En la mañana del martes el programa de actualidad
'Para Todos La 2' dedicó sus primeros minutos a presentar un
debate sobre la figura histórica de Lutero, en el que participaron el historiador y escritor evangélico Mario Escobar, junto a Ignasi Fernández, profesor de Historia Moderna de la Facultad Autónoma de Barcelona.
En la conversación, ambos contertulios fueron explicando la situación social y política en la que se desarrolló la Reforma, centrándose en la figura de Martín Lutero, el monje agustino considerado el iniciador del movimiento en el siglo XVI.
No en vano
se celebra cada 31 de octubre el día de la Reforma, ya que fue ese día cuando Lutero clavó las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittemberg, denunciando la práctica de la Iglesia Católica de la venta de indulgencias para conseguir el perdón de pecados.
Una Iglesia Católica en la que
su jerarquía se había amoldado a las formas feudales, “alejándose mucho de las enseñanzas primitivas de Jesús de Nazaret”, decía Mario Escobar. “El lujo, la avaricia y la política habían sustituido al mensaje de esperanza y consuelo” característico de Jesús.
Ignasi Fernández concuerda con este retrato de una institución “con luces y sombras”.
“Había una implicación muy grande de las altas jerarquías en asuntos políticos, y por tanto los abades, obispos y el Papa eran más vistos como señores feudales que como autoridades espirituales”, explicaba el profesor de la UAB, que recordó que la reforma de Lutero “no nace de la nada”, sino que ya desde el siglo XV “se producen llamadas desde varios grupos y teólogos a una reforma” de la iglesia. Pero estas llamadas de atención “no encontraron una respuesta práctica más que iniciativas muy limitadas”.
LAS INDULGENCIAS
Según ambos historiadores la práctica de las indulgencias había derivado a una “compraventa” de la salvación del alma, “el asunto más importante en la sociedad del siglo XVI”, explica Fernández.
Las indulgencias eran vendidas por la Iglesia Católica que en aquellos momentos afrontaba grandiosas reformas arquitectónicas en el Vaticano. De hecho Lutero visita Roma y se sorprende al ver esta práctica, pero cuando se rebela contra ella es cuando la venta de indulgencias llega a su ciudad, a Wittemberg. “Ve que a la gente pobre que casi no tiene nada se le venden estas indulgencias, algo que no servía”, dice Escobar.
Pero
Lutero se oponía, sobre todo, porque había descubierto en la Biblia algo que cambiaría su vida.
EL REGALO DE LA SALVACIÓN
El teólogo alemán de Wittemberg fue una persona preocupada por la culpa, por querer llegar a obtener la salvación ante Dios. Para él fue tremendo descubrir el concepto de la fe que salva
. “Descubre que la salvación es gratuita, que es por gracia, que no se debe comprar ni comerciar”, dice Escobar.
El estudio de diferentes pasajes de la Escritura llevaron a Martín Lutero a encontrar la paz que tanto buscaba. Porque entiende que
“la justicia no se puede ganar por méritos propios porque Cristo hizo ese sacrificio en la cruz por ti y tienes acceso a la salvación directamente. Eso le revoluciona la vida”.
Por eso, E
scobar considera a Lutero no sólo un hombre que se opone a los abusos de la Iglesia Católica, sino sobre todo “un hombre a favor de dar una buena noticia a esa sociedad que está tan obsesionada con la salvación y que no la alcanza”.
Ignasi Fernández concuerda con que Lutero choca contra la doctrina de las indulgencias y contra cualquier otra obra que se quiera hacer para obtener la salvación,
“porque ve que la salvación del alma no depende de una obra que uno haga, sino sólo de la fe en Jesucristo. A partir de ahí se conforma un alejamiento bastante rápido de la Iglesia Católica que finalmente dará lugar a otra confesión”.
LA TRADUCCIÓN DE LA BIBLIA
Un punto clave en la extensión de las ideas de Lutero será
la imprenta, que ayudó a difundir sus escritos y discursos por toda Europa. Pero además,
Lutero tradujo la Biblia al alemán popular. Lo hace porque quiere que la gente pueda acercarse por sí misma a los textos, que entonces no se encontraban más que en un latín que pocos entendían.
Mario Escobar explica que
Lutero entiende “que pueden matar a un Lutero, pero no pueden matar a un millón. El piensa que si la gente puede ver la verdad por sus propios medios, en su lengua natural, llegarán a entender esta verdad que él entendió”. Por eso se esfuerza no sólo en traducir, sino en usar un lenguaje muy popular, “aún yendo casi de incógnito a los mercados para escuchar las expresiones coloquiales de la gente”.
El historiador evangélico apunta que la Reforma además trajo
un avance importante al popularizar la alfabetización, ya que invita a cada creyente a leer por sí mismo las Escrituras.
RUPTURA CON LA IGLESIA CATÓLICA
Las consecuencias de la acción de Lutero tienen su eco hasta hoy. Pero Lutero no pretendía romper la Iglesia Católica, en opinión de ambos expertos.
“Lutero tenía la idea de reformar excesos, pero también la doctrina. El veía que el problema (en la Iglesia Católica) era la doctrina basada en la escolástica, en Aristóteles, una teología que llevaba a una enseñanza de la fe que estaba en contra de lo que él creía. Cambiar la teología es lo que muchos no quisieron cambiar”.
Ignasi Fernández considera que Lutero quería que la Iglesia volviese “a una forma más evangélica, más apostólica, de retorno a los orígenes”. Pero la Iglesia Católica no reaccionó a tiempo, “no hubo una percepción clara del desafío que planteaba a la Iglesia Católica. Y cuando la Iglesia reacciona intentando plantar terrenos de entendimiento, no hubo voluntad de llegar a un acuerdo. Así se llegó a la división”.
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Para Todos La 2 - Debate: Martin Lutero
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