El seguimiento total o “radical” de Jesús como discípulos comprometidos está en la base del Centro Teológico Kenosis, que en septiembre de este año comienza un segundo curso en el que, tal y como ocurrió en el primer año, esperan completar no sólo un programa de formación teológica, sino también motivar a todos los participantes a hacer práctico todo lo aprendido.
Antonio González, doctor en Filosofía y Teología, es el director de estudios del centro, y explica a Protestante Digital cuáles son las líneas trazadas sobre las que se desarrolla un proyecto de formación integral y a distancia.
“Percibimos la necesidad de las iglesias de una formación ofrecida no solamente para los líderes, sino que todo el pueblo de Dios pueda acceder desde donde esté y con los recursos que tiene al estudio de la Biblia”, dice González.
El CTK responde a una necesidad de formación teológica ante un contexto cada vez más exigente para el cristiano.
“Hay un hambre casi desesperada por encontrar en la Palabra la unión entre la vida de fe y el trabajo. Vemos un hambre en los estudiantes y nos damos cuenta que nos faltaba una metodología y un lugar donde hablar de forma abierta y con sentido”, dice
Sergio Rosell, uno de los profesores del Centro.
Este profesor, doctor en Nuevo Testamento por la universidad de Pretoria (Sudáfrica), ha sido testigo de este hambre por la Palabra en el primer curso. “La gente quiere encontrar herramientas para hacer un estudio bíblico fuera de amarres, dejando que el texto hable por sí mismo, aplicándose éste sobre todo de una forma práctica”, agrega Rosell.
ENSEÑANZA CRISTOCÉNTRICA
@MULT#IZQ#53542@Ya desde su nombre, el Centro hace referencia a la centralidad de Cristo en la enseñanza. “El término Kenosis es un término bíblico -explica Antonio González-, tomado de la expresión en la Carta en los Filipenses donde dice que Jesús se vació, se despojó de si mismo.
Aquí no sólo vemos a Jesús que hace su obra, sino que se pone como modelo de seguimiento para los cristianos. Ese aspecto de seguimiento radical de Jesús es lo que queremos reflejar”.
El CTK es un proyecto que está vinculado a la iglesia menonita o anabautista, lo que no le quita apertura, ya que tienen alumnos de diferentes denominaciones y contextos.
“El énfasis propio está en nuestro deseo de estar al servicio de las iglesias, del pueblo de Dios, y no sólo de los líderes. Es un énfasis típico anabautista, pero algo que también muchos comparten”, explica González.
Además,
González recuerda la importancia de los planteamientos anabautistas en la historia del cristianismo. “Cosas que en principio fueron rechazadas, como por ejemplo, la importancia del encuentro personal con Cristo -que en el XVI a algunos le sonaba a mística-, o la importancia del seguimiento de Cristo, la importancia de la comunidad, el pacifismo de Jesús, o la importancia de los dones del Espíritu Santo... Son conceptos que han ido calando hasta ser patrimonio del cristianismo evangélico y que fueron novedades anabautistas”, explica el director del Centro.
“Ciertas teologías protestantes típicas -opina González- como pueden ser las grandes síntesis doctrinales del XVI, o el fundamentalismo o el liberalismo, en la actualidad pasan por un cierto agotamiento; y
hay un deseo de renovación, de elaborar teologías más frescas, más bíblicas”.
En ese sentido enfatizan en el CTK el regreso al texto bíblico, el seguimiento de Jesús, y el impacto que esto tiene en la vida del creyente, de forma integral.
“El cristianismo tiene mucho que decir en nuestro tiempo”, dice González. “En este mundo convulso y de crisis, si lo hacemos desde una voluntad de renovarnos, de volver a las fuentes, el mensaje de Jesús tiene una gran actualidad. Estamos en diálogo con la sociedad, buscando caminos en los que los cristianos podemos servir. Servimos mejor cuando somos radicalmente cristianos”.
CONTACTO CON LA ACTUALIDAD
En el CTK hacen un esfuerzo por mantenerse atentos al contexto cultural, social, político y económico en el que se mueven los creyentes. Cuenta Sergio Rosell cómo han abierto hace poco “un foro sobre la crisis”, pero no sólo para teorizar, sino para
dar “propuestas prácticas de cómo ser parte de la solución y no sólo parte de la crítica”.
Dice Rosell que “la iglesia puede ser voz profética allí donde está, a nivel de comunidad, a nivel de parroquia.
Los estudiantes se están planteando cómo hacer el seguimiento de Jesús algo vivo, algo real en su día a día; integrar la vida cristiana con la vida diaria, no como si fuera un aspecto de la vida más, sino que sean iglesia en donde están. Este es un mensaje renovador que debemos encarnar”.
PROFESORADO CUALIFICADO
@MULT#DER#53538@Entre los aspectos cuidados del CTK se encuentra el profesorado, formado por un cuadro de profesores variado y cualificado, entre ellos personas como Dionisio Byler, Agustín Melquizo, Julián Melado, Natan Moser, o Jose Luis Suárez García.
Para el director del centro contar con este elenco es una garantía “de dar lo mejor al pueblo de Dios;
buscamos unir la calidad académica con la seriedad y la multiplicidad de enfoques. Tenemos profesores que vienen de trayectorias teológicas diversas que pueden aportar su experiencia. No queremos profesores que vengan a imponer ideas, sino a servir con la idea de encontrar al creyente y ayudarle a caminar como cristiano”, dice González.
UNA EXPERIENCIA POSITIVA
Tras terminar el primer curso, ambos profesores hacen una valoración positiva del mismo, destacando la entrega de los alumnos. “El motor que nos da vida y nos ayuda es ver la solicitud de los estudiantes; tenemos algunos que vienen desde Córdoba para estar en el centro donde se dan los cursos (en Madrid).
Ha sido un año muy bueno; hemos notado que tienen hambre y sed. Quieren integrar el conocimiento en su vida diaria”, cuenta González.
“Hemos conseguido un núcleo de estudiantes muy fieles, con ganas de compartir y llevar a cabo cosas comunes. Comer juntos también nos ha ayudado a hablar no sólo de lo académico, sino de lo personal, de la vida de fe”, concluye González, esperando que más personas quieran unirse a la experiencia de formación académica y, sobre todo, vivencial, que surge de un cristianismo radical.
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