Los científicos registran el mayor deshielo estival en el Ártico desde 1979

Para explicar este fenómeno, científicos de Estados Unidos apuntan a una combinación de fluctuaciones naturales pero también a circunstancias no temporales como el impacto del efecto invernadero y la acumulación de partículas de hollín en el aire.

William L. Chapman, especialista de la Universidad de Illinois Urbana ha confirmado sus temores de que el deshielo resulte irreversible.

PULSO INTERNACIONAL
Este fenómeno de progresiva apertura del Ártico explica el interesado pulso internacional que enfrenta a Rusia, Estados Unidos, Canadá, Noruega y Dinamarca con sus respectivas reclamaciones de soberanía. Una especie de "guerra deshelada" donde se juega el control sobre posibles rutas de navegación y la explotación de sospechados recursos naturales en forma de multimillonarios depósitos de petróleo, gas, diamantes y metales.

Como consecuencia del deshielo ártico se plantea la apertura del llamado "paso del noroeste", conjunto de estrechos que por encima del continente americano comunican el océano Atlántico y el océano Pacífico. Sin que falten estimaciones de que este "atajo" pueda quedar abierto a la navegación en cuestión de quince años. Lo que plantearía una atractiva alternativa mucho más corta a las rutas comerciales que a través del canal unen América y Asia, con un ahorro de 6.500 kilómetros de travesía.

RECURSOS NATURALES
Por estimaciones, se atribuye al Ártico hasta un 25 por ciento de los yacimientos de petróleo y gas no descubiertos en el mundo, cuya explotación empezaría a ser viable por la demanda de combustibles fósiles.

Para hacer valer sus derechos, el gobierno canadiense ha decidido invertir más de dos millones de euros en la construcción de una flota de guardacostas capaces de operar en el hielo ártico. También se espera que ultime el proyecto para construir un puerto en la región, además de reclamar la soberanía sobre el disputado islote de Hans, a la entrada del paso del noroeste.

En estos afanes, Rusia exige más de la zona económica de doscientas millas náuticas al norte de su territorio admitida por la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar. Argumentando que tiene miles de km. cuadrados conectados a su plataforma continental.

La posición de Estados Unidos se ve complicada especialmente por el hecho no figurar como país signatario de la Convención sobre el Derecho del Mar a causa de la reiterada negativa del Congreso federal a ratificar ese tratado. Lo que entre otras cosas impide a Washington plantear formalmente objeciones en el marco de Naciones Unidas a las reclamaciones efectuadas por Rusia.