Más de 5.000 caravanas y un lugar de encuentro en “la carpa más grande de Europa”. Estas son dos de las características que identifican fácilmente la gran concentración de cristianos evangélicos romaníes que ha tenido lugar en Francia (que se describen a sí mismos como voyageurs, viajeros), entre el 3 y el 10 de septiembre, en un antiguo aeródromo de la OTAN cerca de la frontera con Alemania.

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Grostenquin, un pueblo de solo 600 habitantes cerca de Metz, ha sido testigo de la llegada de entre 25.000 y 35.000 personas, en miles de autocaravanas, para asistir al festival anual ‘Vie et Lumière’ (Vida y luz).

“Es un momento que esperábamos desde hace meses”, ha declarado el pastor Gérard Lacroix a la agencia de noticias AFP. “Hoy estamos muy contentos de estar aquí”, ha añadido. Uno de los momentos culminantes de este año ha sido la utilización por primera vez de la “catedral de lona”, una nueva carpa amarilla y azul para “reunirnos para cantar nuestra fe y escuchar la Palabra de Dios”, ha explicado Lacroix. Estos días muchos han sido también bautizados por inmersión como expresión pública de su compromiso de seguir a Jesucristo.

Una gran presencia evangélica desde los años 50

El movimiento, oficialmente denominado Misión Evangélica de los Gitanos de Francia, tiene una gran presencia en el país y forma a cientos de pastores. Fundada por Clement Le Cossec a principios de los años 50, ‘Vie et Lumière’ envía actualmente misioneros a Hungría, Rusia y países de Asia Central.

De credo evangélico pentecostal, la unión, de más de 300 iglesias, es el mayor grupo evangélico de Francia, según la Federación Protestante Francesa (FPF, por sus siglas en francés), de la que es organización miembro.

¿No son bienvenidos?

Los alcaldes de la región protestaron en 2015 y 2017 cuando ‘Vie et Lumière’ organizó este encuentro anual en la región, e incluso obtuvieron una carta del entonces primer ministro Édouard Philippe asegurándoles que ya no se celebraría en el aeródromo de Grostenquin, tal y como informa AFP.

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Este año, el alcalde del municipio, dijo: “Invito a todos los alcaldes a presentar denuncias siempre que haya algo. Y el Estado será responsable de todo lo que ocurra”, según recoge la revista La Vie. En mayo, las autoridades locales de Nevoy (al sur de Orleans) habían protestado por la superpoblación y los residuos dejados en un congreso del mismo movimiento evangélico.

Para controlar la llegada de tantos participantes, la policía declaró en rueda de prensa a principios de septiembre que había organizado un equipo especial de más de 350 agentes para garantizar “la seguridad y la salud” durante el evento, que ha durado una semana.

Sin incidentes

Una vez finalizada la concentración de 2023, cientos de personas se han dedicado a restablecer la normalidad. El pastor Joseph Charpentier, uno de los organizadores, ha declarado a France Bleu: “Limpiamos (...) Ponemos todo en su sitio para que nuestro paso no deje malos recuerdos a todos los habitantes de los pueblos que rodean la base”. Un vecino del pueblo ha confirmado que los jóvenes han estado trabajando para mantener limpio el lugar durante todos los días del festival.

Dos días después del fin oficial del festival, había un centenar de caravanas que aún no habían abandonado el recinto. Pero la policía ha confirmado que “no se produjeron hechos significativos” durante la concentración.

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