España se mantiene entre los países más machistas de la Unión Europea

Las mujeres españolas tienen mejor formación que los hombres, pasan más tiempo en su puesto de trabajo y dedican más horas al mantenimiento de sus hogares y sus familias que sus parejas masculinas. Sin embargo, ganan menos y sufren las peores tasas de desempleo.

BRUSELAS 13 DE MARZO DE 2006 23:00 h

La oficina estadística de la Comisión Europea (Eurostat) ha hecho público un estudio sobre la forma y la calidad de vida de las mujeres y los hombres de Europa, que deja a España con los peores índices de discriminación.

MERCADO LABORAL
El 68% de las mujeres de entre 20 y 24 años han completado sus estudios secundarios, frente al 55% de los hombres de esas edades. Eso significa que las españolas están mejor preparadas para acceder al mercado laboral, en el que deberían ser mayoría, y en el que deberían poder desarrollarse en pie de igualdad con los varones. Nada más lejos de la realidad.

El desempleo masculino español está bajo la media europea (6,6%), pero el femenino lo supera con un 11%, una situación similar a la de la tasa de empleo (75% en los hombres y 51% en las mujeres) y el índice de contratos temporales (los sufren el 33% de las trabajadoras y el 7% de los trabajadores). En los salarios y la promoción profesional las españolas cobran un 15% menos que los varones, y ocupan el 32% de los puestos de responsabilidad.

EN CASA
En el hogar, nos encontramos con un desigual reparto del tiempo que cada miembro de las parejas de distinto sexo dedica a las tareas familiares. En España, las mujeres destinan el 42% a planchar, lavar los platos y limpiar la casa, mientras que esas tareas apenas ocupan el 18% de las horas de los hombres. En cambio, son los varones los que más tiempo emplean en hacer compras: el 20%, frente al 13% de sus compañeras.

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Raul

02/04/2011

16:32 h

Y todavía hablan orgullosos de las cuotas de género, discriminación positiva y políticas feminazis; me corto una mano, si esas aberraciones tan injustas y estúpidas, no terminan generando un rebote aún incalculado, sin contar un incremento espantoso de misogínia. De cualquier modo el problema como yo lo veo, sería que ya desde hace muchos años no se promueve que cada uno en la pareja haga su parte como dios manda y con orgullo; el hombre es el que tendría que asumir la responsabilidad de desvivirse si es necesario en el trabajo, aún en contra de su conveniencia o deseos, y eso no debería ser una presión de la que tuviera que hacerse cargo la mujer; pero claro que como esos valores ya los