“El mundo del fútbol tendrá que cambiar”

El escándalo de corrupción en la FIFA sigue abierto. La renuncia de Blatter podría dar comienzo a un período nuevo en la entidad donde se impone una renovación.

La FIFA está bajo investigación del FBI y las sospechas recaen sobre los principales directivos en los últimos quince años de la Federación internacional.

Esteban Lozano, periodista y director del programa deportivo de radio “La Hora D”, nos explica cómo el cambio en el fútbol pasa por un mayor control judicial en las federaciones, que tendrán que avanzar en transparencia.

Pregunta. La renuncia de Blatter, nada más ser reelegido, ¿crees que podría abrir un período nuevo, más limpio, en el mundo del fútbol profesional?

Respuesta. Abre un período nuevo, de eso no hay duda. Iba a por su quinto mandato y llevaba 40 años dentro de la FIFA en diversas funciones…Nuevo será, desde luego. Y pienso que más limpio, no tanto por confianza en los restantes dirigentes del fútbol sino porque parece que se aplicarán mecanismos de control al fútbol. Durante décadas, parecía que la FIFA era un Estado soberano con sus propias reglas donde ninguna instancia internacional podía controlar su buen funcionamiento. Llevamos años escuchando sobre acciones dudosas dentro de ella y por fin, gracias a Suiza y sobre todo, al FBI, el mundo del fútbol se ve forzado a cambiar. Es vergonzoso para Europa (y para el resto) que tenga que venir un país con tan poca tradición futbolística a poner orden en la casa.

P. Estos días se habla de corrupción en la concesión de sedes, de árbitros... ¿Crees que el negocio del fútbol ha acabado devorando al deporte?

R. Si te refieres a si ha devorado al deporte del fútbol, desde luego que sí. La FIFA, la UEFA y las distintas confederaciones regionales buscan el dinero por encima de todo lo demás. Solo así se entiende que ganara Catar la elección al Mundial 2022. Claro, ese país ponía mucho dinero encima de la mesa. Hasta el punto de que se le eligió cuando en verano, allí hacen unas temperaturas insoportables para la práctica del fútbol. Como a posteriori, se entendió que sería imposible, se llevó la fecha a finales de noviembre, lo cual complica la vida a muchas ligas, principalmente europeas. Está bien que puedan albergar un mundial aunque haya que variar las fechas, pero cuando el criterio es el dinero, dicha decisión pierde cualidad moral.

Esteban Lozano.

 Otro ejemplo es el reparto de los beneficios por los derechos audiovisuales del fútbol. Durante años, Real Madrid y Barcelona se resistieron a ceder parte de sus beneficios para crear una Liga más igualada y solo cuando se les garantizó un reparto más equitativo pero sin perder ganancias, accedieron a esa venta conjunta. También el conjunto de los equipos, no han tenido demasiado en cuenta la crisis económica de este país en el precio de las entradas, para no perder ingresos, cuando en Alemania cuestan la mitad y sus ciudadanos tienen muchos más dinero en el bolsillo que nosotros. Efectivamente, el negocio se impone a las aficiones y al deporte en sí mismo.

P. ¿Qué piensas que debería cambiar en el mundo del fútbol? ¿Hay otros deportes de los que se podría aprender?

R. Bueno, principalmente, creo que la FIFA, la UEFA y las distintas confederaciones regionales tendrían que estar bajo el control de la justicia. Eso ya sería un avance. Los futuros mandatarios quizá no sean superiores moralmente a Blatter, Villar y compañía, pero como todos, cuando piensas que te pueden descubrir, te quitas de ciertas cosas. Así que el control hará una diferencia importante.

En cuanto a que el fútbol vuelva a ser más deporte que negocio…no lo veo. Creo que es insalvable y que el factor económico primará sobre todo lo demás. Hasta se escuchan voces que piden una Champions League de 64 equipos, lo cual no generará espectáculo, salvo que a alguien le guste ver partidos que acaban 5-0. La base de las decisiones es el dinero y no creo que cambie en un futuro próximo. Tampoco en otros deportes prima otra cosa, la diferencia es que no generan tanto dinero. Los tenistas y ciclistas, por ejemplo, piden calendarios menos exigentes o etapas con menos kilometraje, pero claro, eso va en detrimento del beneficio económico para los organizadores y equipos.