El acto empezó y concluyó con aplausos y el rezo de un padrenuestro y tres avemarías. En primera fila escucharon -y aplaudieron- el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo; la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, y el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica.
"Ha sido el discurso del cardenal Rouco. La comunión con Roma es plena", subrayaba, eufórico, un portavoz episcopal poco antes de dirigirse a la embajada del Vaticano en Madrid, donde Bertone almorzó en compañía de más de medio centenar de obispos. A la caída de la tarde, voló de regreso a Roma.
El secretario de Estado había venido a España, en "visita privada", para pronunciar esa conferencia, invitado por Rouco, pero desarrolló dos días antes una intensa actividad diplomática, con encuentros de trabajo y un almuerzo junto el Rey, el presidente Rodríguez Zapatero, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
(
Puede leer aquí el artículo del político protestante X. Manuel Suárez al respecto, titulado “Gopierno y Vaticano, en misa y repicando”.)
VATICANO: DERECHO DE LOS PADRES A EDUCACIÓN DE SUS HIJOS
Rouco no erró cuando planificó en Roma este viaje, pese al intento del Gobierno por acapararlo. Los obispos parecían de fiesta después de escuchar a Bertone. Nunca antes la conmemoración de un aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos habrá sido tan celebrada por los prelados, después de escuchar, arrobados, a su superior jerárquico. Segundo del papa Ratzinger también cuando éste presidió la Congregación para la Doctrina de la Fe, Bertone les hizo un repaso de altura, punto por punto, de la doctrina de su iglesia, dejando claro, con contundencia, el pleno respaldo del Vaticano a las posiciones del episcopado español frente al Ejecutivo.
El primer párrafo de la conferencia, tras los saludos de rigor, dejó ya claro el principio de la primacía, tan caro al cardenal Rouco. "Cuando la Iglesia habla de derechos humanos no se olvida de fundarlos en Dios. Esos derechos están por encima de la política y también por encima del Estado-nación", proclamó.
Leída en castellano, no fue una conferencia larga, pero lo suficiente para abordar todos los asuntos calientes en la actualidad política española. Sobre la legalización del aborto dijo: "Es una clara violación del orden de la creación". También antepuso la moral católica a los avances de la ciencia en materias como la genética. "Las nuevas fronteras de la bioética no imponen una elección entre la ciencia y la moral, sino que exigen un uso moral de la ciencia", sostuvo.
Sobre la
legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, que la Iglesia católica española tachó hace dos años como lo más horrible que le había ocurrido en sus veinte siglos de historia, afirmó: "La vida familiar está fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer, unidos por un vínculo indisoluble". Igual de tajantes fueron sus referencias a la educación, que sonaron a condena sin paliativos de la asignatura Educación para la Ciudadanía y en defensa del derecho a objetarla. "Son los padres a quienes compete por derecho natural la tarea educativa; Se debe respetar su derecho a elegir la educación para sus hijos".
En la capital del Estado cuyos dirigentes actuales aparecen ante Roma como los abanderados del laicismo y el relativismo, Bertone también fue contundente. "Querer imponer una fe o una religiosidad estrictamente privada es buscar una caricatura del hecho religioso y una injerencia en los derechos de las personas a vivir sus convicciones religiosas como deseen o como éstas se lo demanden. No es expresión de laicidad, sino su degeneración en laicismo, la hostilidad contra cualquier forma de relevancia política y cultural de la religión; en particular, contra la presencia de todo símbolo religioso en las instituciones públicas".
Pese a reconocer que
el presidente Zapatero le había garantizado en su encuentro que no habrá cambios en el privilegiado trato que España dispensa al Estado del Vaticano, Bertone reafirmó la teoría en que se basan esas prebendas, incluso las económicas. "Frecuentemente el principio de igualdad es entendido como uniformidad de tratamiento jurídico. No es una interpretación correcta: el principio de igualdad se vulnera si se tratan situaciones iguales de modo diverso, pero también si se tratan situaciones diversas de igual manera", sentenció el primer cardenal del Vaticano.
DE LA VEGA: ACTITUD DIALOGANTE DEL GOBIERNO “NO SE HA VISTO CORRESPONDIDA” POR EPISCOPADO ESPAÑOL
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, transmitió una imagen de normalidad en sus relaciones con la Iglesia católica, aunque matizó que los contactos con el Vaticano y la Conferencia Episcopal "se mueven en ámbitos distintos" porque son "de distinta naturaleza". Sin embargo, lamentó que el talante “respetuoso y dialogante” del Ejecutivo “no se ha visto correspondido” desde la Conferencia Episcopal.
Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, De la Vega aseguró que la visita del secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone, ha puesto de manifiesto que las relaciones con el Ejecutivo español son "fluidas y coordiales".
La vicepresidente recordó su posición de que "las iglesias tienen todo el derecho a intervenir en la deliberación democrática pero es a los gobiernos a quienes les corresponde aprobar las leyes", y subrayó que el Gobierno piensa mantener una posición de "respeto en la diferencia y lealtad en la discrepancia", consciente de que comparte con el Vaticano "temas comunes" como el respeto de los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y la apuesta por el desarrollo de África e Iberoamérica.
No obstante, De la Vega admitió que "la discrepancia existe" en diversos asuntos, aunque en ningún momento de la rueda de prensa citó expresamente las diferencias de criterio sobre el aborto, los matrimonios homosexuales y la asignatura de Educación para la Ciudadanía. "Hemos hablado de todos los temas y en esos temas se ha puesto de manifiesto la discrepancia y que en otros hay espacio para el diálogo y el acuerdo", recalcó.
Finalmente, De la Vega garantizó que esta línea de diálogo con la Iglesia católica va a mantenerse durante toda la legislatura, igual que, según dijo, ocurrió en la segunda mitad de la legislatura anterior.
¿’PAPA DE ESPAÑA’ O PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL?
La relación del cardenal Rouco Varela con Roma es compleja. Amigo personal del Papa Joseph Ratzinger (con quien compartió estudios en Munich y al que suele dirigirse en alemán), el tres veces presidente de la Conferencia Episcopal tiende a actuar como líder indiscutido del catolicismo en España; como Papa de España, por utilizar la expresión que, con gran entrega y entusiasmo, le dedicó hace unos años un diario madrileño. Y un Papa de España en línea directa con el Papa de Roma está abocado a tener sus más y sus menos con la poderosa curia vaticana.
En el catolicismo (universal por definición) no existen iglesias autocéfalas, y cualquier tentación excesivamente nacional es observada con recelo por Roma desde el cisma inglés de 1531 y la condena del galicanismo (tendencia separatista de la Iglesia de Francia que cristalizó en 1620 bajo el reinado de Luis XIV). Siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), Ratzinger tomó sus precauciones y limitó en 1998 la capacidad de las conferencias episcopales nacionales para pronunciarse sobre temas directamente referidos a la doctrina.
En este sentido, la visita de Estado del cardenal Bertone viene a subrayar que el gobierno vaticano no renuncia a tener un papel preeminente en las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado español. No habrá a lo largo de la visita ningún gesto o palabra que pueda ser interpretada como una desautorización de Rouco Varela, pero el orden jerárquico quedará claro.
ZAPATERO SIGUE SIENDO REFERENCIA INQUIETANTE PARA ROMA
¿Es menos duro el Vaticano que el episcopado español con relación al Gobierno Zapatero? En apariencia, sí; en el fondo, no.
Para el Vaticano, la política laicista de Zapatero sigue siendo una referencia inquietante, por sí misma y por su influencia en el resto de Europa y en Latinoamérica. Existe en el Vaticano la convicción de que España ha devenido un problema serio y complejo. El Gobierno del PSOE ha dado a la Iglesia católica uno de los mejores sistemas de financiación con que cuenta en Europa (donación voluntaria del 0,7% del IRPF) y a la vez ha roto esquemas impensables en la vieja reserva espiritual de Occidente.
Roma, sin embargo, no comparte la pasión hispánica por el choque del carnero, el combate frontal y sin cuartel. Benedicto XVI así lo demostró en su visita a Valencia en julio del 2006, en la que dominó la cordialidad y la moderación. En abril del año pasado, el Papa pidió de manera expresa a los obispos españoles que fuesen más inteligentes y dúctiles en sus relaciones con el Gobierno. En la misma longitud de onda están la mayoría de las órdenes y congregaciones religiosas (el cardenal Bertone es salesiano), partidarias del pacto en la asignatura de educación para la ciudadanía. También el Opus Dei apuesta por la moderación.
Rouco escucha, pero aún mantiene en su puesto a los almuecines de la Cope, cuya agresividad ha sido repudiada por la gran mayoría de los obispos. El Papa de España parece querer ganar tiempo, a la espera de ver qué ocurre en el Partido Popular. Las relaciones entre Rouco y Mariano Rajoy están rotas. No se hablan.
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