Ante las medidas anunciadas el pasado 11 de julio por el gobierno español ante el Congreso, en respuesta a la dramática situación de déficit en las cuentas públicas, la Alianza Evangélica Española (AEE) ha hecho público un Comunicado.
No le cabe duda de “la grave situación de nuestro país”, ante la recesión económica, la tasa de paro, la persistente desconfianza de los inversores, la existencia de un sistema financiero sometido a la escrutadora revisión externa “por la evidente falsedad en las cifras publicadas por muchas de las entidades”, lo que ha llevado a “una dependencia agónica de los fondos y medidas europeas” y a una deuda pública “que ningún inversor está dispuesto a adquirir, si no es a precios imposibles de pagar”.
Partiendo de esta situación de necesidad,
entiende que es un deber de los ciudadanos –“y más como cristianos”-
analizar el enfoque y objetivo de tales medidas, así como “los principios éticos que denotan las actitudes, prioridades y argumentaciones que llevan a tales decisiones”.
CARGANDO A LOS DÉBILES
En este sentido, entiende la AEE que en los últimos dos años y medio, la gestión de la crisis
en todas las medidas adoptadas ha reproducido un mismo enfoque: “cargar el esfuerzo en la parte más débil y desprotegida de la sociedad”.
En este sentido cita “la rebaja –cuando no la supresión directa- de las ayudas a parados y dependientes. Las sucesivas subidas del IVA, que empobrecen aún más a la población con menos recursos, por la propia naturaleza del impuesto. La progresiva disminución de recursos en la atención sanitaria pública, que ha disparado las listas de espera y disminuido el grado de eficiencia. Las congelaciones y reducciones de pensiones, que añaden vulnerabilidad a cientos de miles de ancianos muchos en situaciones límites o precarias. Las reiteradas mutilaciones salariales y de condiciones laborales a los funcionarios…” enfatizando que en todas esas medidas han participado –“por pasividad o activamente con su refrendo- prácticamente todas las fuerzas políticas casi sin distinción”.
DESCONFIANZA EN LA CLASE POLÍTICA
La nota de la AEE entiende que “
lo auténticamente dramático es el sentimiento, cada vez más arraigado en la población, de estar sufriendo estas medidas por la irresponsabilidad de una casta política que vive alejada y de espaldas al pueblo al que debería servir”.
“Un país lo que
difícilmente puede entender, asumir y sufrir, es la permanente falta de ética en el ejercicio de la función pública por los gobernantes. Porque en su ejercicio del poder vienen abusando constantemente de los fondos públicos a su alcance, con su permanente e irresponsable recurso al endeudamiento, permitiendo que muchas administraciones deban miles de millones de euros por compras y servicios nunca pagados o utilizados”. Considera la AEE que “se han instalado en la hipocresía y la falacia, descalificando hoy al contrario para mañana hacer exactamente lo mismo (..) El problema está instalado en nuestro propio estilo de vivir y ejercer la democracia”.
CULTURA DEL SOBORNO
“Vivimos una cultura de soborno político permanente”, explican, recordando una de las instrucciones de orden social para Israel en tiempos de Moisés, “de tremenda actualidad para nuestro presente como nación: ‘
No tomes soborno, porque el soborno ciega la sabiduría y pervierte la justicia’ (Deuteronomio 16:19).
En nuestro país hemos institucionalizado el soborno como forma propia de gobierno y administración de los asuntos públicos”.
Consideran que este soborno se constata en “la proliferación de cargos de confianza política, multiplicados por miles en todo tipo de administraciones, organismos y empresas públicas. Cargos que suponen miles de millones de euros anuales, pero que nadie siquiera cuestiona. Para nuestros políticos parece más fácil recortar prestaciones y coberturas sociales a los más desprotegidos, antes que perder todos esos destinos, con los que poder usar el dinero público para sostener a los ingentes cuadros de los partidos políticos.
Soborno es un sistema parlamentario, autonómico y municipal que impide el voto personal en conciencia, obligados todos a la disciplina partidaria bajo la sanción económica y al “no salir en la foto”.
Ese soborno institucional como modelo de ejercer la función pública es el que nos ha llevado a la actual situación, en la que los políticos muestran serias carencias de responsabilidad política y moral frente a la sociedad, expresan, con la seguridad de que sus compañeros cubrirán, justificarán y aún premiarán su proceder (el partido que esté libre de este pecado, que tire la primera piedra). Esa carencia ética, recuerdan, es la que permite que el consejo de administración de la segunda caja de ahorros firmase unos falsos beneficios, para finalmente descubrir unas pérdidas de unos 25.000 millones (consejo formado por representantes del PP, PSOE, IU, sindicatos y organizaciones empresariales, todos ellos responsables con sus firmas). Por todo ello, “
España es uno de los países que más políticos tiene por número de habitantes del mundo y esto se ha constituido en la práctica habitual para que los partidos financien y sostengan a sus propios cuadros, convirtiéndose la clase política en una institución en sí misma, que parece tener por principal finalidad el perpetuarse”.
Añaden a la lista de “sobornos” de la vida política española el mantener una deplorable disciplina presupuestaria en muchas autonomías y gobiernos locales, mientras esas mismas administraciones recortan prestaciones sociales a la población. Favorecer amnistías fiscales para los defraudadores (repetidas por los dos partidos mayoritarios en sus gobiernos) mientras se penaliza a quienes cumplen la ley. Mantener subvenciones por decenas de miles de millones a actividades privadas, que deberían ser sufragadas por sus seguidores (partidos políticos, sindicatos, Iglesia Católica), mientras se recorta el gasto en educación, investigación, sanidad y lucha contra la pobreza.
LA PRINCIPAL REFORMA NECESARIA
Terminan afirmando que “España necesita profundas y drásticas reformas estructurales, pero sin duda la más necesaria tiene que ver con el modo en que nuestros políticos entienden la función pública”.
“Si no les mueve a recapacitar el temor de Dios, esperemos que al menos lo haga la gravedad de la servidumbre de su pueblo”, firman el Comunicado Amable Morales (Presidente), Jaume Llenas (Secretario general), X. Manuel Suárez (Vicepresidente) y Pedro Tarquis (Portavoz).
COMUNICADO ÍNTEGRO
Pueden leer aquí el
Comunicado completo de la Alianza Evangélica Española.
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