicos hoy.
“Las obras de los reformadores del XVI, ¿Qué iglesia las tiene en su biblioteca? ¿En qué librería evangélica se encuentran? Antes de llevar la Reforma española del XVI, debemos de “tenerla” nosotros”, opina.
Lamenta además Monjo que “hay profesores de teología en seminarios españoles que no consideran necesario conocerla... ¿Qué vamos a llevar, si no sabemos ni de qué va la cosa?”.
Las causas de esta falta de arraigo del pueblo evangélico actual a la historia de la reforma en España puede tener varias causas, aunque Monjo estima que se debe a que “los que llegan en el XIX, traen otro modelo de cristianismo. La Reforma española del XVI no tiene mucho encaje en los nuevos modelos eclesiásticos”.
Por eso, insiste en que primero
“toca que esté en el alma de los pastores, de los profesores, de los creyentes en general. Y no está tanto como debiera”.
SOLUCIONES
Insiste Monjo en que
la historia de la Reforma “se puede llevar al ámbito académico de forma sencilla; tenemos los medios, solo falta el alma: que tengamos una veintena de conocedores del tema y fieles para ponerlo en los institutos y escuelas. Con eso llenamos de nuestra Reforma, y con ella, de una adecuada concepción de la Historia de España, el mapa académico”.
Una forma de darle más salida es aprovechar todo el trabajo académico que se está realizando desde las universidades. “Soy optimista, porque creo que es un tiempo de bendición dispuesto por nuestro Redentor para España y el mundo latinoamericano. Pero el fruto ha venido y vendrá no de instancias o instituciones, sino de personas concretas, generosas y fieles”.
En el ámbito educativo institucional, podrían impulsarse
acciones semejantes a las realizadas por la comunidad judía en España, que consiguió el compromiso del PP de
incluir la enseñanza histórica del Holocausto en el currículo como materia obligatoria en la reciente reforma de la LOMCE.
“Las instancias nacionales coordinadoras evangélicas deberían presionar y exigir un tratamiento objetivo de la España Evangélica desde el s.XVI hasta hoy”, expresa Manuel Martínez. “Pero
no sólo por las razones que los evangélicos podríamos esgrimir, sino porque es cultura y porque ayudaría a la casi imposible reconciliación de todas las Españas. Cosa que, como estamos viendo, parece harto difícil”.
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