José Cardona recibió el alta hospitalaria esta semana

Su esposa, Amparo, y su hija, Elisabet, están junto a él permanentemente. José Cardona, de 88 años, se mantiene en perfecta situación de consciencia y lucidez, habiendo manifestado a esta redacción este pasado 25 de noviembre que “espera en Dios y confía en él”.

Por su parte Amparo refiere que lleva “toda la vida con él”, y que no sabe estar sino a su lado cuidándole. Y no es exageración: son 65 años desde que se conocieron, en los que su cariño es evidente que -como el buen vino- ha madurado.

Dada su edad y su delicado estado de salud, los cirujanos desestimaron la intervención, e iniciaron un tratamiento antibiótico que fue efectivo, por lo que decidieron darle de alta esta semana (el martes 28 de noviembre) para completarlo en su domicilio. Aún su situación es delicada. Los dolores de Cardona, aunque inicialmente eran intensos, están controlados con los analgésicos que está recibiendo.

CARTA DE SU HIJA
Elisabet Cardona, hija de José Cardona, envió una carta (por correo electrónico) a Manuel Molares el pasado 22 de noviembre, en la que anunciaba el ingreso de su padre y rogaba “que oren mucho por nosotros y en especial por él pues está sufriendo bastante”.

Estamos seguros que las oraciones se han elevado, y (unos creerán que sólo por la medicina, y otros que Dios es quien obra a través de ellas) el hecho es que ha mejorado de una situación de gravedad a otra en la que no está todo hecho, pero ha experimentado una gran mejoría.

BIOGRAFÍA
José Cardona Gregori nació en Denia (Alicante), en 1918. Sus primeros pasos espirituales los dió en la iglesia bautista, donde fue pastor y luego Secretario de la Unión Evangélica Bautista Española (UEBE) y Presidente de su Comisión Jurídica.

Tras este periodo pasó a ser Secretario Ejecutivo de la Comisión de Defensa Evangélica (CDE) y de su sucesora, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas (FEREDE, interlocutora legal ante el Estado), durante el período comprendido entre los años 1958 a 1995.

Goza del cariño y el reconocimiento del pueblo evangélico español por la pasión y compromiso con que luchó por la libertad religiosa en España -y por los derechos de los cristianos evangélicos, en tiempos difíciles, de profunda discriminación e intolerancia.